Publicidad
Postnatal… ¿de emergencia? Yo opino

Postnatal… ¿de emergencia?

Publicidad
Andrea Von Hoveling
Por : Andrea Von Hoveling Miembro de la Agrupación Ginecólogas Chile
Ver Más


Muchos malos entendidos ha causado  la discusión sobre la extensión del permiso de postnatal debido a la situación sanitaria. Discusión con urgencia, se le quita la urgencia, acusaciones cruzadas, confusión absoluta. Al debate político se suma la opinión de muchos/as, de que no se justifica la ausencia laboral extendida dada la baja de contagios.

Lo anterior sin duda abre dos preguntas respecto al cuidado de los lactantes: ¿dónde estamos ahora?, y más importante aún, ¿a dónde queremos llegar?

La primera es más simple de responder, dado que se basa en números. Efectivamente, tanto la cantidad como la gravedad de los casos de COVID-19 han disminuido. Por lo demás, suele ser una enfermedad leve en lactantes y niños pequeños. Pero hay otras variables que considerar: hay múltiples virus, más graves en niños, que han incrementado sus casos durante el 2022 habiendo estado prácticamente ausente los años anteriores. Además, por la situación económica actual muchas salas cunas y jardines infantiles se han visto forzadas a cerrar sus puertas, por lo que el acceso al cuidado diurno de hijos e hijas se ha complicado.

La familia extendida, que por siglos ha sido el principal apoyo de las madres que trabajan fuera del hogar, también está viviendo momentos complejos: muchas han perdido a sus adultos mayores debido a la pandemia y otro tanto duda respecto a pedirle a personas de mayor edad que cuiden a niños pequeños, dado que nos hemos hecho conscientes de que esto conlleva riesgo de contagio de diversas infecciones. ¿Se justifica, por tanto, un permiso laboral especial en la situación actual? A mi parecer, sí.

[cita tipo=»destaque»] Si hablamos de avanzar en responsabilidad parental compartida y de disminuir la brecha de género, necesitamos un permiso más prolongado para el padre. Esto hace que pueda cumplir con su deber y derecho de estar con su hijo/a, le otorga el derecho real al recién nacido de contar con su otro progenitor y  permite que la madre cuente con un apoyo para ejercer con mayor tranquilidad su rol de cuidadora principal. [/cita]

¿Y qué pasará en el futuro próximo? La pandemia está próxima a su fin, según la opinión de la Organización Mundial de la Salud. Es de esperar que durante el 2023 veamos un comportamiento de enfermedades respiratorias similar al de años anteriores, teniendo a este coronavirus como parte de la “fauna” habitual que nos ataca cada temporada.

¿Terminará, entonces, la preocupación por la duración del postnatal? Categóricamente no. La evidencia mundial es contundente: los primeros mil días de vida (considerando la gestación y los primeros 2 años de vida) son fundamentales para la construcción de individuos sanos. La posibilidad de prolongar la lactancia materna (tremendamente difícil una vez reintegrada la madre a su jornada laboral) protege de alergias alimentarias, enfermedades infecciosas y afecciones autoinmunes. La disponibilidad física y mental del cuidador principal (habitualmente la madre, pero puede ser otro/a) es fundamental para la salud mental de ese/a niño/a. Invertir en esta primera etapa es más efectivo y muchísimo más barato que corregir afecciones posteriores en la vida. No todo es prevenible, pero gran parte sí se puede mejorar.

¿Hablamos de un postnatal de 2 años? No necesariamente. Hablamos de prolongar el postnatal, sin duda y habrá que discutir por cuanto tiempo, pero también nos referimos a flexibilidad horaria, protección del puesto de trabajo, posibilidad de cumplir tareas en forma remota. Y también hablamos de una deuda histórica: el permiso laboral de los padres. Actualmente, cuentan con 5 días de permiso. Estos, como mucho, alcanzan para acompañar a la madre y al recién nacido a instalarse en casa tras el alta médica. Y si hablamos de avanzar en responsabilidad parental compartida y de disminuir la brecha de género, necesitamos un permiso más prolongado para el padre.

Esto hace que pueda cumplir con su deber y derecho de estar con su hijo/a, le otorga el derecho real al recién nacido de contar con su otro progenitor y permite que la madre cuente con un apoyo para ejercer con mayor tranquilidad su rol de cuidadora principal. Por otra parte, el hecho de que el padre tenga un permiso obligatorio por el nacimiento de un hijo/a avanza en disminuir la brecha de género: actualmente se considera una carga contratar a una mujer en edad fértil, y a las mujeres nos significa un costo laboral importante el hecho de gestar, parir y criar. Si realmente incorporamos el concepto de que la responsabilidad de criar hijos sanos recae sobre ambos miembros de la pareja, y -de facto- es una inversión para el país completo, inmediatamente dejaremos de considerar que el peso de reproducirse caiga exclusivamente sobre la mujer.

¿Y si no hay padre?, me dirán algunos… Obviamente, hay que adaptarse a la realidad de cada familia. No pueden restarse derechos a personas por el hecho de conformar una familia diversa. Estamos hablando de la protección de la infancia, y pocos temas suscitan un acuerdo tan transversal como el presente y el futuro de los niños y niñas de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias