Entre los desafíos que enfrentan las mujeres chilenas durante el climaterio y la menopausia están las barreras económicas y la falta de acceso a los medicamentos y vitaminas, las dificultades para iniciar una terapia hormonal, la escasez de información sobre esta etapa de transición y la carencia de orientación médica adecuada. Esto se ve reflejado en el caso de Elsa, quien no le recetaron medicamentos de la canasta del Cesfam, sino que tuvo que comprarlos, además, no recibió ninguna información y orientación para hacer cambios en su alimentación o estilo de vida y así disminuir los síntomas del climaterio. La doctora Daniela Ribbeck indica que a pesar de que todas las mujeres en Chile deberían poder acceder a estas atenciones, este no se ha implementado en todos los establecimientos pues “no es prioridad para la mayoría de los centros de salud”.
Elsa Riquelme tenía 51 años cuando asistió a un hospital particular al no poder conciliar el sueño por las noches. Cada madrugada su corazón se aceleraba, sentía sudores y una sensación repentina e intensa de calor que se extendía desde su rostro a su cuerpo.
En el centro médico le explicaron que los bochornos se debían a que le llegaría la menopausia, y luego de muchos análisis le recomendaron iniciar una terapia hormonal. Como su sistema de salud era Isapre, el medicamento era muy barato.
Así estuvo durante 6 años, hasta que por motivos de salud decidió cambiarse a Fonasa. Su sorpresa fue que el medicamento que antes costaba 3 mil pesos ahora superaba los 24 mil pesos. Además, tenía que batallar todos los meses para conseguir esa caja de pastillas, ya que en las farmacias siempre estaban agotadas.
Un año después, el medicamento fue descontinuado y Elsa decidió acudir al Cesfam para que le recetaran unas nuevas pastillas. Una nueva sorpresa se llevó cuando le indicaron comprar dos pastillas hormonales, que sumadas costaban más de 50 mil pesos. Debido al alto costo, dejó el tratamiento.
“Tuve que dejarla, porque no tenía la plata para comprar las pastillas todos los meses, así que ahora me aguanto tomando agua y durmiendo con los piés afuera de las sábanas (…) en un tiempo también intenté tomar hierbas medicinales, ya que decían que me iba a ayudar, pero nunca pararon los síntomas, hasta el día de hoy”, comenta Riquelme.
En Chile, las mujeres que atraviesan dificultades durante el climaterio y la menopausia no sólo se enfrentan a obstáculos económicos, como la compra de medicamentos y vitaminas, sino que tienen complicaciones para acceder e iniciar un tratamiento hormonal de la menopausia debido a la falta de ginecólogas y el impedimento de otros profesionales para recetar la terapia.
Este panorama se ve aún más desfavorecido por el poco o nada acceso a la información que tienen estas mujeres climatéricas, pues desde el programa ministerial, no existen proyectos educativos para masificar esta información a la población, y la educación depende de la buena voluntad del personal médico, que muchas veces se ve sobrepasado por la alta demanda.
Elsa indica que desde el Cesfam, aparte de indicarle comprar las pastillas, no le dieron otras orientaciones ni recomendaciones para cambiar su estilo de vida o dieta y así disminuir los fuertes síntomas. Tampoco le informaron la existencia de talleres educativos o le hicieron algún seguimiento de su caso.
Según la médica ginecóloga, Daniela Ribbeck Baraibar, la menopausia es la última menstruación de cada mujer, que da fin a la vida fértil. Este es un diagnóstico retroactivo que se realiza después de que pasó un año sin menstruar, y generalmente ocurre entre los 45 a 55 años.
En cambio el climaterio es todo el periodo de transición entre la vida reproductiva y no reproductiva. Se inicia alrededor de 5 años antes de la menopausia y dura más o menos 10 años. En este periodo el ovario va perdiendo paulatinamente la capacidad de producir hormonas, sin embargo, después de la menopausia, el ovario deja de ovular pero puede producir hormonas, como los andrógenos, durante 10 años más.
Es importante indicar que dos de cada ocho mujeres no sienten cambios hormonales durante el climaterio.
“Al ser un proceso de muchos cambios biológicos, psicoemocionales y sociales, al igual que la pubertad o el embarazo, toda mujer debería prepararse para esta etapa, donde lo más importante es la información y en segundo lugar llevar un estilo de vida que permita minimizar al máximo los síntomas que puedan generar las bajas de hormonas” indica la médica ginecóloga.
La sociedad científica determinó que hay dos grupos de mujeres que deberían usar terapia hormonal de la menopausia (THM): las mujeres que cursan un climaterio con síntomas que afecta su calidad de vida y no mejora con los cambios en el estilo de vida, o las mujeres con una menopausia precoz.
