Ambición para construir un futuro que la actual generación de jóvenes imagina a corto plazo y hasta con rotundidad: “Creo que en diez años probablemente las mujeres dominarán la tecnología“, dice a Efe Aminata Dembele, una francesa de 21 años que quiere ensanchar ese camino.
Las mujeres que se adentran en el mundo de la tecnología afrontan estereotipos ante los que comienzan a decir basta y a conquistar terreno. No se quiere esperar más para diseñar un futuro que también debe incluir a la otra mitad de la humanidad.
El debate sobre la minoritaria presencia femenina en los altos mandos de este sector se ha ido modulando, y ya no es cuestión de ir pidiendo espacio, sino de asumir que también es su sitio.
Ambición para construir un futuro que la actual generación de jóvenes imagina a corto plazo y hasta con rotundidad: “Creo que en diez años probablemente las mujeres dominarán la tecnología“, dice a Efe Aminata Dembele, una francesa de 21 años que quiere ensanchar ese camino.
Dembele es una de las 27 jóvenes -una por cada Estado de la Unión Europea (UE)- que ha participado en Lisboa en un encuentro organizado por Huawei para conocer cuáles son los obstáculos a los que enfrentan las mujeres a la hora de desarrollar un carrera en la tecnología.
“Hay ideas con las que hemos crecido y que son cosas que tenemos muy interiorizadas, y para que te reconozcan el mismo trabajo que a un hombre tienes que trabajar el doble de duro“, apunta su colega española Marta Campos Fornés, también de 21 años.
No es la única diferencia que percibe esta estudiante de Matemáticas y Física: “A ti te van a acabar ascendiendo por tus méritos y no por tu potencial, como pasa con algunos hombres“. No hay en ella pesimismo, sino decisión. Siente que eso va a cambiar.
“Quisiera saber si voy a tener que demostrar más que un hombre”; “Me han dicho que hay que elegir entre tener una carrera o una familia, porque la tecnología es más exigente“; “Me han dicho que las mujeres son demasiado sensibles para este sector“, son varios de los comentarios repetidos por las chicas de este curso de verano.
Tienen entre 18 y 24 años y estudian desde economía y finanzas hasta ciberseguridad, matemáticas o idiomas. Están seguras de que pueden aportar sus conocimientos a la tecnología, un campo que hace años dejó de ser un compartimento estanco y que marcará su futuro, pero sobre el que notan más dudas acerca de su presencia.
Sus preguntas son respondidas por expertas del sector, que admiten que se han llegado a preguntar si las han invitado a conferencias -donde representaban el 10 %– apenas para cumplir una cuota, y que en algunos casos incluso han programado su maternidad para conciliar la vida profesional y familiar.
Tienen experiencia, han enfrentado comentarios y dejan claro a la siguiente generación que hay que empujar, que es el momento y que la primera barrera es olvidar ideas preconcebidas.
“Es una mezcla de los obstáculos heredados y la propia percepción de las mujeres sobre lo que significa trabajar en estos sectores”, explica a Efe Beatriz Becerra, antigua eurodiputada y experta en derechos humanos que acompaña a las chicas.
A ellas les ha recordado que la luna que ven en Lisboa es la misma que alumbra a las mujeres de Kabul, a un millón de oportunidades de distancia. Que tienen una responsabilidad por su situación y su propio talento, no solo de avanzar ellas, sino de ayudar a otras a hacerlo. Y que tiene que ser ya.
Porque no intervenir en la tecnología tendrá un coste no solo para las mujeres, sino también para el mundo en general, que será “peor”, sostiene a Efe la eurodiputada española Lina Gálvez Muñoz, que también las ha aconsejado.
Quedarse atrás, dice, no solo supondrá “no tener oportunidades ni entrar en los puestos de trabajo mejor valorados y mejor pagados”, lo que es “muy importante para nuestra autonomía, para nuestras oportunidades, para nuestra vida, para la libertad, para la igualdad“, sino no diseñar la “cosmovisión del mundo”.
“No estamos diseñando el futuro. Y eso es muy malo para nosotras porque vamos a estar excluidas de ese futuro. Nuestra visión va a estar excluida de ese futuro y ahí va la tercera cuestión: el mundo será peor. Será mucho peor, porque por nuestra socialización traemos otros valores y buscamos en mayor medida el bienestar de todas las personas“.
“Nos parece muy importante que todas las chicas entiendan que la tecnología es también para ellas, aunque no tengan un conocimiento tecnológico profundo. Es decir, si estudias Filosofía, Periodismo, Ciencias Naturales, Psicología, Historia… la tecnología te da oportunidades también”, afirma a Efe Berta Herrero, responsable de la escuela de verano de Huawei.
En ella se les insiste en el “ahora”. “El futuro es ya”, dice Herrero, y las chicas asienten, seguras. No quieren esperar otra generación.