La vida de Carmen Gloria Larenas estuvo marcada por su primera visita al Teatro Municipal de Santiago a los ocho años de edad, lugar donde descubrió la pasión que la llevó a emprender un camino de vida en torno a las artes escénicas y a ocupar por primera vez en la historia el cargo de directora del principal escenario del país. Bailarina, periodista y gestora cultural, Larenas es un ejemplo de persistencia y rigor en el logro de objetivos, características que hoy la posicionan como la mujer cuyo liderazgo aportó a la restructuración económica del teatro y acercar la oferta cultural de manera gratuita a los hogares de cientos de familias, hogares de niños, adultos mayores y centros penitenciarios en el momento en que la cultura fue el único soporte emocional para las personas en medio de la pandemia.
Carmen Gloria Larenas tenía ocho años cuando pisó por primera vez el Teatro Municipal de Santiago acompañada de su profesora de ballet, la destacada bailarina argentina Virginia Hellmann. En esa oportunidad, su maestra la invitó a conocer las bambalinas del teatro para observar desde cerca la magia que ocurría detrás tras el escenario, sin imaginar que algún día esa niña pequeña se convertiría en la primera mujer en dirigir el principal teatro del país.
Bailarina clásica, periodista y gestora cultural, acaba de ser confirmada por la alcaldesa Irací Hassler, como directora del Teatro Municipal de Santiago, por segundo periodo y definitivo. Carmen Gloria Larenas, ha marcado un hito en la historia de los puestos de decisión ocupados por mujeres en el mundo de las culturas y las artes.
Su historia en este lugar está marcada por tres etapas, la primera en su adolescencia estudiando y formando parte del ballet estable, posteriormente en su vida adulta como periodista siendo parte del equipo de comunicaciones, instancia en la que, al corto andar, ocupó el cargo de directora de prensa y a partir de noviembre del 2019, la dirección del centro capital de las artes escénicas, tras la bullada renuncia del ex director Fréderic Chambert a causa de la más grande crisis económica que ha sufrido la institución. A partir de ese evento, su liderazgo fue una pieza clave en la recuperación económica de la institución, la cual fue nuevamente golpeada por la llegada del virus que puso en jaque las posibilidades de trabajo de todos los sectores culturales.
Sin embargo, su experiencia y dedicación por el arte y las comunicaciones la ayudaron a crear instancias que propiciaron el encuentro con personas de todas partes y todas las edades. Es por esto, que, en un nuevo Mujeres Inolvidables el especial semanal donde destacamos las hazañas de grandes mujeres chilenas del presente y de la historia visibilizamos el impacto de Carmen Gloria Larenas, quien, a través de su liderazgo, hizo eco no sólo en el público local, sino también rompió las fronteras geográficas de la mayor sala del país, alcanzando lugares poco convencionales como hospitales, hogares de menores, adultos mayores y centros penitenciaros.
Larenas creció en el seno de una familia conservadora de Santiago, estudió en el colegio Alianza Francesa, a corta edad manejaba tres idiomas y tuvo una crianza marcada por su padre Carlos Larenas, quien la incentivó siempre a los logros académicos y desarrollo profesional, fomentando su independencia. Pese a esto, su gusto por el ballet desde los cinco años la llamó a emprender un camino diferente, desempeñándose como bailarina del ballet estable del Teatro Municipal hasta los 22 años; tiempos que no fueron fáciles para Larenas, las distancias culturales con sus compañeros de elenco y una serie de prejuicios respecto de su físico la llevaron a enfrentar cuestionamientos y desilusiones que más que vencerla, la empujaron a forjar carácter y convicción para mantenerse en el espacio de las artes.
Siempre persistente en su objetivo pese a las exigencias de sus maestros y la hostilidad de sus compañeros, “asistía diariamente en micro después del colegio a las clases de ballet (…) pero su curvilínea figura tampoco calzaba con el estereotipo propio de las bailarinas. Su personalidad libre de complejos la empujó a seguir bailando su propia música mientras sus compañeros salían a fiestas y se preparaban para entrar a la universidad. ‘Nos sorprendía que fuera capaz de renunciar a lo que para nosotros significaba tanto’, recuerda su amiga Marcela”, consigna la periodista Isabel Ovalle autora de la única biografía existente de la periodista hasta el momento.
A lo que agrega que, “su camino de formación fue largo y su principal lección fue la humildad, ‘siempre fue el reemplazo, el reemplazo, del reemplazo del reemplazo’, hasta que en 1992 fue escogida una de las mejores bailarinas profesionales del país”.
