En una relación, la violencia puede manifestarse en formas y grados sutiles. De acuerdo con la psicóloga clínica Javiera Donoso, dichas manifestaciones son síntoma de que una persona está dentro de una relación en la que existe una dinámica de poder irregular, con el potencial de crear una relación afectiva nociva. Así aparece la idea de “red flag”, una conducta indeseable que puede actuar como un llamado de atención para prevenir una relación tóxica.
Las relaciones de pareja son complejas, debido a las dinámicas de poder internalizadas en nuestra sociedad. En ese contexto, es muy probable que una persona haya sido víctima de una pareja “tóxica” o que conozca a alguien que le aqueje dicha realidad. Esto impulsó el trend viral de TikTok, que se identifica con la etiqueta de “red flags”. El término “bandera roja” (según su traducción al español) se ha convertido en un concepto ampliamente utilizado en redes sociales e, incluso, se perfila como una herramienta muy útil para ayudar a los usuarios a reconocer posibles patrones abusivos o de violencia en una relación de pareja o amistad.
Para entender este concepto, El Mostrador Braga habló con la psicóloga clínica experta en reparación emocional, autoestima y autocuidado, Javiera Donoso, quien definió este término como “indicios, indicadores o llamadas de alarma en una relación, de que está habiendo conductas o se está empezando a instalar un patrón de violencia, abuso o maltrato. En ese sentido, hablamos de relaciones tóxicas, lo que podría ser indicador de que la relación necesita ser revisada o requiere de un diálogo para poner límites”.
Lo primordial para poder salir de estas dinámicas es entender la gravedad de las señales y saber identificarlas. De esta forma, se pueden establecer límites en la relación o finalizarla, si se estima conveniente. Para ello, hay que hacer una distinción, porque la violencia puede manifestarse en formas diversas, como física, psicológica, económica y social, entre otras. Esto quiere decir que, para reconocer las red flags de mejor manera, es preciso poder ubicar estas llamadas de alerta dentro de los tipos de violencia.
De acuerdo con la psicóloga, es frecuente que los abusos inicialmente se ejerzan en el ámbito psicológico, como minimizaciones, burlas repetitivas y molestas, descalificaciones o comentarios que hacen sentir insegura o menos válida a la víctima. En general, todo tipo de descalificación o devaluación hacia la persona puede ser considerado una red flag.
En términos de violencia física, un empujón, un forcejeo o un agarrón fuerte actúan como señal de alerta. Por otro lado, la violencia social, en la que se da una dinámica de control excesivo, puede ser identificada tempranamente cuando una persona quiere absorber demasiado tiempo de la otra, impidiendo o dificultando las juntas con amigas(os), limita las actividades de la persona y sus pasatiempos o, en general, la víctima siente que no dispone libremente de su tiempo y de sus espacios y tiene que dar explicaciones cuando quiere hacer algo fuera de la relación.
“Eso también es una señal de alarma, tanto en una relación de amistad como en una relación de pareja. Ligado a esto empiezas a aislarte, empiezas a juntarte menos con personas y amigos, a faltar en instancias en las que uno por lo general participa y en el fondo encerrarse demasiado en la relación”, detalla la experta.
Sumada a las anteriores, existe la violencia económica, que es posible identificar cuando la persona empieza a tener que dar explicaciones de en qué y cuánto gasta, o cuando la pareja administra su dinero, que la víctima no tiene libertad para decidir.
Añadidas a los otros tipos de violencia, las conductas celópatas, como tratar de controlar la forma en que se viste la otra persona, son red flags en sí mismas.
Según Donoso, el mejor curso de acción es tener claro desde el inicio nuestros límites, saber cuándo es necesario terminar el vínculo y, por último, abrirse a las redes de apoyo, “porque lo que pasa mucho en las relaciones en las que empieza a haber violencia es que a uno le empieza a dar vergüenza y miedo hablar de lo que le está pasando”.
Por lo que la persona se empieza a cerrar todavía más en la relación y, por ende, comienza a perder redes de apoyo. “Una cosa es reconocer tus límites en la relación y decir ‘esto me hace sentir mal, estoy incómoda’ y hablar sobre las cosas que pasan en la relación con tus redes de apoyo: amistades, familia, etc. Que no pase que aumenten las red flags y uno termine atrapada en una relación que termina siendo abusiva”, puntualiza la experta.
Es complejo hablar de las red flags, según Donoso, debido a que muchas veces se culpa o responsabiliza a la víctima y, además, porque la dinámica de la violencia es compleja en sí; una vez dentro, es sumamente difícil salir. “Por eso es que es tan clave el entorno, ya que si se identifica que la persona dentro de una relación está inmersa en esta dinámica, es necesario que uno también –como red de apoyo– se pueda empoderar y ofrecer ayuda, como el ‘amiga date cuenta’, pero hacerlo bien”, señala.
Para ello, asegura que es importante aproximarse a la víctima sin hacerla sentir juzgada, acompañándola desde la empatía y la comprensión y teniendo en cuenta que es probable que ella no se haya dado cuenta de la situación que vive.
Por último, es necesario agregar que la violencia tiene un origen que deviene del patriarcado y las relaciones de poder. “Hay abusos de poder que se dan muchas veces sostenidos por el machismo que vivimos. Se dan dinámicas de este tipo en el trabajo, en la amistad, en las relaciones de pareja (…). Asimismo, es relevante que como sociedad se pueda visibilizar este problema, porque, de esa manera, se sale de la esfera de lo privado y entra en la esfera de lo público, ya que sufrir violencia o tener estas señales de alarma en una relación es un problema político que se tiene que abordar como sociedad”, finaliza.