La destacada escritora participó en tertulias literarias, iniciativas de caridad para fomentar la cultura, además, tenía mucho interés por el desarrollo de la educación de las mujeres. Sus obras -escritas en el contexto de construcción de los estados nacionales americanos- fueron reconocidas en el círculo intelectual de su tiempo por sus textos de carácter patriótico. Tras su fallecimiento, el ilustre historiador e ideólogo liberal, Miguel Luis Amunátegui publicó un texto en el que presentó la vida de la autora y también dio a conocer el «Plan de estudios para una niña» obra en el que Mercedes elaboró un manual educativo para la formación que las madres debían dar a las niñas.
Mercedes Marín Recabarren fue una escritora vinculada al romanticismo que desarrolló su producción literaria en el contexto de construcción de la naciente república de Chile. A partir de su trabajo poético de carácter patriótico y de sus escritos acerca de la vida de figuras públicas, la autora fue reconocida en su tiempo como una intelectual distinguida.
Según rescatan desde Memoria Chilena, también fue destacada como «modelo de mujer cristiana» tanto por su participación en instituciones de caridad como por su poesía de temática religiosa. En estudios posteriores de su vida y obra, se ha recalcado el papel que tuvo como «saloniére», un concepto francés que se utiliza para referirse a aristócratas intelectuales que se reunían en salones con este fin, también en la historia recalcan su preocupación por la educación de las mujeres.
Por esto, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres chilenas de la historia y el presente, visibilizamos su impacto y trayectoria.
Mercedes Marín nació en Santiago el 11 de septiembre de 1804, asistió brevemente en su niñez a una escuela en donde «aprendió, más pronto de lo que imaginaban sus padres, a leer sin tropiezo cualquier libro» sin embargo, la mayor parte de su formación la vivió al interior de su hogar, una práctica que era habitual entre las mujeres de la élite, quienes al no tener acceso a la educación secundaria ni mucho menos universitaria, debían conformarse con algunas lecturas, escritura y álgebra que recibían -si es que era el caso- en colegios privados los cuales en su mayoría estaban dirigidos por órdenes religiosas femeninas.
La formación de Marín la convirtió en una mujer sumamente ilustrada para su época, lo que le permitió posteriormente ser una de las más afamadas anfitrionas de salones culturales durante la primera mitad del siglo XIX. En este sentido, como saloniére, la autora se relacionó con intelectuales, políticos y artistas de la época, como Isidora Zegers y Hermógenes de Irisarri.
En 1837, Marín se hizo más ampliamente conocida entre intelectuales y políticos por la publicación de su poema dedicado a la memoria de Diego Portales, que escribió con motivo de su fusilamiento. Esta obra causó gran impresión entre los lectores, quienes quisieron conocer la identidad de la persona que se escondía tras el seudónimo «Por una Señora Chilena«.
Tras dicha publicación, Mercedes Marín continuó escribiendo poesía, por lo general, motivada por algún acontecimiento particular o dedicados a la memoria de una figura pública o familiar. Así, por ejemplo, en 1858 publicó el poema «Canto fúnebre a la memoria del ciudadano José Romero», en honor del militar de descendencia afroamericana.
También, según Memoria Chilena, escribió dos leyendas en verso, «La novia y la carta», y «Escepticismo y fe», texto de corte religioso que escribió durante sus últimos días de vida y que no concluyó. La autora dejó como encargo a su hijo, Enrique del Solar, que completara la narración, texto que este publicó en 1867.
Si bien la autora publicó poemas sobre la vida de figuras públicas y familiares en diversos diarios de la época, así como algunos en formato cuadernillo, parte importante de esta producción se dio a conocer en libros editados por otros autores.
De manera póstuma, aparecieron otros textos que dieron a conocer su obra y finalmente, en 1867, el ilustre historiador e ideólogo liberal, Miguel Luis Amunátegui publicó el volumen «Da. Mercedes Marín del Solar», en el que presentó la vida de la autora y también dio a conocer el «Plan de estudios para una niña» texto en el que Mercedes elaboró un manual educativo para la formación que las madres debían dar a sus hijas.
Este plan que se escribió como borrador, sin intención -o capacidad- para ser publicado, permitió que Marín escribiera y prescribiera con una pluma más flexible y moderna los preceptos que -desde su propia experiencia- eran los fundamentales para la educación de una niña como futura saloniére.