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Los “movimientos subterráneos” que buscaron sin éxito impedir que Rosario Navarro llegue a la Sofofa MERCADOS

Los “movimientos subterráneos” que buscaron sin éxito impedir que Rosario Navarro llegue a la Sofofa

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Silvia Peña Pinilla
Por : Silvia Peña Pinilla Periodista - Editora del newsletter Efecto Placebo
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En pocos días –y tras la renovación de 30 consejeros– será el turno de escoger una nueva directiva en la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa). Está casi determinado que la vicepresidenta de Sonda y directora de varias empresas e instituciones podría ser la primera mujer en convertirse en presidenta de la entidad gremial en toda su historia, lo que reflejaría una renovación en el tipo de liderazgo y el inicio de una nueva época. Detrás de ella están los grupos Luksic, Said Handal, Matte y Navarro. Sin embargo, a último momento comenzaron a escucharse “movimientos subterráneos”: un grupo más tradicional -conocido como los duros- se intentó impedir -sin éxito- la llegada a la Sofofa de la hija del fundador de Sonda. Una tarea que fracasó, a la luz de los resultados del viernes pasado. (Ver al final Nota de la Redacción)


Rosario Navarro Betteley (47), la “Ito”, como la llaman sus cercanos, llegaba cada mañana muy peinada al Villa María Academy, pero regresaba a su casa con el pelo revuelto y el corbatín desarmado de tanto jugar.

Cuarenta años después, la misma “Ito” –hoy vicepresidenta de Sonda y parte del directorio de varias empresas– podría convertirse en la primera mujer en dirigir la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), hoy liderada por Richard von Appen. Sin embargo, un grupo minoritario de “hombres duros” quisiera arruinarle los planes. Para ello han estado moviendo hilos en silencio y reuniéndose para intentar una candidatura “alternativa”.

Las fuentes señalan al abogado Fernando Barro; a los empresarios Francisco Gazmuri, director de Gasco (grupo Pérez Cruz) * y a Felipe Irarrázaval (Grupo Urenda). Lo que buscan es levantar una candidatura que compita con Navarro, liderada por Irarrázaval o el extitular de la CPC, Alberto Salas. Sin embargo, este último quedó fuera de carrera, pues no fue electo en el Consejo General del viernes pasado, lo que hace complicado levantar otra candidatura. Pero todo está por verse. *

Al interior de la misma Sociedad de Fomento Fabril comentaron a El Mostrador Semanal que “Rosario es una líder que refleja el cambio de época, tiene grandes habilidades blandas y además el apoyo de los Luksic, entre otros grupos”.

Y aunque hay varios que piensan —pero no lo dicen— que “le falta experiencia, que viene de un mundo muy distinto, que el gremio requiere de un liderazgo fuerte, duro… tradicionalmente masculino…”, hasta ahora no se han manifestado abiertamente y ha sido ella la única que ha actuado con determinación desde que manifestó su intención de asumir la cabeza de la asociación gremial.

Candidata de acuerdos

Rosario Navarro llegó a la Sofofa en 2017. Se ha desempeñado como consejera del Comité Ejecutivo y Comité de Evaluación Empresarial.

La idea de ir por la presidencia empezó a dar vueltas en su cabeza hace meses y, tras algunas conversaciones con otros consejeros que le aseguraron su lealtad, se decidió. Así, el lunes 16 de enero pasado, a través de una carta, junto a los consejeros Oscar Hasbún –gerente general de la Compañía Sud Americana de Vapores, uno de los cinco consejeros del grupo Luksic en la Sofofa– y Gonzalo Said –miembro del clan Said Handal, director de Embotelladora Andina y Scotiabank–, presentaron oficialmente su candidatura para presidir la Sofofa por el periodo 2023-2025.

Al respaldo de estos grupos económicos relevantes se suma el apoyo del grupo Matte Navarro, pues ella formó parte del comité ejecutivo de Bernardo Larraín Matte cuando fue timonel del gremio.

Este año correspondía elegir a 30 consejeros(as) electivos (as) de los 60 que integran el Consejo General. Esta etapa acaba de finalizar el viernes pasado. El próximo 31 de mayo asumirán los nuevos consejeros en la asamblea anual, donde debería ser elegida la nueva directiva o fijar una fecha para definirla.

