Psicólogas relatan cuáles son los recursos y herramientas internas que poseen las mujeres para luchar contra la depresión. Asimismo, exponen los síntomas más frecuentes de esta enfermedad.
La depresión es una enfermedad causada por múltiples variables (sociales, psicológicas y biológicas), a lo que se agrega un factor de riesgo importante que tiene relación con el enfrentamiento de situaciones vitales adversas, tales como el desempleo, los duelos, las carencias económicas y los diferentes traumas.
Según un informe de la OMS, más de un millón de chilenos sufre de ansiedad y 850.000 personas tiene depresión, reporte que nos ubica en el cuarto lugar dentro de los países con mayor prevalencia de esta patología en América. Por ello las psicólogas Daniela Martins y Ester Laherrán, explican cómo esto afecta a las mujeres y las formas de abordarlo.
“Esto equivale a un 5% de la población. Y si vamos más allá, las estadísticas dicen que las mujeres son las más afectadas por la depresión, con un 10,1% versus el 2,1% de la población masculina. Esto se relaciona a los cambios hormonales que tienen en los distintos períodos de su vida, que las vuelven más vulnerables, sumado a factores socioculturales como la sobrecarga de trabajo, debiendo compatibilizar su vida laboral, económica, hogar y crianza”, explican las expertas.
De acuerdo con ambas psicólogas, hay dos tipos de depresión. La reactiva, que se provoca luego de un factor gatillante, como pérdida de un ser querido, una separación, o estrés, entre otras causas; y la depresión endógena, en la que no se observa un factor externo y suele depender de cambios fisiológicos en el cerebro. “En cualquier caso, es importante que la persona consulte, de manera de tener apoyo profesional y tratamiento según corresponda”, añaden las expertas.
Las señales de alerta para esta enfermedad son; estados de ánimo irritable o bajo la mayoría del tiempo; dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño; cambio de peso brusco: puede ser aumento o pérdida; cansancio y falta de energía; dificultad para concentrarse; sentimientos de desesperanza y abandono; pérdida de placer en actividades que solían hacerla feliz, incluso la actividad sexual, entre otros síntomas.
“En la actualidad existen múltiples enfoques psicoterapéuticos con buenos resultados en estados depresivos, pero lo más importante es la adherencia al tratamiento, ojalá multidisciplinario para que pueda complementar los aspectos fisiológicos y psíquicos”, aseguran las especialistas.
De acuerdo con lo que explican las expertas, existe un valor muy importante en la construcción y autovaloración de las mujeres como género femenino inserto dentro de un sistema. Según aclaran, el mayor problema es que culturalmente se instala la idea de que la mujer puede con todo y no debe quejarse mucho, porque eligió una profesión, tener hijos y llevar todo adelante. En este contexto es clave el proceso del reconocimiento, en el cual es válido estar agotadas, sobrepasadas y frustradas. Más que pensar en un súper poder, dicen que lo importante es darle lugar al malestar y pedir ayuda.
“Las mujeres tenemos una fortaleza única y necesitamos creer en ella. Dentro de cada mujer hay recursos muy potentes; en el autoconocimiento está la clave. Mientras más me conozco, más puedo prevenir, cuidarme, buscar apoyos, y también darme mis propios apoyos. Porque todas hemos vivido de una u otra forma vivencias difíciles, nos hemos enfrentado con obstáculos, dolores, desde nuestra tierna infancia. Y es en esas vivencias donde podemos rescatar fortalezas para enfrentarnos a la adversidad. Con el adecuado tratamiento, apoyo y autocuidado, la depresión puede evolucionar positivamente”, sostienen las psicólogas Martins y Laherrán.