La educadora feminista tuvo grandes logros en su vida, sin embargo, uno de los aspectos más destacables fue su valentía para hacer frente a las violaciones de los derechos humanos cometidos en la dictadura militar, donde su labor es reconocida hasta el día de hoy. La frase “lucha como Gladys Marín” aún permanece en pancartas, poleras y está presente en la memoria de quienes aún rescatan su legado aún después de 16 años de su fallecimiento.
Gladys del Carmen Marín Millie fue una profesora, política chilena, feminista, presidenta y secretaria general del Partido Comunista. Fue diputada en los períodos de 1965-1969, 1969-1973 y reelecta en 1973. Además hizo una destacable labor en el activismo por los derechos humanos en Chile durante y después de la Dictadura Militar de Augusto Pinochet.
Nació el 18 de julio de 1937 en Curepto, Región del Maule. Fue hija del campesino Heraclio Marín y la profesora Adriana Millie, a temprana edad su familia tuvo que subsistir sin la ayuda de su padre tras que abandonara su hogar, por lo que creció en una apretada situación económica con su madre y sus tres hermanas.
Desde joven Gladys demostró una gran preocupación por los problemas sociales e interés por ayudar a los sectores populares de la población, por ello no fue sorpresa cuando decidió formarse como profesora primaria con especialidad en educación diferencial, donde se adentró en el mundo de la política y comenzó a militar en las Juventudes Comunistas en 1957. Tras ello, fue electa Presidenta de la Federación de Estudiantes Normalistas, donde sus principales intereses la ponen a la cabeza de la lucha estudiantil
En 1960, se hizo miembro del Comité Central del Partido Comunista. También, fue dirigenta de los profesores y en representación de la Central Única de Trabajadores (CUT). En una de las actividades que realizaba para su partido conoció al militante Jorge Muñoz Poutays, con quien se casó el 1 de abril de 1961 y tuvo dos hijos.
Fue electa secretaria general de las Juventudes Comunistas (JJCC), después de ello dejó totalmente la vida de educadora para dedicarse a la política, donde se caracterizó por apoyar la candidatura y ser fiel seguidora del expresidente Salvador Allende.
Se desempeñó como diputada hasta el 11 de septiembre de 1973, fecha a partir de la cual se convirtió en una de las personas más buscadas en Chile, por lo que tuvo que mantenerse en clandestinidad durante un largo periodo mientras su esposo se encargaba del cuidado de su familia. Sin embargo, tras un tiempo Jorge Muñoz pasó a ser parte de la gran lista de detenidos cuyo paradero nunca más se supo.
A partir de este punto, a pesar de que su vida estuvo en juego, Gladys Marín decidió luchar en contra la Dictadura Militar, visibilizando las violaciones a los derechos humanos cometidas por los agentes represivos del régimen. Razón por la cual, en 1978 decidió regresar clandestinamente desde su asilo político a Chile, tras ello se convirtió en la primera miembro de su partido en entrar al país, lo cual logró por medio de identidades falsas.
Cuando volvió a Chile se dedicó a realizar acciones políticas de su partido, encabezando la reorganización de las acciones políticas de izquierda, proceso denominado “la rebelión popular de masas”. Labores que le otorgaron gran reconocimiento ya que en 1979 recibió la medalla Ricardo Fonseca” y en 1984 fue nombrada Subsecretaria General del Partido en la Conferencia Nacional.
Una vez se retoma el camino a la democracia a inicios de la década de los 90, Gladys intensifica labor activista en la búsqueda de lucha por la verdad y justicia hacia los culpables de las violaciones de los derechos humanos, hecho por el cuál Augusto Pinochet se querella en su contra por cometer “injurias y calumnias”. Sin embargo, a pesar de que fue encarcelada por un tiempo, gracias a que varios agentes nacionales e internacionales alzaron la voz en defensa, finalmente terminó recuperando su libertad
En 1999, se convirtió en la primera mujer en postularse a la presidencia del país, instancia en la que promovió la defensa de los derechos humanos, la promoción de una Asamblea Constituyente, pese a ello sólo consiguió un 3% de los votos.
Tras toda una vida de lucha, murió el 8 de marzo del año 2005 a los 66 años, a raíz de un cáncer fulminante. Ese día aproximadamente un millón de personas asistieron a su funeral y actividades en su memoria.
“Nunca hay que dejar de luchar, aunque en eso se nos vaya la vida”, es una de las frases de Gladys que permanecen en la memoria del Partido Comunista y quienes aún conmemoran su partida, recordándola como una férrea luchadora de los derechos humanos y como una de las figuras políticas más relevantes de la historia al promover los derechos sociales de las mujeres, las juventudes y los más necesitados.