Al sexto mes la lactancia se asocia de forma positiva con la asistencia de la pareja a las clases de Educación Maternal/Paternal durante el embarazo.
Junto a la vacunación, la promoción de la lactancia materna es una de las actividades preventivas que tienen un mayor impacto sobre la salud de la personas. La lactancia materna es la forma natural de alimentación desde el nacimiento, además de una de las maneras más eficaces de reducir las desigualdades en el ámbito de la salud. Es más, la lactancia materna exclusiva se considera el patrón oro de la alimentación durante los primeros 6 meses de vida.
Sin embargo, no todas las mujeres que deciden amamantar consiguen su objetivo y disfrutan de una lactancia prolongada. El “éxito” de la lactancia materna depende de múltiples factores.
Teniendo en cuenta que es necesario conocer para poder intervenir, las autoras de este artículo nos planteamos averiguar la prevalencia y los factores fisiológicos y socioculturales que se asociaban al éxito de la lactancia materna, desde el nacimiento hasta los 12 meses de vida, entre las mujeres de nuestro entorno (Bilbao).
Para ello, pusimos en marcha un proyecto de investigación conjunto entre la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) y el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza). Una vez obtenido el visto bueno del Comité de Ética para Investigaciones con Seres Humanos (CEISH) de la UPV/EHU, y la aprobación de Osakidetza para realizar el estudio, reclutamos en la semana 20 de embarazo a 401 mujeres que tenían intención de amamantar.
Desde entonces y hasta que los bebés cumplieron un año, fuimos recogiendo datos e información relativa a:
Al analizar el papel de todos los parámetros estudiados en la prevalencia de la lactancia materna al mes del nacimiento, a los seis meses y al año, encontramos diferencias a corto, medio y largo plazo.
Así, al mes del parto se observó que había factores fisiológicos y de hábitos de vida que se asociaban negativamente con la lactancia, concretamente el tabaquismo durante el embarazo y la anemia en el postparto.
El hecho de no haber nacido en España también favorecía la lactancia en el primer mes, pero no a largo plazo. Finalmente, tenía gran peso en las tasas de lactancia durante el primer mes el que la mujer tomara su decisión de amamantar a un futuro bebé antes de quedar embarazada, que hubiera acudido a las clases de Educación Maternal/paternal impartidas por la matrona de su centro de salud y que practicara colecho.
Al sexto mes la lactancia se asocia de forma positiva con la asistencia de la pareja a las clases de Educación Maternal/Paternal durante el embarazo.
También observamos que ofrecían lactancia materna en mayor proporción tanto al sexto mes como al año las mujeres que no utilizaron analgesia durante el parto, las que tenían una formación académica de más de 12 años, aquellas que se sentían cómodas amamantando en público y las que practicaban colecho.
Conviene tener en cuenta que algunas prácticas, aunque se utilicen en momentos muy tempranos de la lactancia, se asocian negativamente con la instauración y el mantenimiento a largo plazo de ésta. Es el caso del uso de tetinas y chupetes durante la primera semana de vida y la administración de suplementos de fórmula sin indicación médica durante la estancia en el hospital.
Como conclusión de este trabajo, podemos decir que las intervenciones para fomentar la lactancia materna en nuestro entorno deberían ir dirigidas a: