Quedan pocos días para que las y los constituyentes electos realicen la primera sesión de instalación de la Convención Constitucional. A partir de ese día, se inicia la cuenta regresiva para contar con una propuesta de texto constitucional que permita superar las profundas ausencias de derechos y déficits democráticos que tiene la actual Constitución chilena, herencia de la Constitución de 1980, redactada y aprobada en el contexto de una dictadura cívico militar.
Este momento constitucional es único en muchos sentidos. Fue necesario un levantamiento popular que se expresó en el espacio público, reivindicando participación y acceso a los espacios de toma de decisiones, que trajo aparejadas violaciones a los derechos humanos, en todo el territorio, por parte de agentes del Estado, que incluyeron denuncias de homicidios, detenciones arbitrarias, personas heridas, traumas oculares, tortura, violencia sexual contra mujeres, solo por nombrar algunas.
[cita tipo=»destaque»] Un reglamento feminista que fije las reglas procedimentales para contar con una Constitución Política destinada a superar la desigualdad y discriminación en que nos encontramos las mujeres por razones de género. [/cita]
Será la primera vez, que quienes redactarán la nueva Constitución son personas elegidas a través de votación popular; a diferencia de todas aquellas constituciones que ha tenido Chile, redactadas por la élite de este país. También, por primera vez las naciones que estaban antes de la creación del Estado de Chile, tendrán a sus representantes, a través de los escaños reservados.
Por primera vez habrá una composición paritaria -única en el mundo-donde habrá 77 mujeres escribiendo el texto constitucional, rompiendo así el “pacto de caballeros” que nos dejó una y otra vez fuera de toda participación, subordinado nuestra autonomía y libertad. Detrás de este logro, están las consignas de nuestras antecesoras “Voto para las mujeres”, “Democracia en la casa y en el país”, sumadas a “Más Mujeres al Poder” y “Nada Sin Nosotras”.
Será un imperativo abordar desde las distintas perspectivas feministas las demandas en materia de derechos sexuales y reproductivos, de una vida libre de violencia, de más y mejor participación políticas, y de una de una democracia paritaria que se exprese en cada espacio donde haya poder, por nombrar algunas.
Desde los feminismos, en todas sus expresiones, hay múltiples propuestas para este nuevo marco jurídico constitucional que nos permitirá avanzar a una sociedad más justa, igualitaria, soberana, basada en el respeto y garantía de los derechos humanos. Para ello, su reglamento debe generar las condiciones que permitan que la discusión constitucional se dirija a este objetivo.
El primer paso, después de constituida la Convención será contar con un reglamento que genere las condiciones que permitan que la discusión constitucional se encamine en más y mejor democracia. Un reglamento feminista que fije las reglas procedimentales para contar con una Constitución Política destinada a superar la desigualdad y discriminación en que nos encontramos las mujeres por razones de género.
En esa línea, un conjunto de organizaciones de mujeres -de Arica a Magallanes-, elaboraron una propuesta de Reglamento Feminista cuyo objetivo es acompañar, apoyar e incidir en la Convención Constitucional, para avanzar en las propuestas que desde los distintos movimientos hemos levantado de cara al proceso constituyente.
En la propuesta de Reglamento Feminista, de la Articulación Territorial Feminista Elena Caffarena, se encuentran los contenidos indispensables que deberán aprobar quienes integran la Convención Constitucional; abordando desde los principios, estructura orgánica, comisiones, quórums en comisiones y comités, instrumentos mínimos de participación y recursos para una participación efectiva y en igualdad de condiciones. Las propuestas plasmadas en este documento hacen realidad que la nueva Constitución se escribe con nosotras y las primeras letras estarán en el Reglamento.