Tras las elecciones del pasado domingo, hubo un sustancial cambio de composición en el Parlamento, ya que las mujeres lograron alcanzar un aumento del 12% en la representación en la Cámara de Diputadas y Diputados, con 55 integrantes electas. Gran contraste en comparación con el período anterior, en el cual apenas 35 mujeres pasaron a integrar la Cámara Baja. Para analizar este fenómeno, la directora del Centro de Derechos Humanos de la UDP, Lidia Casas, profundizó en las razones de este aumento en la valoración de la participación femenina, en cuyo marco afirmó que existe un cambio cultural que tiene su origen en la población, que insta a la clase política a incorporar a las mujeres, junto con el efecto de la ley de cuotas y la paridad en la constituyente. Sin embargo, pese a los avances, existen fuerzas detractoras, los que la experta llama los «Johannes Kaiser de la política», quienes representan una fuerza antagonista a la creciente valorización de las mujeres en la política.
Según afirma la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la representación de las mujeres es insuficiente en todos los niveles de toma de decisiones del mundo, tanto así que faltan al menos 130 años para alcanzar una real igualdad de género en las esferas más altas de la sociedad. Por lo que, pese a los avances que hemos tenido en los últimos años en materia de género, todavía hay un desafío frente a los obstáculos existentes para relevar su rol de líderes en el área pública.
Sin embargo, pese a las dificultades, en Chile las mujeres hicieron historia tras el importante cambio de composición que se produjo en el Parlamento, esto porque, después de las elecciones del pasado domingo 21 de noviembre, lograron obtener un gran aumento en su porcentaje de representación.
Lo anterior se debe a que en la Cámara de Diputadas y Diputados, de un total de 155 integrantes, 55 mujeres fueron electas, una gran diferencia en comparación con el año 2018, cuando apenas 35 pasaron a integrar la Cámara Baja. Es decir, ahora el 35% está compuesto por mujeres, mientras que en el periodo anterior era solo un 23%, por lo que hubo un aumento del 12%.
Por otro lado, en el Senado fueron electas 12 representantes femeninas de un total de 50, una leve mejora respecto de las elecciones del año 2017, cuando de 43 cargos solamente hubo 10 electas, lo que da un aumento de un punto porcentual respecto del período mencionado. La primera mayoría nacional además la obtuvo una mujer, Fabiola Campillai (Ind.), con 402.078 votos.
Para la directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales y académica del Departamento de Derecho Público, Lidia Casas, “el efecto de la ley de cuotas ha obligado a los partidos a buscar buenas candidatas, y eso ha mostrado en definitiva un esfuerzo desde una transformación cultural societal que empuja a la política, empuja a los partidos, y empujó a que existieran normas específicas que ayudarán a la valorización de la participación política de las mujeres en cargos de elección popular”.
Dicha ley, que se aprobó en el segundo Gobierno de Michelle Bachelet, promovió la participación femenina por medio de la obligatoriedad de incorporar a las listas de los partidos un 40% de mujeres. Pese a ello, la medida no tuvo los resultados esperados en lo inmediato, ya que muchas eran incorporadas a las listas como una mera formalidad al lado de un candidato masculino con mayores probabilidades y oportunidades para salir electo, razón por la cual las elecciones del 2017 no tuvieron un cambio significativo en su composición, pese a la ley de cuotas.
Sin embargo, de acuerdo con la experta, el problema que había en ese entonces es que las mujeres “eran el arroz graneado de un candidato fuerte y por eso hay un salto cualitativo entre el momento en que empezó a regir una ley de cuotas que obliga a tener una cierta cantidad, a cuando los partidos entendieron que no solo deben tener mujeres, sino que mujeres potentes frente a la elección”, subraya.
Ejemplo de lo anterior fue el caso de Claudia Pascual con Guillermo Teillier, “cuando Daniel Núñez dice que la campaña de la candidatura de Pascual como senadora es funcional a la candidatura del presidente del PC, él no la está pensando como el posicionamiento a Claudia Pascual, la está colocando para asegurar el cupo de Teillier. Pero le fue mal, quien resulta electa es ella”, señala.
Lidia apunta a que, actualmente, existe una pugna a raíz de un cambio cultural que ha puesto a las mujeres hacia mayores puestos de poder, que tiene relación con un movimiento cultural desde las bases, en que las mujeres se han movilizado en distintos ámbitos y eso ha empujado a las discusiones internas a los partidos políticos para asegurar buenas candidaturas, en ese sentido, el ejercicio de la paridad para la Convención jugó un rol fundamental y fue un ejercicio potente para estas elecciones.
La paridad, que fue acordada para el proceso constituyente, “obligó a los partidos a pensar de una manera distinta en participación política, la mayoría de las que fueron electas para la Convención fueron mujeres, hubo más mujeres que tuvieron que ceder sus puestos a varones, que los partidos tuvieron que hacer un esfuerzo consciente de buscar y tener buenas representantes, fundamentalmente desde los independientes, y hubo partidos que ceden sus espacios hacia las mujeres. Ese camino de la paridad va a tener un impacto en la búsqueda de buenas candidatas para procesos electorales como el que acabamos de vivir”, asegura la directora del Centro de Derechos Humanos de la UDP.
Pero la experta aclara que este proceso de cambio cultural no se produjo de un momento a otro, sino que fue producto de un trabajo colectivo de mujeres que vienen dando una lucha al interior de los partidos desde hace años y vienen haciendo un trabajo valioso promoviendo cambios históricos, como el aborto en tres causales.
A su vez, ese cambio cultural progresista que aboga por la igualdad de derechos entre ambos géneros, hoy día tiene una respuesta antagónica, por ejemplo, en el caso de las constituyentes, ya que el 83% de ellas recibió mensajes violentos o de odio en la red social, según el estudio “Mujeres y Política en Twitter”, investigación que se dedicó a hacer una recopilación de mensajes violentos o de odio hacia las figuras femeninas de la Convención Constitucional.
De acuerdo con Casas, esta fuerza detractora puede ser representada como “los Johannes, porque Johannes es un él, pero representa un público que está ahí y que representa un rechazo a estos movimientos y una narrativa muy articulada sobre mujeres más fuertes, sobre mujeres que demandan derechos”. Entonces, existe hoy en día dicha resistencia frente al reconocimiento de temas valóricos como la igualdad de derechos, el respeto por las identidades, de los derechos de las mujeres y los derechos de las diversidades sexuales.
En esa línea, la experta finaliza con la reflexión de que estas fuerzas detractoras y la diversidad de fuerzas políticas que compone el Congreso, va a provocar “una pugna muy fuerte y lo más probable es que deje paralizados en los próximos cuatro años, cualquiera sea el Gobierno que salga electo, por lo que tener sujetos como los Johannes es un elemento muy alarmante, ya que todo aquello en lo que se ha avanzado en la actualidad está claramente en riesgo”.