Hoy 11 de febrero, se celebra el Día de la Mujer y Niña en la Ciencia. En Chile, en 2021 solo el 21% de las matrículas en ciencias duras en las universidades correspondieron a mujeres. Sin embargo, la nueva forma de jugar, la tecnología al alcance de la mano durante la pandemia, la medición del talento sin género en empresas TI, las nuevas referentes y las políticas universitarias, podrían mejorar el panorama.
El 7 de marzo, Catalina Guajardo de 17 años entrará a estudiar al Plan Común de Ingeniería Civil en la Universidad de Chile. Su meta, es ser astrónoma. No sabe bien cómo, ni cuándo, pero un día conversando con amigos se dio cuenta que se sabía tan poco del universo y que ella quería poder hacer algo para ir más allá.
Catalina, es parte del 21% de mujeres que se matriculan en carreras científicas. De sus compañeras de colegio ninguna entró a estudiar una ciencia dura, y una amiga que es un poco mayor le dijo que tuviera cuidado con ser mirada en menos por los hombres, “ellos confían en hacer los cálculos y que las mujeres hagamos el power point”, le advirtió.
Catalina nació cuando sus papás tenían 20 años, a los 6 años su mamá le regaló un microscopio donde estudiaba las flores. A los 10, vio a su mamá encerrada estudiando para el examen de grado de Derecho y a los 15 años su papá, PHD en matemáticas, le contó que por primera vez se había fotografiado un agujero negro.
“Creo que mi familia influyó mucho en que yo fuera responsable y que fuera buena alumna. Pero las ciencias, me han gustado siempre. Mi película favorita es “Figuras Ocultas”, que trata sobre la participación de tres mujeres en la Nasa. Creo que si una película así te la mostraran en el colegio a los 7 años, muchas más niñas querrían ser científicas”.
Hace 20 años Claudia Díaz entró a estudiar Ingeniería Civil Informática en la Universidad Católica del Maule. “Éramos 100 estudiantes, y de eso solo 15 mujeres, ahí comenzaron las inequidades”. De todos los profesores que tuvo en la carrera en el área tecnológica, solo una era mujer.
Hoy Claudia es Client Manager de Axity, empresa líder en tecnología en América Latina. Tiene a cargo 120 personas, de los cuales, 80 son hombres. “Cuando estudié me tocó adaptarme a lo masculino. Tuve que aprender a jugar futbol y mostrarles que no debían asumir que por ser mujer eres la que debes tomar apuntes”. Explica que en Axity, por ejemplo, existen métricas de talento, hay una igualdad en el ascenso seas hombre o mujer, “y las mujeres- quizás también porque debemos demostrar más en un área masculina- buscamos la perfección al momento de trabajar”. Además, agrega que, como política corporativa, no hay puestos para hombres o para mujeres, “hay chicas programadoras, como hay hombres diseñadores. Lo importante es hacerlo bien…y quien convoca a la reunión escribe y manda la minuta, acá las mujeres no son las que toman apuntes”.
Para Claudia, una cualidad que tienen las mujeres para trabajar en tecnología es la intuición. “Las mujeres somos multitareas, evaluamos varias variables sobre el mismo tema, reaccionamos rápido, resolvemos problemas, y eso es la programación. Las niñas y mujeres programamos todos los días, lo que se aprende en la universidad es a hacerlo en el computador”, dice riendo.
A Catalina siempre le gustó mirar el cielo y buscar “Las tres Marías”, primero porque su abuela, su mamá y ella, llevan ese nombre. Después, porque supo que cada una formaba un sistema como el nuestro y reaccionó, “en realidad somos tan poco en este universo y no sabemos nada, sólo hay teorías de cómo comenzó todo, pero en realidad nadie lo sabe”.
Aunque Catalina prefería jugar con su telescopio que con barbies, hoy mira con envidia los juegos infantiles, “hay laboratorios para hacer cristales, juegos de robótica, inventos, ojalá todos los niños y niñas pudieran acceder a esos juegos, que los quiero para mí”.
La crianza es un tema fundamental para Claudia Díaz, al momento de poder optar por una carrera de ciencias. “Como que te enseñaron que la enfermería era para mujeres y la ingeniería para hombres. Yo crecí con tres hermanas y debíamos aprender a hacer todo, desde cocinar hasta arreglar el auto”, dice.
Esa crianza, ha tratado de inculcarla en todas las niñas que la rodean, “para mí el mejor regalo es el que te enseña a pensar, a solucionar un problema. Aunque mis amigas me digan que le regale una muñeca a sus hijas para un cumpleaños, yo regalo legos, porque los legos son el principio de la robótica. Les bajo aplicaciones en que diseñas con bloques y después puedes programarlo para que se muevan. Si le enseñamos a las y los niños a jugar con ciencia, ésta va a estar en todos lados”.
