Esta pregunta y discusión entorno no es nueva, en diversas partes del mundo, se ha instalado esta problemática y ha venido resonando desde prácticamente el inicio de Internet, 40 años y más, en donde se han puesto al centro intersecciones de los derechos en Internet y los derechos comunicacionales de las mujeres y LGBTIQ+, desde un lente feminista.
A pesar de los esfuerzos de activistas, académicas, investigadoras, este tema sigue siendo un área de exploración, lo que confirma la relevancia de que usuarias y activistas feministas tomemos acciones sobre nuestros derechos en Internet y lo expongamos como un tema de discusión, reflexión y crítica.
[cita tipo=»destaque»] Si Internet fuera feminista, tendría como objetivo trabajar para empoderar a más mujeres y personas en toda su diversidad, en pos del desmantelamiento del patriarcado. [/cita]
Cuando nos aproximamos al uso de Internet, nos encontramos con violaciones de derechos, violencia de género, censura de contenidos, incitación al odio, dentro de muchas otras formas de atentados contra nuestra libertad de expresión. Desde este lugar es donde surgen preguntas como:
¿Hemos tomado control de Internet o ésta nos ha tomado bajo control?” “¿Estamos usando Internet o siendo usadas por ésta?” “¿Cómo podemos defender Internet como abierta, difundida, descentralizada y subversiva?” “¿Se está desdibujando la división entre nuestras vidas en línea y fuera de línea? ¿Ello nos empodera o constituye una amenaza?”
Cuando nos cuestionamos e imaginamos una Internet Feminista ¿Cuál es nuestra lucha? una Internet que propicie la libertad de expresión, pero que sea segura y respetuosa para todas las personas.
Uno de los aportes más concretos hoy disponibles en esta materia fue desarrollado durante el Encuentro sobre género, sexualidad e Internet organizado por la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones hace ya 8 años, pero siguen con la misma urgencia y vigencia. A continuación comparto algunos de los principios que se concluyeron en dicha instancia y que por cierto abren una discusión importante sobre las prácticas y derechos, personales, colectivos y estatales.
Si Internet fuera feminista, tendría como objetivo trabajar para empoderar a más mujeres y personas en toda su diversidad, en pos del desmantelamiento del patriarcado. Esto implica el acceso universal, asequible, irrestricto e igualitario a Internet.
Si Internet fuera feminista, rechazaría todo vínculo causal simple entre el consumo de contenidos pornográficos y la violencia contra las mujeres. También rechazaría la abarcadora expresión “contenido pornográfico” como etiqueta aplicable a cualquier contenido sobre sexualidad, ya sea material educativo, contenidos sobre orientación sexual, identidad de género y cualquier expresión relativa a la sexualidad de las mujeres.
Si Internet fuera feminista, garantizaríamos un espacio seguro, saludable e informativo para niños y niñas. Esto implica promover prácticas de seguridad digital y social, que incluye el acceso a información positiva sobre sexualidad en momentos críticos de su desarrollo y la inclusión de la voz y las experiencias de la gente joven en las decisiones que se toman acerca de “contenidos dañinos”.
Si Internet fuera feminista, sería un espacio público y político transformador. Facilitaría el surgimiento de nuevas formas de ciudadanía que permitirían a las personas reivindicar, construir y expresar su individualidad, géneros y sexualidades. Esto incluye conectarse entre territorios, así como exigir responsabilidad y transparencia, y significativas oportunidades para la construcción del movimiento feminista.
Si Internet fuera feminista, la violencia en línea y la violencia relacionada con la tecnología sería una alarma permanente, y sancionaría los ataques, amenazas, intimidación y la vigilancia de origen misógino que experimentamos las mujeres y las personas LGBTIQ+.
Si Internet fuera feminista, amplificaría las narrativas alternativas sobre las realidades que viven las mujeres.
Si Internet fuera feminista, facilitaría el acceso a información clave para las comunidades, la expresión cultural y el intercambio.
El desafío, no es sólo seguir alimentando los principios fundamentales de Internet, sino que además construir una red de activistas feministas, diversidades, académicas, comunicadoras, usuarias, especialistas en derechos en Internet y personas conocedoras de la tecnología para identificar estrategias de colaboración entre movimientos y hacer finalmente realidad: Una Internet Feminista.