Desde que hizo publica su postulación, Rosario Navarro ha recibido muestras de apoyo. “Se ha sabido mover en un mundo muy machista. Le ha jugado a favor ser la hija de Andrés Navarro y muchos de los históricos la consideran como ‘una sobrina’ y ven con buenos ojos la llegada de alguien que se ha criado en medio del mundo empresarial. En ese sentido no es una aparecida, es de la familia, pero además reconocen que tiene una mirada fresca que le puede hacer muy bien a la Sociedad”, señala un asesor.

Un colaborador destaca su trabajo conciliando negocios y causas sociales: “Es buena construyendo redes colaborativas entre lo público, lo privado, y ha sumado a académicos, científicos en sus labores”.

Durante estos meses ha trabajado para cerrar apoyos como la Asociación de Productores de Malleco y Cautín (Asimca), la Cámara de la Producción y del Comercio del Bío Bío y la Multigremial de La Araucanía. Esta última hizo una declaración pública apoyando a Navarro: “Hemos palpado su profundo compromiso con las necesidades de las empresas locales y creemos que su elección fomentará el trabajo colaborativo en el sector empresarial, profundizará el compromiso de la Sofofa con el diseño e implementación de sanas políticas públicas y significará un mayor diálogo, cercanía y conexión con los gremios regionales y sectoriales, fortaleciendo así el importante aporte del mundo empresarial país”.

Familia, tecnología y educación

“Mujer, madre, jardinera amateur y directora de empresas. Fanática de la educación y la innovación tecnológica”, dice su descripción en Twitter.

Además de comprar semillas, hacer almácigos, intentar huertos por todos lados, es fanática militante del reciclaje hace años. Ha dicho muchas veces que “es de seguir sus instintos” y que le carga el sexismo del reggaetón.

Está casada con el escritor y poeta Sergio Coddou (La realidad y la luz), tuvo a su hija mayor Aurora (26) a los 20 años. Luego llegarían León (24), Beltrán (18) e Ismael (10).

Como la mayoría de las mujeres ha combinado la crianza de los hijos con el desarrollo de su carrera. “Tuve que hacer un cambio de switch porque te enseñan que te tienes que hacer cargo de todo y que, si delegas, estás siendo mala mamá”, dijo en una entrevista. Por ello, tempranamente con su marido hicieron un trato: él trabajaría en la casa y se encargaría de estar atento a los niños y ella saldría “al mundo externo”.

Afirma que Sonda es su hermano mayor, pues Andrés Navarro la fundó en 1974 y al año siguiente nació ella. Lo cierto es que es la mayor de siete hermanos (Andrés, Pilar, Nicolás, Isabel, Teresa y María José). Juntos conforman el family office FNB, donde ella es la presidenta.

Sus padres Andrés Navarro y Sonia Betteley Shaw –fallecida el año 2012– desde jóvenes entablaron amistad con Sebastián Piñera y Cecilia Morel. Por ello, ambas familias compartieron paseos y muchos veranos juntos. Rosario sigue siendo muy cercana a las hijas del ex Mandatario.

Terminado el colegio, entró a estudiar Bachillerato en Humanidades y luego Licenciatura en Historia en la Universidad Católica, para más tarde cursar Licenciatura en Estética, que era su meta y que le exigía un pregrado. En paralelo tomó ramos de HTML en la escuela de ingeniería de la misma UC, cuando esos desarrollos estaban en ciernes.

Ya egresada, trabajó en galerías de arte, en la sección de Vida Social de Revista Cosas. Ella misma recordó en La Tercera que fue ahí donde le pasaron la primera cámara de fotos digital y vivió la transición de un mundo análogo a uno digital. Después estuvo casi diez años en la Universidad Andrés Bello liderando el desarrollo digital.

Participó en el directorio de los colegios Dunalastair y en 2013 entró a la Fundación Chile como directora del área de TIC del Centro de Innovación para la Educación. Ahí comenzó su “obsesión por la educación” y se concentró en usar la tecnología para ayudar a disminuir brechas. “Todo ese tema le quita el sueño”, subraya un cercano. En esa instancia también empezó a profundizar en las alianzas público-privadas. Trabajó proyectos con los gobiernos de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera.

