Un panel de expertas en urbanismo participaron en el encuentro latinoamericano de movilidades y territorios, para analizar las ciudades desde una perspectiva de género, considerando la seguridad de las mujeres. “Cuando hablamos de la movilidad y los cuidados también hablamos de nuestras vidas, situarnos a nosotras”, comentaron en el encuentro.
Una de las tantas demandas del feminismo es que las calles están hechas para hombres, dejando a las mujeres, personas en situación de discapacidad, niños/niñas y comunidad LGBTI, fuera de la normatividad de la urbanización. Por ello, expertas señalan que se debe pensar en las ciudades del futuro con una perspectiva que ponga al feminismo en el centro de la planificación urbana.
Tras esta realidad para cientos de personas, un grupo de académicas participaron en el primer encuentro latinoamericano de movilidades y territorios, organizado por un grupo de tesistas de postgrado del Núcleo Milenio MOVYT. En el encuentro se encontraron la investigadora chileno-mexicana Paula Soto; la activista y académica Lake Sagaris; la geógrafa Argentina Andrea Gutiérrez; la abogada colombiana Valentina Montoya; y la urbanista Paola Jirón, directora del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios MOVYT.
La instancia tuvo por objetivo analizar desde sus experiencias y miradas cómo pensar una gestión de la movilidad y el transporte desde una perspectiva más equitativa, abordando desde los cuidados hasta la seguridad. Para la urbanista Paola Jirón, las ciudades tienes dimensiones distintas en cuanto a la movilidad de hombres y mujeres, debido a la vida cotidiana y las funciones asignadas socialmente.
“La mirada feminista que cuestiona la forma en que se genera conocimiento es fundamental para entender que los estudios de planificación urbana tienen un sesgo y no siempre consideran todas estas experiencias de movernos. Homologa a las personas y piensan que todas nos movemos igual”, detalló.
Para la investigadora Paula Soto, “el género como una estructura fundamental de la sociedad no solo define prácticas, comportamientos o roles, sino que a través de las prácticas cotidianas de la movilidad va codificando el poder y lo que se considera como masculino o femenino”. Es decir, la dicotomía de movilidad-inmovilidad asociada a lo masculino o femenino ha sido fundamental para que entendamos cómo el género va modelando la movilidad de las mujeres y sus patrones de viajes.
Por otra parte, Lake Sagaris consideró cómo estas aristas -movilidad, territorios y género-pueden constituir violencias en las ciudades -delictuales, de género, exclusiones o violencia vial- y se enfocó en las investigaciones de comportamiento de los conductores desde la perspectiva de las masculinidades tóxicas “los estudios dicen que los que más mueren en accidentes viales son hombres entre 25 y 45 años”, dijo.
En el ámbito de pensar en las ciudades del futuro desde una mirada que interponga el feminismo como forma de planificación urbana, la abogada colombiana Valentina Montoya comentó “el derecho y las leyes están presentes en cualquier cambio que se necesite para modificar algo de los territorios y, además, lo compartido de las ciudades, considerando que es de todos”.
Respecto a cómo llevar la discusión sobre género y ciudad a las políticas públicas, la abogada Valentina Montoya contó que al iniciar sus estudios se encontró “con que todos los que planifican son hombres. Y es necesario oír las voces de quienes usan todos los medios para moverse”.
Finalmente, para la geógrafa Andrea Gutiérrez, expresó que “la pandemia nos dio las herramientas tecnológicas para cambiar hábitos y abordar críticamente las desigualdades. Con esto podemos avanzar o acrecentarlas” Para ella, la ciudad que desea es aquella promisoria y no fantasmagórica, más humana y menos productivista.