A nivel escolar, se destacan iniciativas desarrolladas por universidades tradicionales. A modo de ejemplo, según explica el vicerector de la USACH, Jorge Torres, hay un programa para promover la participación de las niñas en la ciencia que se llama “Atómica Usach”. “El programa funciona en la lógica del mentoring y de la creación de referentes. Se visitan liceos y colegios y a través de charlas que les hacen tanto profesoras como estudiantes mujeres, se les transmite a niñas de últimos años de enseñanza media la experiencia de estudiar una carrera científica. Conversando, dando información y aclarando dudas. Se crean referentes de mayor cercanía, se hace ver que optar por la ciencia es una posibilidad real, que tiene dificultades, como cualquier disciplina, pero que es realizable. Esta suerte de “se puede” testimonial es importante para derribar las barreras culturales”, dice.
Un techo de cristal con el que concuerda la Client Manager de Axity, “lo tenemos, por eso siempre les he enseñado a mi hija, mis sobrinas y las mujeres con las que trabajo que somos capaces de hacerlo todo”. A lo que agrega que, “una de las buenas cosas que estamos haciendo como país es tener academias para formar programadoras como 4Geek o Laboratoria, que les da la oportunidad a mujeres que no sabían que les gustaba la ciencia, a hacerlo después. Además, porque la tecnología tiene un tremendo campo laboral, como empresa hemos trabajado con egresadas y hemos encontrado grandes talentos”, señala.
Además, explica que “la pandemia ha demostrado a las niñas y niños que la tecnología está en todo, y no se trata de escribir por computadores, la tecnología entrega soluciones de información, salud, robótica. Y es universal, todos y todas la necesitamos. Los colegios deben buscar la oportunidad en la virtualidad para cambiar el currículo, y enseñar a través de la tecnología y no sólo un ramo que hay que modernizar”.
De cada 10 estudiantes que estudian ciencias, solo dos son mujeres. Para Jorge Torres, esta subrepresentación se debe a tres factores, “en primer lugar, hay un fuerte sesgo cultural, la ciencia se ha organizado para un mundo masculino en el que las mujeres han estado al margen o han sido invisibles. Un segundo factor, es que al haber menos mujeres tenemos también menos mujeres en espacios de liderazgo y visibilidad que operen como referentes que motiven el acceso. En tercer lugar, también ha habido una falta de incentivos a nivel institucional. Si bien en los últimos años se ha avanzado en algunas políticas de acción afirmativa para potenciar el acceso de estudiantes a carreras científicas, falta mucho todavía para que tengamos representación equilibrada de hombres y mujeres en las distintas áreas del conocimiento, porque la ciencia está masculinizada, pero también tenemos carreras feminizadas. Apostamos entonces a esta distribución equilibrada para que no se pierda ningún talento”.
Desde 2015, distintas universidades han impulsado fuertemente la participación de mujeres en carreras científicas. Por ejemplo, hoy la Escuela de Ingeniería y Ciencias de la U. de Chile cuenta con admisión especial para 70 mujeres que hayan quedado en lista de espera y Beaucheff tiene el récord de contar con un 30% de mujeres en su alumnado. En la Pontificia Universidad Católica se estrenó este año el Cupo Mujeres en Ciencia para 16 mujeres que hayan quedado en lista de espera en las carreras de Física, Matemática, Astronomía y Estadísticas y que cuenten con un buen puntaje en la Prueba de Obligatoria de Matemática (4 cupos por carrera). En la Usach, este año se aumentó a 128 cupos para mujeres en las carreras de las Facultades de Ciencia y Tecnología.
Para Torres, otro elemento que va a jugar a favor en despertar el interés de las niñas en el área tecnológica, es una figura del gabinete a estrenarse en marzo de este año. “Maisa Rojas es una destacada científica que a la vez tiene mucha consciencia de las brechas de género que existen en la academia y en el mundo científico. Que llegue a ocupar un cargo de responsabilidad opera como referente de liderazgo para niñas y adolescentes, rompe lo que de ha llamado el techo de cristal e incentivará a otras mujeres a ocupar cargos de responsabilidad en el mundo científico y en la gestión de la ciencia, ya que uno de los elementos que faltan son referentes femeninos”.
Y al hablar de referentes, si Catalina tuviera que elegir a su científico o científica favorita en la historia, se quedaría con Marie Curie, “su entrega a la ciencia, lo que descubrió y la forma como se comprometió, creo que sólo puede hacerlo una mujer”, dice. Mientras que Claudia Díaz, a sus 40 años, asegura que si volviera a salir de IVº medio no se perdería, “estudiaría biotecnología, o lo más tecnológico que exista”.