En este nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal donde destacamos a mujeres de la historia y el presente, visibilizamos la trayectoria e impacto de la gran dramaturga, quien fue autora de “La pérgola de las flores” y de más de treinta obras estrenadas.
Isidora Aguirre Tupper fue una gran dramaturga chilena del siglo XX. No solo fue una de las escritoras de obras de teatro más destacadas de su época, sino que también fundó el Teatro Experimental Popular Aficionado y puso de relieve la importancia de las mujeres en el mundo teatral.
“La pérgola de las flores” es una de sus obras más conocidas, fue estrenada en 1960, alcanzando popularidad por su musicalidad y una trama que expone el enfrentamiento entre distintos sectores sociales para evitar la demolición de “la pérgola”, el cual era el lugar de trabajo de varias personas. En medio de este conflicto, se ven representados y representadas diversidad de estudiantes, políticos, pergoleras, dueñas de casa, vendedores, entre otros, sin embargo, son las mujeres quienes toman protagonismo, ya que son ellas quienes organizan y empoderan al resto para luchar contra las injusticias.
La pasión de Isidora por el teatro la llevó más lejos: crear el Teatro Experimental Aficionado (T.E.P.A) a inicios de los años 70, el cual buscaba acercar las artes escénicas a los sectores populares y marginados, pero esta vez la estrategia fue distinta. En vez de representar las obras, su idea contemplaba realizar talleres gratuitos de actuación y escritura a la comunidad, para que fueran estos grupos de aficionados quienes montaran sus propias creaciones.
La dramaturga fue además una importante patrocinadora de la formación de varias generaciones de grupos teatrales, “no sólo como profesora, sino también como impulsora del desarrollo de la actividad teatral en provincias”, explica Memoria Chilena. Es por esto que, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal donde destacamos a mujeres de la historia y el presente, visibilizamos su trayectoria e impacto.
Nació el 22 de marzo de 1919 en Santiago. Fue hija del ingeniero Fernando Aguirre y la pintora María Tupper, su infancia y juventud estuvieron marcadas por un ambiente artístico y cultural que más tarde se convertiría en una base importante para el desarrollo de esta gran escritora.
No solo fue la tataranieta de Isidora Zegers, una de las primeras mujeres músicas en el país, sino que también fue sobrina de la escritora Ester Hunneus, mejor conocida por el seudónimo de Marcela Paz (famosa por su serie de cuentos infantiles Papelucho).
Sin duda, contar con estos referentes femeninos, crecer rodeada por figuras profesionales y tener el privilegio de vivir en una familia de clase alta, fue una ventaja que supo aprovechar para luchar por la igualdad de género desde el arte, lo cual la llevó a trascender los estándares impuestos hacia las mujeres de la época.
Mirando el mundo desde una óptica social
Tras terminar la educación escolar estudió trabajo social, se casó, y posteriormente se fue a vivir a París, donde se sumergió en el mundo teatral, tomando clases de este arte que la marcaría de por vida.
A inicios de los años 50, Isidora regresó a Chile empapada por el interés hacia las artes escénicas. Esta era su vocación, a la que se dedicaría a tiempo completo desde entonces y pondría en práctica en los grupos de teatro universitario del país. Así, se sumergió en la escritura de piezas teatrales que, con el tiempo, se fueron haciendo cada vez más profundas, llegando a develar las problemáticas sociales de los grupos más marginados de la sociedad en esa época.
Una mujer adelantada a sus tiempos
El interés de Isidora por hacer del arte un elemento generador de cambios sociales la llevó a investigar, realizando un trabajo etnográfico y documental que incluía adentrarse en los grupos que quería representar para luego plasmarlos de la forma más fiel posible. Esto la llevó a dejar de lado en más de alguna ocasión su vida personal.
“Uno siempre tiene que escoger, no es posible estar casada y dedicarse a escribir como yo lo hago. La Pérgola me costó lágrimas. Tenía que pasar días enteros en la Biblioteca buscando datos históricos, aunque esperaba a mi hija menor y me habría gustado tejer paletocitos. Pero el teatro me escogió a mí”, comenó Aguirre en 1986 en una entrevista con El Mercurio.
Con más de treinta obras estrenadas y otras inéditas, el legado de Isidora Aguirre persiste hasta el día de hoy en el mundo escénico, donde cada año sus textos vuelven a ser montados por las compañías teatrales del país. Aguirre falleció en Santiago, el 25 de febrero del 2011, a los 91 años de edad, y será recordada siempre como una adelantada a sus tiempos, no solo al visibilizar injusticias sociales que continúan vigentes en el país, sino que también al dar un espacio en el escenario a todos aquellos individuos que no tenían voz, incluyendo a las mujeres.