Pasando de publicar sus textos bajo un seudónimo a utilizar su propia plataforma, sus diversos poemas, novelas y artículos la llevaron a consagrarse dentro de la Academia chilena.
Rosario Orrego Castañeda fue una destacada intelectual chilena del siglo XIX que abrió la senda, como muchas otras precursoras, a las mujeres dentro del discurso público. Fundó la Revista Valparaíso en 1873 en donde expuso sus novelas y poemas, además de referencias y críticas escritas por mujeres.
Su preocupación por el derecho a la instrucción femenina se debe a su educación privilegiada, este fue motivo de muchos de sus poemas en una época donde la enseñanza de las mujeres había sido relegada a un segundo plano durante siglos, según rescata Memoria Chilena.
Inició su labor literaria en Valparaíso bajo el seudónimo de “Una madre”. Sus obras fueron publicadas en las revistas La Semana (1859-1860), del Pacífico (1858-1861) y de Sud-América (1860-1863). De esta forma, poco a poco, comenzó a introducirse en la esfera pública para ser finalmente reconocida como la primera novelista y mujer académica del país.
Por esto, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres chilenas de la historia y el presente, visibilizamos su impacto y trayectoria.
Caía el año 1831 y nacía en la ciudad de Copiapó, Rosario Orrego. Sus primeros estudios fueron desde su hogar, para más tarde asistir a diversos colegios. Contrajo matrimonio, siendo una niña aún, con Juan José Uribe. Tuvieron dos hijos y tres hijas, las cuales al crecer la acompañarían, tras enviudar en 1853, a Valparaíso.
Es en el puerto en donde decide dar rienda suelta a su habilidad en la escritura. Comienza a publicar sus escritos en distintas revistas de la época, como en La Mujer, «dirigida por Lucrecia Undurraga, periódico hecho por y para mujeres, y recientemente publicado en una edición de lujo por la Universidad Adolfo Ibáñez”, según rescata la Revista Santiago.
Una de sus más grandes novelas y con la cual compitió en un concurso de literatura chilena, convocado en 1860 por la Universidad de Chile, con Alberto Blest Gana, considerado el padre de la novela chilena, es “Alberto, el jugador”. Debido a esta obra es considerada la primera académica novelista del país y en ella se retrata el mundo del juego, que se encuentra dominado por los hombres.
Su ardua labor dentro de la literatura chilena hizo que en 1873 recibiera el reconocimiento por parte de la Academia de Bellas Letras de Santiago, en donde se le hizo entrega del título de socia honoraria. Es así, como con aquel nombramiento Rosario Orrego se instaló como la primera mujer académica de Chile.
Sin embargo, su carrera no queda ahí, pues ese mismo año toma la decisión de crear su propia plataforma. Así, fundó la Revista Valparaíso “una publicación que se interesó por la difusión de las ciencias y la literatura por intermedio de artículos originales y traducciones. Entre sus páginas, dio a conocer su novela Teresa, en donde la protagonista, a diferencia de otros personajes femeninos de novelas del período, que realizan sacrificios por el hombre que aman, ella opta por mantener su convicción”, indica las investigaciones de Memoria Chilena.
No obstante, este medio también fue un el perfecto lugar para que otras mujeres se adentraran en la escritura y, también, en la educación. Paula Escobar menciona que, para Verónica Ramírez, Manuel Romo y Carla Ulloa, autores del libro Antología crítica de mujeres en la prensa chilena del siglo XIX, “la preocupación de la directora respecto al tipo de educación que recibían las mujeres más jóvenes no deja de ser constante en las páginas del periódico. Le angustiaba que la sociedad promoviera la construcción de un estereotipo de mujer cuyo fin fuese convertirse en objeto de placer para el hombre (que luzca perfecta, que sepa cantar, adular, etc.). De allí que abunden sus advertencias sobre la importancia de la instrucción femenina, fundamentada en su desarrollo intelectual».
Rosario Orrego, la primera mujer académica de Chile y también la primera mujer en fundar una revista en el país, si bien no desafiaba directamente los estereotipos y roles de la época, debido a los problemas que esto podía traer en ese entonces, desde su vereda se encargaba de ir abriendo sigilosamente puertas para las generaciones venideras.
En plena Guerra del Pacífico, mientras su hijo, Luis Uribe, batallaba en las costas de Iquique en la corbeta Esmeralda, un 21 de mayo de 1879, falleció Rosario. Sus obras tanto poéticas como novelescas esparcidas por revistas, fueron reunidas por primera vez 51 años después de su muerte, 1930. Actualmente, diversas investigaciones académicas han sido claves para restaurar su importancia y presencia en la historia de Chile, en los medios de comunicación y en la literatura.