Además, la especialista agrega que los síntomas son muy variados y a grandes rasgos, se pueden dividir en tres grupos: somáticos, como bochornos, sudoración, palpitaciones, dolores articulares o musculares, problemas para dormir; Psicoemocionales, como ánimo depresivo, irritabilidad, ansiedad, cansancio físico y mental, problemas de memoria; Genitourinarios como la disminución del deseo sexual, escapes de orina, urgencia para orinar u orinar muy seguido, sequedad vulvar y vaginal que se siente como una picazón o molestia en los genitales o dolor/ardor durante o después del coito.
En 2014, el Ministerio de Salud publicó las Orientaciones Técnicas para la Atención Integral de la Mujer en edad de Climaterio en el nivel primario de la Red de Salud (APS), que pone foco en mejorar la calidad de vida de la mujer adulta. Este incluye talleres de educación, recomendaciones de estilos de vida, tratamientos multidisciplinarios, protocolos de seguimientos, entre otros servicios.
Sin embargo, la médica Daniela Ribbeck indica que a pesar de que todas las mujeres en Chile deberían poder acceder a estas atenciones, este no se ha implementado en todos los establecimientos pues “no es prioridad para la mayoría de los centros de salud”.
Sumado a lo anterior, la docente de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Chile, Maritza Rivas Pastén, comenta que “Desde el programa ministerial, no existen proyectos educativos para masificar en la población información sobre el climaterio. Entonces eso depende de la estrategias de cada Centro de Salud Familiar (CESFAM) y la voluntad del equipo de salud para brindar la educación. Lo que generalmente se hace muy poco, debido a la demanda de usuarios.”
En el caso de Elsa Riquelme, ni siquiera tuvo indicaciones por parte de la matrona para modificar su estilo de vida, siendo que algunos cambios de vida y alimentación son clave a la hora de enfrentar los síntomas durante el climaterio, como el no fumar, reducir el consumo de alcohol, mantener el ejercicio periódico, tener buenos hábitos de sueño, la hidratación, entre otras recomendaciones.
Otro problema que está presente es que en no todos los centros de salud cuentan con ginecólogos, pero sí con matronas, aun así, estos profesionales no tienen la autorización del Ministerio de Salud para emitir recetas de medicamentos hormonales de la menopausia sin la supervisión estricta de un médico, a pesar de que en su formación si están capacitados para recetar estos medicamentos.
Sumado a esto, muchos médicos, debido a su escasa formación en esa materia, evitan recetar el tratamiento hormonal y derivan al paciente a un ginecólogo particular. “Esto es algo que en este momento el Colegio de Matronas está resolviendo, porque de verdad enlentece mucho el acceso que tienen las personas para iniciar su tratamiento hormonal, siendo que se puede realizar ágilmente”, comenta la docente.
“Entonces tenemos todos estos inconvenientes. El primero es que es difícil iniciar el tratamiento hormonal porque no tenemos ginecólogos en los Cesfam, y a las matronas no se les permite recetar la terapia. Y el segundo, es que muchas mujeres no vienen a los centros de salud por falta de información, pues creen que es normal tener esos bochornos y dolores”, agrega Maritza Rivas.
Respecto a los medicamentos y vitaminas para el climaterio, la canasta garantiza medicamentos para la terapia hormonal de la menopausia, sin embargo no hay mucha diversidad en comparación a lo que existe en el mercado. En cuanto a las vitaminas, el panorama es más negativo, pues la vitamina D y calcio no están incluidas en la canasta.
Con respecto a la situación actual de Chile, la ginecóloga Daniela Ribbeck indica que “es clave un cambio de mentalidad como sociedad, después de la menopausia queda al menos un tercio de vida por vivir, y las mujeres tienen derecho a la calidad de vida en esta etapa. Sin embargo, queda más que claro que no son prioridad, dado que los recursos en atención primaria y hospitales no suelen destinarse para implementar las orientaciones entregadas por el Ministerio de Salud”.
La docente de Salud Pública también acuerda lo mismo pues “en su momento, debido a la alta natalidad, todos los recursos del programa de la mujer se destinaron a las gestantes, a la prevención de enfermedades y la planificación familiar. Pero hoy las características de la población han cambiado, ha aumentado la población de mujeres en edad climatérica, es por esto que es necesario una redistribución de los objetivos en materia de salud (…) Las mujeres climatéricas no son prioridad para el sistema de salud”.
“Además, hay que resaltar la importancia de la prevención y promoción de salud, y el rol que tenemos nosotros como atención primaria, porque si no estamos dando la información, ¿quién lo va hacer?”, finaliza la docente.