Hace dos años y medio, el COVID-19 se impuso como una emergencia sanitaria a nivel mundial. La que se transformó en una crisis económica con un alza relevante del desempleo. Un tema que recién está saliendo a la luz, es el efecto que tuvo la pandemia en la salud mental de las personas. Tanto estudiantes como trabajadores vieron su bienestar psicológico afectado debido al encierro, al aislamiento y el desempleo.
Lamentablemente, hay un grupo en particular que sufrió las consecuencias con mayor impacto: las mujeres. Durante la pandemia, sectores tales como hospedaje y comercio donde el empleo femenino es más prevalente fueron particularmente afectados. Esto llevó a mayores tasas de desempleo, caída de ingresos, y salida del mercado laboral para las mujeres, en relación con los hombres. Otra causa importante se relaciona con un aumento en el tiempo dedicado a tareas domésticas y de cuidado, asociadas a las cuarentenas y al cierre de escuelas.
[cita tipo=»destaque»] Datos a nivel nacional del 2017 muestran que la prevalencia de síntomas depresivos era de 23% entre las mujeres, y 13% entre los hombres. [/cita]
En un trabajo recientemente publicado en el International Journal of Public Health, utilizamos datos de 2.545 adultos a lo largo de Chile para estudiar el deterioro de la salud de mujeres y hombres a raíz de los primeros meses de la pandemia, cuando los niveles de confinamiento fueron elevados. Los resultados muestran que ellas reportaron peores niveles de salud mental, incluso controlando por el nivel de ingreso previo a la pandemia, el nivel de educación, la edad, y la presencia de niños pequeños en el hogar.
El deterioro en salud mental, así como también los problemas relacionados al sueño estuvieron vinculados a la fragilidad económica de las mujeres en Chile. En comparación a los hombres, durante la pandemia, perdieron más sus empleos y experimentaron caídas relativas en su ingreso de manera más frecuente.
Nuestros hallazgos presentan un panorama preocupante en vista de disparidades de género en salud mental ya acumuladas previo a la pandemia. Datos a nivel nacional del 2017 muestran que la prevalencia de síntomas depresivos era de 23% entre las mujeres, y 13% entre los hombres.
Uno puede preguntarse ¿cómo un tema tan fundamental como el bienestar psicológico, ha sido tan poco discutido? Según nuestra investigación, sólo un 5% de las mujeres y menos del 3% de los hombres tuvo acceso a un tratamiento relacionado a su salud mental, lo que evidencia las dificultades para acceder a este tipo de asistencia.
Nuestro estudio enfatiza la importancia de desarrollar intervenciones y políticas públicas con enfoque de género que mitiguen el efecto de futuras crisis en la situación económica y el bienestar psicológico. Además, enfatiza la necesidad de generar un acceso más inclusivo a servicios de salud mental que permita mejorar el bienestar de todos los chilenos.