En este paso de formación en el Municipal, además de ballet, Larenas aprendió otros oficios relacionados con las artes, no obstante, transcurridos ocho años sobre el escenario, “notó que había un vacío en su vida que no lograba llenar con la danza. La falta de entusiasmo la sumergió en una crisis que la llevó a colgar las zapatillas y dejar el ballet”, apunta Ovalle y relata que la bailarina decidió regresar a casa de sus padres donde pasó seis meses de soledad, leyendo, aprendiendo del séptimo arte, tiempo que la ayudó a decidirse estudiar periodismo a los 24 años.
Una vez titulada de periodismo, y en una nueva etapa de su vida, trabajó en distintos medios de comunicación, donde se desempeñó como crítica de espectáculos e incluso deportes. Todo transcurría con normalidad en su vida, hasta que a los 30 años en medio de una estadía en Londres sufrió un accidente vascular. Un regreso de urgencia a Chile, acompañado de una prolongada hospitalización en la que tuvo que rehabilitarse completamente, desde aprender a caminar y hablar otra vez, la hicieron experimentar un giro en su vida y mirar las cosas desde otra perspectiva. «Comenzó a tener más paciencia con el resto, consigo misma y entendió la fragilidad de la vida», expresa un amigo cercano en su biografía.
Luego de este quiebre traumático, todo fue en ascenso para Carmen Gloria; volvió al Teatro Municipal en el año 2001 por invitación de la entonces jefa de prensa de la institución, Paz María Recart, quien le encomendó formar parte del equipo de comunicaciones, donde ascendió rápidamente procediendo a liderar la plantilla.
Posteriormente, un nuevo cambio de giro, la ubicó en el cargo de gerenta general de la Corporación Cultural de Lo Barnechea, este nuevo trabajo la llevó a rodearse de un avanzado círculo de la gestión cultural del país, llegando a asumir el cargo de directora artística del Teatro del Lago de Frutillar en 2009 y a formar parte del consejo asesor del Capítulo Chileno del National Museum of Women in the Arts, con sede en Washington, según informa Mujeres Bacanas.
Finalmente, el noviembre de 2019 y tras la bullada salida del ex director del teatro Municipal de Santiago Frederick Chambert y en medio de extensas huelgas del sindicato de trabajadores del teatro, a propósito de una deuda que alcanzó los 7 mil millones de pesos, pasando a la historia como la mayor crisis económica que ha vivido la institución, Carmen Gloria fue invitada por el ex alcalde de Santiago Jorge Alessandri a ocupar el puesto de directora interina, convirtiéndose en la primera mujer ocupar tal cargo de dirección.
El logro de Larenas no sólo marca un precedente de género en altos puestos de decisión en el entorno de la cultura, sino también de gestión estratégica y construcción de puentes con la comunidad. Una de las principales medidas que tomó en su primer periodo fue la reprogramación cultural del teatro justo en medio de la pandemia, utilizando las plataformas de streaming para llevar destacadas obras de ópera, ballet y música a espacios escasamente explorados por el arte como centros penitenciarios.
Otras medidas exitosas implementadas en su dirección se relacionan con un programa llamado “Un mes de cultura en la Red”, en el cual se exhibió por televisión abierta ópera y ballet para alcanzar a estar presentes en los hogares de las familias chilenas que quizá nunca antes visitaron el teatro municipal. Finalmente, y en materia estructural, adaptó el teatro municipal en una sala 360° para lograr cumplir con las distancias y aforos estipulados por normas sanitarias y aún así vivir una experiencia confortable dentro de la sala.
En este sentido, y en medio de la presentación de “Un mes de cultura en la Red” a través de Red TV, una de las estrategias pandémicas impulsadas en pandemia, la periodista expresó, “Yo quisiera que todos se sintieran orgullosos de lo que hacemos porque ahí hay una pasión, hay una calidad, hay una riqueza que refleja parte de nuestra identidad. Nuestra identidad pasa por muchas cosas en el mundo cultural, son distintas las expresiones, la música clásica, los grandes cuerpos estables, estos artistas -la mayoría o muchos de ellos- me encantaría que fueran un orgullo nacional como son los futbolistas, ya sé que la comparación es un poco majadera porque el futbol es mucho más masivo y tiene muchos más recursos que la cultura, pero sería bueno que los tuviéramos valoraciones parecidas, porque los artistas son grandes embajadores de las culturas (…) que yo creo que tenemos que aprender a valorar”, dejando en claro la valoración y desafío que esta rama de la cultura presentan para ella.