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Más allá de la manzanilla: 18 plantas para acompañar la salud menstrual BRAGA

Más allá de la manzanilla: 18 plantas para acompañar la salud menstrual

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“El ciclo menstrual es un signo vital que nos entrega una cantidad impresionante de información sobre nuestro estado de salud y es común que se vea afectado por el estrés, fiebre, medicamentos, déficit nutricionales, entre otros factores”, reconoce la enfermera y fitoterapeuta, Francisca Olivares Gray. Para acompañar este proceso existen más de una docena de plantas que promueven el ciclo sanguíneo y contribuyen a atenuar molestias y promover la relajación, entre otras propiedades. Cuáles son, cómo usarlas y otras preguntas y respuestas.


Contrario a lo históricamente asumido, no es normal que la menstruación sea sinónimo de dolor o un mal momento, y en tales casos se debe recurrir a una o un médico especialista que evalúe el caso. Sin embargo, el periodo puede provocar molestias leves, para las cuales el uso medicinal de las plantas es un gran aliado para la salud y el autoconocimiento.

“En Chile existe una larga tradición en el uso medicinal de hierbas para aliviar dolores menstruales, menstruaciones escasas o muy abundantes, atrasos y/o ciclos irregulares, entre otros”, cuenta la enfermera y diplomada en fitoterapia, Francisca Olivares Gray.

Conocida a través de las redes sociales como “La Calchona”, la especialista que integra la mirada tradicional y ancestral de la salud, señala que el ciclo menstrual- ovulatorio “puede acompañarse con diversas plantas según las necesidades de cada persona”.

“Algunas de las plantas más conocidas crecen de forma silvestre, como la bolsita de pastor o mastuerzo, borraja, ortiga, manzanilla y milenrama. Otras se encuentran en el mercado o se pueden cultivar en el jardín como albahaca, orégano, caléndula, melisa, ruda, salvia, hojas de frambueso, hojas de palto, romero, canela, jengibre, cúrcuma y tomillo”, explica Olivares, al tiempo que menciona plantas nativas y/o endémicas como el chilco o fuchsia, que se encuentran entre la región de Valparaíso y Magallanes.

Según expone, la mayoría de ellas son seguras para usar desde la menarquia (primera menstruación) hasta la menopausia, pero hay que considerar “siempre el contexto individual y las causas de la afección que tenga la persona.

-¿Cuáles son sus propiedades?

-Las plantas que acompañan el ciclo menstrual – ovulatorio se componen de un conjunto complejo de sustancias activas que les otorgan diversas propiedades medicinales, entre las cuales destacan:

Emenagogas: que promueven el flujo sanguíneo en el área de la pelvis y el útero estimulando la menstruación. Son muy útiles para regular el ciclo, aliviar el dolor y promover el sangrado en menstruaciones escasas. La borraja, chilco y salvia son buenos ejemplos de plantas con esta acción.

Antiespasmódicas: que relajan los músculos involuntarios o lisos que forman parte de las paredes del estómago, intestinos, vejiga urinaria, uréter, vesícula biliar y útero. Al disminuir los espasmos del útero ayudan a aliviar el dolor o cólicos. El orégano, la melisa y la manzanilla serían buenas aliadas para estos malestares.

Sedantes del sistema nervioso: que disminuyen la irritabilidad, ansiedad, nerviosismo o tristeza asociada a los cambios del ciclo menstrual, como el romero, melisa, borraja y lavanda.

Hemostáticas o antihemorrágicas: aquellas que regulan el sangrado excesivo como la milenrama y bolsita de pastor.

Tónicas: que estimulan el buen funcionamiento de los órganos y el metabolismo. El jengibre es un gran tónico del útero, es cálido y favorece la circulación sanguínea. Y la ortiga por su parte ayuda a re-mineralizar y fortalecer el organismo después de una pérdida de sangre. La cúrcuma, por su parte, es una excelente moduladora de la inflamación por lo que podría tomarse junto a alguna de las otras hierbas mencionadas para potenciar sus acciones medicinales.

-¿De qué manera se pueden usar?

-La mayoría de ellas se pueden usar en infusión, cocimiento o tinturas madre. La forma de uso y dosificación dependerá de la necesidad particular de cada persona. Por ejemplo; si lo que necesitamos es aliviar cólicos la recomendación sería empezar a tomar un preparado herbal en base a hojas de salvia unos 5 días antes de menstruar y seguir durante el sangrado. Si buscamos recuperar el tono del útero y fortalecer la sangre después de menstruaciones abundantes vamos a usar un preparado de ortiga y hoja de frambueso posterior a la menstruación.

 

-¿Qué recomendaciones entregas para aprovechar mejor sus propiedades?

-Antes de usar cualquier preparado herbal es fundamental integrar herramientas de autoconocimiento. Re-conocer y conectar con nuestros ciclos, entender las fluctuaciones hormonales, físicas y emocionales para percibir las necesidades particulares. Creo que ese es el primer paso para aprovechar la medicina herbal. Las plantas nos entregan ese regalo, el tiempo para aliviar y así poder profundizar en la comprensión de nuestros procesos. Nos devuelven la agencia y autonomía sobre nuestras corporalidades.

Para esto es muy necesaria la educación menstrual desde antes de la menarquia, el registro en una bitácora de nuestros ciclos y de lo que vamos sintiendo al usar cada una de las plantas. El ciclo menstrual es un signo vital que nos entrega una cantidad impresionante de información sobre nuestro estado de salud y es común que se vea afectado por el estrés, fiebre, medicamentos, déficit nutricionales, entre otros factores.

Por último, es importante mencionar que, si bien las plantas son grandes aliadas de nuestros ciclos, el dolor menstrual NO ES NORMAL. Se nos ha enseñado desde pequeñas que la menstruación se padece, ya que la ciencia y la práctica médica son un reflejo de la sociedad patriarcal. Y las corporalidades menstruantes no estamos en el centro de esa práctica. Por esto, es urgente atender la calidad de vida de las personas que menstrúan y buscar acompañamiento integrativo a nuestras afecciones para llegar a un diagnóstico y tratamiento oportuno cuando sea necesario.

La invitación que nos hacen las plantas es a transformar la mirada alópata y fragmentada de nuestra salud sexual y reproductiva hacia una que nos permita el entendimiento de los múltiples factores que intervienen en nuestra manera de vivir cada ciclo, para existir no sólo desde el dolor o la enfermedad, sino también desde la ternura y el placer.

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