BRAGA
En los últimos años, ha habido una mayor conciencia sobre el autismo en mujeres. Sin embargo, todavía hay una falta de comprensión y conciencia sobre cómo se presenta el autismo en las mujeres, lo que puede llevar a un diagnóstico erróneo o una falta de diagnóstico.
Los sesgos de género en los diagnósticos de autismo se deben en gran parte a la falta de conocimiento sobre cómo se manifiesta esta neurodivergencia en las mujeres en comparación con los hombres.
Las mujeres con autismo a menudo tienen habilidades sociales más avanzadas que los hombres, lo que puede hacer que sus dificultades para interactuar socialmente pasen desapercibidas y retrasen el diagnóstico. Además, en el pasado, el autismo se consideraba una condición que afectaba principalmente a los hombres.
Según datos de la Fundación Unión Autismo y Neurodiversidad (FUAN), el diagnóstico de algún trastorno del espectro autista se da cuatro veces más rápido en hombres que en mujeres.
Uno de los factores que podría incidir en esta situación, es la capacidad de las mujeres con autismo para camuflar sus síntomas. Un análisis reciente hecho por Amaia Hervás del Instituto Global de Atención Integral al Neurodesarrollo en Barcelona demostró que las mujeres aprenden a copiar comportamientos sociales típicos, lo que les permite parecer más “normales” para encajar con su entorno, y así esconder sus dificultades, lo que puede retrasar el diagnóstico.
Otro estudio, realizado por la Universidad de Valencia, España, da cuenta que este sesgo se basa en la idea de que socialmente mantenemos una serie de expectativas sobre cómo deben ser las mujeres y los hombres, y cómo deben comportarse.
“Como depende del juicio de quien lo observe y lo evalúa, muchas veces puede estar cargado de estereotipos de género, como tiene que ver mucho con las formas de socialización, la socialización en mujeres por características culturales en chile es distinta a la forma de socialización que culturalmente se da en los hombres, como hay una diferencia de un patrón cultural a veces ocurre que nos genera un sesgo esta forma de interactuar de las mujeres, que es más hacia adentro, más tímida, menos externalizante y de cierta manera opaca el criterio más social opaca la visión de un síntoma que es más clínico que puede ser en realidad una dificultad para hacerlo más que una costumbre social” comenta la psicóloga de la Universidad Mayor, Magíster en Psicología de la Universidad de La Frontera, Magíster en Neurociencias de la Universidad Autónoma, María Loreto Reckmann.
“El diagnóstico tardío va a depender del grado de la condición del espectro autista en muchas de las situaciones, independiente al género, pero cuando este nivel de funcionalidad es mayor, es decir, el desajuste respecto a lo normativo para el rango etario no es tan significativo, se empieza a manifestar más tardíamente (…) se ha visto en investigaciones que las mujeres suelen ser más observadoras, enmascaran parte de esta sintomatología y se ajustan mejor a la expectativa de los demás en cuanto al funcionamiento social aun cuando tengan una dificultad en ciertas competencias, van disimulando los síntomas para ajustarse al contexto social lo que más pueden” agrega.
Es así, como un diagnóstico tardío del autismo en mujeres puede tener una serie de consecuencias negativas para el bienestar emocional, social y académico. A continuación, algunas de las consecuencias son:
Además, de acuerdo a la investigación “Mujeres autistas chilenas diagnosticadas en edad adulta: Consecuencias y dificultades durante el proceso en Chile” existe una falta de acceso a servicios de salud mental para personas con autismo, lo que puede dificultar aún más el diagnóstico y el tratamiento para las mujeres.
Las listas de espera para la atención en salud mental son largas y los servicios especializados para el autismo pueden ser limitados. Por otro lado, la falta de profesionales especializados en el área, con conocimientos actualizados sobre el sesgo de género y una comprensión profunda de la condición, es una variante que se repite como una barrera dentro del proceso.
“Se pierde un tiempo valioso de que la persona pueda efectivamente desarrollar y fortalecer estas competencias, por lo tanto su calidad de vida se ve en desmedro, ya que nuestra calidad de vida va depender de qué tanto nos sentimos ajustados en la sociedad en la que vivimos y si no contamos con las ayudas que se precisan en este tema, nuestra inclusión en esta sociedad va a ser más compleja, entonces entre antes se detecte más rápido podemos empezar a trabajar en las ayudas que se requieran para favorecer a la inclusión” finalizó la experta.
