Siguiendo el ejemplo de países como España y Argentina, el Ministerio de Relaciones Exteriores, liderado por la canciller Antonia Urrejola, busca posicionar al país como una nación que vela por la paridad y la equidad de género. Sin embargo, durante estos casi cinco meses de trabajo, no han estado exentos de críticas y problemas por la designación de algunos embajadores, además del clima laboral que enfrentan con aquellos trabajadores de antigüedad y de otros sectores políticos. En conversación con El Mostrador Braga, la canciller adelanta y explica a profundidad algunos elementos del proyecto feminista, el cual será presentado el próximo 8 de marzo (2023). Para la autoridad, la resistencia al cambio ha sido uno de los principales retos, “uno conversa de esto -política exterior feminista- y nadie se opone, pero uno siente la resistencia, aquí quiero ser muy clara, no es solo una resistencia cultural de parte de los diplomáticos o al interior de la Cancillería, sino en general del mundo político”, asegura.
Han pasado exactamente 160 días desde que el presidente Gabriel Boric asumió el liderazgo del país, en este sentido, proyectos internos para cambiar Chile desde adentro no son el único foco anunciado en el programa de gobierno, de hecho, las relaciones exteriores son un aspecto vital en este mundo globalizado e interconectado, en donde dependemos los unos de los otros.
Fue en diciembre de 2021 cuando, durante un punto de prensa, el presidente explicó la necesidad de una política exterior que sea feminista y con perspectiva de género, para “recuperar la vocación multilateralista, promover agendas de futuro, con una vocación latinoamericanista, respetuosa de los DD. HH., del derecho internacional, de la cooperación, tratados internacionales y la sustentabilidad”.
Para liderar esta meta fue designada como Ministra de Relaciones Exteriores, la abogada Antonia Urrejola, quien fue la primera chilena en presidir la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En conversación con El Mostrador Braga, la canciller explica de qué trata la política exterior feminista, también aborda algunos de los errores que se han cometido estos meses de gestión, y la resistencia al cambio que ve en un área gubernamental que históricamente ha estado dominada por hombres.
Durante estos casi cinco meses, la labor de la cancillería ha estado en el ojo del huracán por varias críticas, principalmente embajadas que aún no tienen designada a sus cabecillas; críticas internas de trabajadores/a antiguos que se sienten desplazados por el nuevo gobierno y alegan una “toma generacional”.
También dos polémicos casos: se desistió de nombrar como representante de Chile en China al abogado Andreas Pierotic, por acusaciones de violencia intrafamiliar y por la estafa a empresas asiáticas de su socio Isaac Givovich (exyerno de Joaquín Lavín). Otro, es la falta de rigurosidad del gobierno de Brasil, ya que Jair Bolsonaro y su equipo aún no le han autorizado el beneplácito a Sebastián Depolo, embajador chileno designado hace ya varios meses, por lo que no ha podido ejercer su rol.
Al respecto, Antonia Urrejola, considera que “nunca hay que ser autocomplaciente. Sin duda se han cometido errores, como se cometen en todos los Ministerios, y la Cancillería no ha sido ajena a los errores”.
Respecto a la falta de embajadores/as, explica que están tratando de no exceder los nombramientos políticos, para que exista un equilibrio con quienes tienen un currículum y han hecho carrera diplomática, por ello es que con el presidente Boric se tomarán “un par de semanas más” para decidir sobre aquellas embajadas que faltan.
También transparenta que están a la espera de la respuesta del gobierno brasileño, y que se están haciendo las gestiones para que no se siga extendiendo la incertidumbre. Sobre China, explica que esa decisión depende del presidente Boric, “excede mis atribuciones”, pero que dentro de lo que ha conversado con él, es un tema que se está avanzando y estudiando.
Respecto de los trabajadores antiguos y la “toma generacional”, considera que detrás de esos comentarios hay una intención que refleja una resistencia al cambio desde ciertos sectores políticos. “Los comentarios sobre el ‘cambio generacional’ me llaman la atención porque tengo 53 años, no tengo 20. Tengo una trayectoria ligada al tema internacional y claro, no seré parte del status quo de la política exterior en Chile, pero sí tengo un razonamiento de muchos años con los organismos internacionales, quizás con una perspectiva distinta de la tradicional”.
Misma visión tiene de su equipo respecto de sus trayectorias y currículum, “esta situación da cuenta de por qué es necesaria una política exterior feminista con acciones afirmativas, porque yo si creo que la política exterior y la Cancillería han sido, por mucho tiempo, más allá de algunas excepciones, un mundo de hombres y mayores de 53”.
Agrega que, “no lo digo en sentido despectivo, y ahí quiero ser súper clara, porque me parece que hay una generación anterior a la mía que sin duda después de la dictadura puso a Chile en el ámbito internacional de una manera admirable, necesaria. Quienes me antecedieron hicieron un gran trabajo (…) hay un montón de hitos que yo no solo aplaudo, sino que admiro y recojo como canciller. Pero Chile vive un cambio y quienes estamos hoy día en la dirección de la Cancillería no somos pajaritos nuevos en estas materias”.
Al momento de plantearse una política exterior con perspectiva de género, explica que hay que cuestionarse más cosas que solamente cuántas mujeres tienen, por ejemplo, qué cargos de poder ostentan, también el cómo se las está incorporando.
¿Qué es la política exterior feminista?
Según la ministra, hay dos vertientes, una hacia adentro de la Cancillería, que es ir incorporando a las mujeres a los espacios de poder. La segunda, es posicionar la mirada multilateral en la política exterior desde la perspectiva de la transversalidad de género.
La primera vertiente consiste en derribar, desde la base, la desigualdad en el ingreso a la carrera funcionaria. Para ello, están seleccionando de forma paritaria, a los integrantes de la Academia Diplomática.
La ministra Urrejola comenta que ha conocido testimonios de trabajadoras que, en años anteriores durante las entrevistas, se les preguntaba cuáles eran sus planes de vida, si se querían casar, si querían tener hijos, “cuestión que a los hombres no se les preguntaba. Y no estoy hablando de hace diez años, estoy hablando hace dos o tres años atrás (…) Por eso, al inicio del gobierno designé a María del Carmen Domínguez, que es la primera mujer directora de carrera diplomática. Precisamente porque ella tiene mucha claridad en este tema”.
Agrega que, “nunca en toda la historia de la Cancillería había habido al mismo tiempo una ministra y una subsecretaria (Ximena Fuentes Torrijo). Yo creo que eso es algo que a uno tiene que llamarle la atención, que en 2022 sea la primera vez que existan dos mujeres en la alta dirección”.
En concreto, la carrera diplomática tiene 466 funcionarios diplomáticos, únicamente 129 son mujeres (27,7%). Hay 86 embajadores/as de los cuales 24 son mujeres (27,9%). “Aquí igual hay un avance -en pocos meses- porque la cifra total de mujeres en el total de la carrera diplomática es más o menos similar al nombramiento de embajadoras (…) hemos ido avanzando en la incorporación de la mujer en la medida de nuestras posibilidades”. Entre las designadas, hay 17 embajadoras que son de carrera y siete externas.
Además de esta visión paritaria e inclusión de más mujeres en puestos de poder, Urrejola explica que es prioridad para su equipo que tanto los diplomáticos como las diplomáticas entiendan la perspectiva de género y a diversidades sexuales en su trabajo cotidiano.
La mirada multilateral en la política exterior desde la perspectiva de la transversalidad de género es parte de la estrategia que puso como embajadora a la excandidata presidencial, Paula Narváez en Naciones Unidas en Nueva York, y a Claudia Fuentes en Naciones Unidas en Ginebra. “No es un accidente que tengamos a dos mujeres en esos foros multilaterales que son tan importantes, donde se toman decisiones en materia de igualdad y no discriminación de género y diversidades sexuales en las Naciones Unidas”, puntualiza.
La segunda perspectiva de la política exterior, tiene que ver ya directamente con la mirada interseccional en el trabajo con las demás naciones, donde se incorpora la perspectiva de género y diversidades en las relaciones bilaterales, comerciales, paz, cooperación en derechos humanos, la participación en foros, etc.
“Hemos sido también proactivas en el relacionamiento con otras cancillerías que tienen un camino andado”, explica. En lo concreto, han firmado Memorándum de Entendimiento con algunos países que van mucho más avanzados, como lo son España, Canadá y Argentina. “Estamos trabajando muy cercanamente también con la cancillería alemana, organizando la posibilidad incluso una reunión de mujeres cancilleres a nivel mundial”, puntualiza.
En torno a los Memorándums, comenta que algunos son más largos que otros, pero todos tienen un enfoque interseccional, “en materia de cooperación, queremos poder conocer las buenas prácticas que estas cancillerías han tenido en la formulación de la política exterior feminista, pero también las malas, es importante no solo conocer los éxitos, sino que los obstáculos y los errores cometidos para no repetirlos”. Por ejemplo, de Argentina destaca el fuerte componente en materia LGBTI que tienen. En lo comercial, destacan el empoderar a las mujeres emprendedoras.
También han retomado la Mesa de Equidad de Género que la Cancillería creó el 2015, pero que no se reunía desde 2018, y se está trabajando en un documento formal oficial de la política feminista de la Cancillería, junto a los distintos funcionarios y funcionarias, escuchando experiencias comparadas, a la Academia, a mujeres y hombres internacionalistas, haciendo un diagnóstico de la actual situación. “La idea es poder tener este documento omni-comprensivo que vamos a presentar el próximo 8 de marzo”.
Resistencia cultural
Ha sido bien interesante para el Ministerio compartir experiencias con personas de otros países, de hecho, en la visita de España, la enviada especial de la Cancillería española les comentó un dicho de su nación: “Al suelo que vienen los nuestros» que es una frase que básicamente refleja la resistencia cultural al cambio que proviene de los mismos compatriotas.
En este sentido, comenta que racionalmente las políticas feministas lograban entenderlas, pero en la práctica, había una oposición y una resistencia cultural muy fuerte. “Y para ser franca, yo también lo he sentido. Esa es la verdad, uno conversa de esto y nadie se opone, pero uno siente la resistencia, aquí quiero ser muy clara, no es solo una resistencia cultural de parte de los diplomáticos o al interior de la Cancillería, sino en general del mundo político”, explica.
Agrega que, cuando se critica que no hay una ‘política exterior’ en Chile, cuestionan esta propuesta feminista “como si fuera la pañoleta verde, lo dicen con un cierto desprecio, sin entender que este es un tema profundo que obedece a una realidad de las mujeres”.