En un nuevo Mujeres Inolvidables recordamos la labor de María del Rosario Salamanca Huenchullán, quién en el Wallmapu se destacó por su dirigencia social y dedicación académica en defensa de los derechos del Pueblo mapuche, pueblo al que ella pertenecía orgullosamente. Como mujer, abogada y trabajadora social, se enfocó en visibilizar las trabas y desafíos legales que provocaba la desprotección de los y las mapuche, principalmente su derecho a la justicia.
Chile se encuentra en un momento político histórico, no solamente acaba de tomar el mando un gobierno que promete justicia ante los graves atentados contra los Derechos Humanos ocurridos desde el estallido social, sino que también estamos en medio del proceso de redacción de una nueva Constitución. De parte de los pueblos indígenas, este ha sido un avance relevante, pues ya se encuentra aprobado en el borrador de la carta magna el reconocimiento del pueblo nación indígena, como es el mapuche.
No obstante, esto no surge de forma repentina, el proceso involucró a muchos protagonistas intelectuales, que hoy la historia puede pasarlos desapercibidos. En este sentido, la labor y activismo de María del Rosario Salamanca, fue uno de los aportes relevantes en el proceso de concientización de las injusticias legales hacia el pueblo mapuche.
María del Rosario Salamanca (1958– – 2014) nació en Temuco y creció en el lofmapu Folilko o Raíz Agua, comuna de Freire. Se crió junto al küpan de su familia paterna, en las territorialidades Wenteche, próximas al río Allipen en el kiñelmapu Ketroko (Freire), sector donde creció asistiendo al ceremonial guiado por machi y longko el kamarrikün. Ahí gracias a su abuela paterna, aprendió mapudungun y la historia de injusticia y violencia en contra de los mapuche.
El trabajo de Salamanca comienza con el levantamiento de la demanda colectiva mapuche, que se asociaba principalmente a la demanda de tierras que fueron arrebatadas al territorio mapuche desde el proceso de ocupación de la Araucanía en el año 1861. Ante tal protesta, en 1993 se crea la Ley Indígena la cual tenía como objetivo otorgar reconocimiento y respeto a la comunidad enraizada en Wallmapu, constaba de un acuerdo entre autoridades gubernamentales y representantes mapuche que parecía dar buenas señales para crear mejores relaciones.
Esta ley conllevaba un contexto que incluía el pacto de Nueva Imperial, donde el expresidente Patricio Alwyn se comprometía a garantizar el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas. Sin embargo, no ocurrió, por lo que los y las mapuche siguieron protestando por aquellos conflictos relacionados con la apropiación de sus tierras, todo esto debido a que la ley no fue suficiente para establecer una relación simétrica entre las naciones.
María del Rosario calificó esta medida, en la primera década del 2000, como una falta de voluntad de un cambio real en la legislación, además de plantear como contradictorias las funciones de la CONADI. Allí comienza un llamado desde sus investigaciones y análisis hacia la necesidad del reconocimiento de una multiculturalidad.
La abogada demostró con determinación, que la justicia sólo se garantizará si los mapuche se involucran en el sistema para cambiarlo desde dentro. Es por ello que, por medio de sus conocimientos en derecho, se volvió parte de un grupo de profesionales mapuche que comenzaron a visibilizar las faltas al debido proceso, especialmente del despojo territorial, una de las causas más importantes de los mapuche.
Asimismo, la dirigenta siempre trató de demostrar que era necesaria la mirada mapuche e indígena para entender por qué las leyes que creían brindar justicia, en verdad no lo hacían. Entre sus análisis destaca “El Límite a la Protección de las Tierras Indígenas de la Ley 19.253” donde se cuestiona la falta de inclusión a las dinámicas mapuche en el contexto de las leyes chilenas y además señala una clara falta de acceso a la justicia cuando indígenas se ven afectados por la expropiación de tierras:
“La expropiación de las tierras indígenas para la construcción de obras públicas afecta los derechos fundamentales de los indígenas. ¿Por qué estos no recurren a los tribunales en demanda de la efectiva protección de sus derechos? La respuesta a esta interrogante plantea un punto de permanente conflicto en la relación entre el Estado y los pueblos indígenas, que dice la desigualdad de poder acceder a la justicia, la desconfianza y la conciencia existente en el mundo indígena actual de la total falta de comprensión de gran parte de la sociedad chilena respecto de su propia forma de vida, cultura y cosmovisión”.
María del Rosario, siempre habló desde lo colectivo, incluyendo las voces de sus compañeras y compañeros, las cuales se veían reflejadas en sus escritos. En ellos se manifestaba que las acciones del Estado, como el acceso a becas, bonos o más tierras, no cumplían con las demandas del pueblo, porque eran paternalistas, dadas en un criterio economicista que no se comparaba con el respeto de otorgar directamente un reconocimiento como nación reconocimiento como una nación distinta al interior del Estado.
En esta línea, en conjunto con otros abogados, especialistas en ciencias sociales y jurídicas, así como la participación de un conjunto de autoridades mapuche (lonko, werken, machi y otros), comienza a desarrollar el concepto de Derecho Propio Mapuche, que aludía al conjunto de normas denominado “Az mapu.” Estas normas fueron siempre desconocidas y asimiladas al derecho dominante, por ende, fue uno de los puntos que más desarrolló dentro del entramado del pluralismo jurídico, concepto que, según su hijo Rony Leiva Salamanca, se refería “al derecho a las propias instituciones, a los métodos tradicionales de sanción de delitos, el derecho al idioma y al derecho consuetudinario indígena, al momento de aplicar la legislación nacional”. Además, aquello incluía el reconocimiento de los tratados internacionales como el Convenio 169 de la OIT, apelando a un cambio de paradigma en el sistema jurídico chileno para la realización de un pluralismo jurídico.
Por otro lado, y como se ha mencionado anteriormente, el trabajo y motivación de María del Rosario Salamanca, siempre fue a partir de su identidad, por lo que también se destacó en el área de la dirigencia social.
En la Corporación Araucana, se dedicó a organizar talleres con el motivo de revitalizar la cultura y conocimientos ancestrales, entre sus colaboradores, se hallaba Lorenzo Aillapán, artista y kimche (sabio) mapuche con reconocimiento nacional e internacional.
En los últimos años de su activismo, sus conocimientos en materia legal indígena y chilena, vieron frutos con su labor dentro de la Defensoría Penal Pública de Temuco, donde fue partícipe esencial en procesos que involucraban la detención de imputados mapuche, en algunos caso prisioneros políticos. Parte de sus logros incluyen una serie de fallos judiciales en la resolución de conflictos de casos de violencia intrafamiliar mediante la comparecencia de los litigantes ante lonko o machi, en el contexto de acuerdos reparatorios.
Al respecto de estos hitos, la werken Ana Llao en el año 2014, para el Diario Austral, mencionó la importancia del rol de la abogada en la defensa por la justicia hacia el pueblo mapuche, donde menciona un cambio de paradigma de la justicia gracias a ella. Además, destacó su gestión como Defensora Penal Mapuche en el apoyo a líderes imputados por la ley antiterrorista.
El proceso de reconstrucción de la historia y memoria (mapuche tukulpan), sigue siendo uno de los urgentes desafíos por parte de la comunidad. En el caso de las mujeres, la situación es más compleja, ya que los datos conocidos generalmente han sido en torno al rol de los hombres y sus luchas como weichafe, no obstante, ambos han estado marcados por la criminalización.