Ya hacia fines del siglo XX, la escritura de Cox, así como la de autoras como Inés Echeverría Bello (Iris), o Teresa Wilms Montt, quedó categorizada como «feminismo aristocrático», ya que se caracterizaron por ser textos en los que predominaba la subjetividad femenina.
Mariana Cox Méndez fue una destacada intelectual chilena que abogó por los derechos de las mujeres con diversas publicaciones en medios de comunicación a finales del 1800. Escribió artículos de carácter musical, literario y religioso, además, es autora de textos como “Un remordimiento” y “La vida íntima de Marie Goetz”.
Según rescatan las historiadoras (es) de Memoria Chilena, sus redacciones la convirtieron en una de las primeras autoras chilenas profesionales y exponente destacada del “espiritualismo de vanguardia”, corriente estética que hacia fines del siglo XX se conoció como “feminismo aristocrático”.
La escritora inició esta carrera literaria en la prensa periodística aproximadamente en 1895 por necesidad económica, por ello, ha sido recordada como la primera escritora chilena en llevar su oficio a la profesionalidad, recibiendo remuneración por su trabajo.
Por esto, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres chilenas de la historia y el presente, visibilizamos su impacto en la época y repercusiones en el presente.
Volviendo a inicios del siglo XX, las novelas de Mariana fueron recibidas con “amor y odio” por la crítica. Cox vivió el proceso de modernización social y cultural que tuvo lugar a partir de la mitad del siglo XIX, por ello, sus escritos proyectan una perspectiva especialmente enfocada en las problemáticas de las mujeres, aun cuando, a ojos de la actualidad, puedan parecer ideas conservadoras, fue parte del movimiento de aquellas que abogaban por obtener legitimidad en el espacio social.
En 1909, sus libros tenían como mensaje central la interpelación a la sociedad burguesa a la que pertenecía, «poniendo en duda todo lo que hasta ese momento era considerado absoluto e inamovible, las costumbres, la religión, la maternidad», destacan desde Memoria Chilena.
Ya hacia fines del siglo XX, la escritura de Cox, así como la de autoras como Inés Echeverría Bello (Iris), o Teresa Wilms Montt, quedó categorizada como «feminismo aristocrático», ya que se caracterizaron por ser textos en los que predominaba la subjetividad femenina.
Una enfermedad al corazón la obligó a viajar en 1913 en busca de tratamiento a París; mientras tanto, en Chile, comenzó una campaña de difamación proveniente de autores varones.
Aparecieron publicaciones que difamaron su escritura y la de otras mujeres pertenecientes a familias de élite, como, “La Cachetona” (1913) de Tomás García Martínez, Yo (1909) o Los héroes moribundos (1910), ambos libros de Ignacio Pérez Kallens (1877-1935).
Mariana falleció el 8 de septiembre de 1914, durante este mismo mes, se publicaron artículos en su memoria en la revista Zig-Zag y Pacífico Magazine, en donde elogiaron y defendieron su obra. Al año siguiente, Alone publicó “La sombra inquieta”, novela que tomó la forma de un diario íntimo que publicó con el fin de limpiar la memoria de la autora.