“Nos tocó ser contraparte en la implementación de algunos proyectos”, cuenta Matías Reeves de Educación 2020. Años después la invitó a participar en la fundación y entró al directorio en 2019. Hoy es vicepresidenta de la instancia. “La quise sumar por su foco en tecnología; siempre ha estado mirando más a largo plazo, a futuro, la innovación. Me pareció muy importante el aporte que ella podía hacer y hasta hoy lo ha sido”. Y agrega: “Desde el mundo de la empresa entiende cuáles son las falencias, qué está necesitando el mundo laboral y está muy clara de hacia dónde podemos ir ajustando los proyectos que implementamos, cómo podemos acercarnos a la política pública”.

Perspectiva de género en la empresa

El 11 de diciembre de 2005, Rosario Navarro celebró el triunfo de Michelle Bachelet. Ella misma contó a Qué Pasa que salió a la calle con la banda presidencial por la llegada de una mujer a La Moneda. “Era una bacheletista máxima”, decía a la revista en 2017. A renglón seguido añadiría: “No soy una persona política. Me pasa que fui más concertacionista, a la Nueva Mayoría todavía no la logro entender entera”.

Hoy cuesta definirla en alguna posición, dicen sus cercanos. En lo que sí coinciden es en sus múltiples redes: “Tiene una transversalidad de relaciones de todos los sectores políticos”, señalan. Lo que observan con buenos ojos desde la Sofofa, “pues sería más fácil alcanzar acuerdos en un año marcado por el debate constitucional y las reformas”, aseguran.

Cuando a fines de 2012 murió su madre, Sonia Betteley Shaw, después de una década de luchar contra el cáncer, Rosario asumió no solo la figura femenina familiar, sino también la empresarial. Esto, porque su padre a los pocos meses decidió dejar Sonda y le ofreció entrar al directorio. Rosario no había trabajado en Sonda, pero era la hija mayor, presidenta del family office y, además, mujer. Una mezcla que representaba un cambio de paradigma.

En La Tercera, ella recuerda ese día: “Me dijo que él era de otra generación y que se necesitaba de una mirada más joven, más multidisciplinaria. Obviamente, pesó que era la hija mayor y que había trabajado en tecnología y entendía el lenguaje. Pero creo que a mi papá también le gustaba el hecho de que fuera mujer”.

En agosto de ese año se oficializó su ingreso. Tenía 38 años. Se convirtió en la directora más joven del IPSA.

Tomó cursos de contabilidad y finanzas para comprender el mundo de los negocios que hasta ese momento le era absolutamente ajeno. Y así, casi sin proponérselo, se fue empapando de esa realidad y se transformó en una empresaria de intereses y cualidades diversos.

Hoy participa en el directorio de Lipigas, de las familias Yaconi y Santa Cruz. Es parte del Proyecto Mokita, ligado al presidente de Educación 2020. También es socia de la consultora de gestión Idemax, miembro titular de ABAC, donde representa a Chile en el consejo consultivo empresarial de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC) y forma parte de la ACTI, Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información. Igualmente, es directora de Comunidad Mujer y una férrea defensora de incluir la perspectiva de género en el mundo de los negocios, donde ha señalado la falta de compromiso de las empresas. “Yo diría que el Estado ha ido más rápido que la empresa privada, donde todavía hay muy pocas mujeres en cargos de liderazgo”, señaló en el Diario Financiero.

De cara a un cambio de directiva en la Sofofa y cuando la asociación gremial cumple 140, está casi segura de que hará historia: “Queremos un liderazgo más participativo, cambiar esta modalidad muy presidencialista a un trabajo más colectivo. Creo mucho en el modo de las abejas. Las abejas tienen una abeja reina, pero finalmente lo que hace que el ecosistema sobreviva es la colmena, y nosotros aquí creemos mucho en el trabajo colaborativo”, explicó hace unos meses en El Mercurio.

*Nota de la Redacción: Con posterioridad a la publicación de este artículo, Francisco Gazmuri envió la siguiente aclaración: “En relación al artículo publicado por El Mostrador bajo el título “Los ‘movimientos subterráneos’ que buscaron sin éxito impedir que Rosario Navarro llegue a la Sofofa”, se menciona mi supuesta participación en el levantamiento de una candidatura paralela liderada por Felipe Irarrázaval o Alberto Salas, lo que es absolutamente falso. No he participado en ninguna negociación como la señalada”.

 

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