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Verónica Figueroa Huencho: “Las mujeres constituyentes de pueblos originarios representan una perspectiva de género que está cruzada por una violencia estatal” BRAGA

Verónica Figueroa Huencho: “Las mujeres constituyentes de pueblos originarios representan una perspectiva de género que está cruzada por una violencia estatal”

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Natalia Espinoza C
Por : Natalia Espinoza C Periodista - Contacto: braga@elmostrador.cl / (sólo wsp) Fono sección: +569 99182473
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Para la académica de la Universidad de Chile, en las demandas constitucionales de las mujeres representantes de pueblos originarios en la Convención Constitucional, habrá un elemento de interseccionalidad importante, de lo que significa no solo ser mujer, sino ser también mujer indígena. A esto, Figueroa Huencho agrega el factor pobreza, ruralidad y un escaso acceso a educación formal para poder competir en un mundo occidental que ha fijado las reglas.


Siendo Chile el primer país del mundo en poder construir una Constitución en igualdad de género y además con representación de sus pueblos originarios, ¿sabemos en qué se centran sus demandas?, ¿se hallan estas alineadas con la reivindicación de derechos de las mujeres que las organizaciones feministas abogan?

Para responder a estas consultas, El Mostrador Braga conversó con la docente de la Universidad de Chile, experta en temas indígenas y de género, Verónica Figueroa Huencho. Y es que la necesidad de dar voz a las demandas de las electas y los electos va cada día in crescendo, de hecho, recientemente la Universidad de Chile lanzó los resultados de su estudio “Demandas de los Pueblos Indígenas en Chile”, un trabajo realizado por la académica Nancy Yáñez y Salvador Millaleo, fruto de diversas entrevistas tanto a constituyentes electos(as) como a candidatos(as).

Para este proceso de redacción de una Carta Magna, son 17 las y los representantes de los pueblos indígenas que tomarán los escaños reservados y, de aquellos, 9 son mujeres. Representando al pueblo Mapuche, se encuentran la machi Francisca Linconao, además de Elisa Loncon, Natividad Llanquileo y Rosa Catrileo. El pueblo Aimara eligió a Isabella Mamani, en Rapa Nui a Tiare Aguilera, los Diaguitas a María Gabriela Calderón, el pueblo Kawashkar a Margarita Vargas y los Yaganes a Lidia González Calderón.

Según el análisis de Figueroa Huencho, es muy interesante la colectividad detrás de las propuestas que están llevando las candidatas constituyentes, ya que primero fueron construidas de manera dual. Esta mirada más colectiva, efectivamente incluye los temas de género y los derechos de las mujeres, señala la académica.

Ahí es importante considerar que la mayoría de las electas tienen una historia de liderazgo en sus respectivos territorios. Por lo tanto, “son mujeres que han debido romper con varias barreras para poder estar hoy día en la Convención Constitucional”, explica.

Según la experta, si ya para las mujeres en general es complejo disputar espacios de poder, sin duda que para estas en particular lo es mucho más, “porque el sistema está diseñado no solamente para invisibilizar, sino además para excluir a las mujeres indígenas”.

El liderazgo ancestral

Más allá de que las constituyentes tengan historias de liderazgo, y que representan distintas experiencias y a diferentes pueblos, es un hecho que todas confluyen en la necesidad de no solamente relevar las demandas más políticas de los pueblos indígenas en términos de plurinacionalidad, libre determinación y autonomía, sino también que “son mujeres que representan a pueblos que han sido violentados por el Estado, que han sufrido una violencia sistemática, representan una perspectiva de género que está cruzada por esa violencia estatal, por una resistencia incluso cultural, social, económica, que les permite hoy día estar en ese espacio”, asegura la Verónica Figueroa Huencho.

En este sentido, es importante rescatar que ellas son para sus pueblos una autoridad tradicional, respetada, una “autoridad ancestral” que se compone de una sabiduría y generosidad que serán un “privilegio para esta Convención”.

Derechos y reconocimiento: küme mogen

Küme mogen es la forma en que se nombra la idea del “buen vivir”, lo que no tiene que ver solamente con una perspectiva en torno a la salud, sino que también con un modelo de vida que los pueblos indígenas llevarán como un punto central que bañe todas las demás iniciativas.

Respecto a algunos derechos específicos, estos tienen que ver con la reivindicación que hacen las mujeres de las sabidurías, el derecho que poseen y su rol en la preservación de la memoria. También los derechos de salud sexual y reproductiva, que no se reduzca a la supervivencia de los pueblos, sino que a los derechos de las mujeres para poder decidir sobre sus propios cuerpos.

La participación efectiva en la vida política del Estado es otro punto importante destacado por la académica. “La Constitución debe identificar ciertos espacios de representación, elección, de poder, entendidos desde una perspectiva en donde el género es sujeto de interseccionalidad”, explica.

Género, interseccionalidad y sororidad

La interseccionalidad hace referencia a que un(a) sujeto(a) que es discriminado(a) puede tener varios “flancos” de discriminación, es por ello que para Figueroa Huencho es vital descolonizar los espacios, entender que hay propuestas que vienen desde las propias mujeres indígenas en sus propias realidades, que pueden ser expresadas, entendidas de manera distinta por las mujeres no indígenas.

“Yo creo que, más que exista una disputa o una batalla por ocupar o hablar del feminismo, más bien algo que va a caracterizar a la Convención es que las mujeres blancas van a dar cabida a estos espacios particulares de representación de las mujeres indígenas, quienes han sido vulneradas históricamente en todos sus derechos, no solo a vivir su propia cultura”, asevera.

Cuando hablamos de la violencia que han vivido las mujeres, sobre todo en territorios ancestrales, es un tipo de violencia bien particular. Tiene que ver con una “violencia del Estado que tiene una expresión institucional, en el sentido de cómo hay un articulado de normas, de reglas que han generado opresiones, (…) estas mujeres han sufrido de atropellos de sus derechos, estas mujeres han sufrido en sus comunidades”

Finalmente, para la académica, es ahí donde hay un elemento de la interseccionalidad, de lo que significa no solo ser mujer, sino ser también mujer indígena. Si se le agrega pobreza y ruralidad, un escaso acceso a educación formal para poder competir en un mundo occidental que ha fijado las reglas, “sin duda que es mucho más complejo”, determina.

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