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Respeto, comunicación y confianza: las claves para prevenir violencia sexual en niñas BRAGA

Respeto, comunicación y confianza: las claves para prevenir violencia sexual en niñas

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Lorena Martínez
Por : Lorena Martínez Estudiante de periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez, colaboradora en El Mostrador Braga
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En escucharlas está la clave. La crianza respetuosa es un modelo de enseñanza que desafía el adultocentrismo y podría contribuir a la prevención de la violencia sexual en niñas y adolescentes.


“Es todo un cambio de paradigma”, así presentó el modelo la psicóloga experta en crianza y familia y directora del área de investigación de la Red Chilena de Crianza Respetuosa, Vanessa Díaz Lillo, en conversación con El Mostrador Braga. “Vivimos en un mundo muy adultocéntrico; la idea es promover los buenos tratos a través de un cambio muy significativo”, agregó.

La noción de que una niña no pueda manifestar su opinión o tomar decisiones, incluso sobre su propio cuerpo, es la base del adultocentrismo. El modelo de crianza respetuosa pretende lograr lo contrario. “Busca sintonizar con las necesidades de los hijos e hijas teniendo como base el respeto de las características del desarrollo infantil y de los derechos humanos”, explicó la experta.

Según indica Díaz, quien además trabajó en el Instituto de Criminología en el Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales (CAVAS), “si yo trato con respeto, esta niña también se va a sentir merecedora de ser respetada por cualquier otro adulto. En cambio, si los niños y niñas tienen que obedecer sin dudar a cualquier adulto, no tienen derecho a dar su opinión o es invalidada, sus sentimientos se minimizan e incluso quedan expuestos“.

La Primera Encuesta Nacional de Abuso Sexual y Adversidades en la Niñez, realizada por el centro CUIDA UC junto a la Fundación para la Confianza, reveló que el 18% de las personas encuestadas señaló haber sido víctima de abuso sexual siendo menor de edad. De ese porcentaje, un 23% respondió que este abuso había sido perpetrado por un conocido de la familia. Incluso, según datos de UNICEF, el 71% de los niños y niñas afirma haber sido víctima de violencia física o psicológica por parte de sus padres, madres o cuidadores.

“Es súper importante considerar el contexto, que tiene que ver con que la mayoría de agresiones sexuales las cometen hombres y familias. Somos la generación a la que le enseñaron a tenerle miedo a lo desconocido. Pero el peligro estaba cerca, estaba en casa, con el tío del furgón, con el padrastro, con el abuelo o incluso con el papá. Son patrones que todavía viven en nosotros, nos descuidamos y entregamos confianzas a diferentes personas”, advirtió la psicóloga.

Además, recalcó la importancia de escucharlas, no forzar relaciones entre niñas y adultos, sobre todo cuando ellas mismas logran expresar malestar. Tratar con respeto y sintonizar con las emociones de las niñas es vital para que sean conscientes de sus límites. “No podemos vivir siempre con miedo y angustia, pero sí podemos ser precavidos con las personas que tenemos a nuestro alrededor y saber leer ciertas señales, pero la principal es escucharlas”, agregó.

Cada cosa por su nombre

Así surge la necesidad de hablar sobre educación sexual. Seguir los ritmos de cada niña es vital; sin embargo, las rutinas hacen que esto se vuelva algo netamente ideal.

En una sociedad acelerada, la realidad es que las madres, padres o cuidadores, aunque quisieran, generalmente no cuentan con el tiempo suficiente para esperar a que sus hijos se cambien de ropa, lo que los obliga a invadir su espacio y transgredir sus tiempos. “Desde ahí ya están sintiendo que su cuerpo no es suyo”, manifestó la experta.

No todo es desalentador; si bien de la teoría a la práctica existen contextos que impiden lo ideal, es importante que, a medida que vayan creciendo, tanto tutores como niñas y niños, entiendan que la sexualidad es parte de la vida y del día a día.

Cuando hablamos de sexualidad, no nos referimos necesariamente al acto sexual, sino que va mucho más allá. Por ejemplo, que las niñas sean conscientes y tengan una autopercepción integral de sus propios cuerpos.

En este sentido, es clave: “Poder llamar las cosas por su nombre: pene, vulva, vagina, ano, glúteos. Que ellas sepan cuándo se sienten incómodas o que cuando sientan malestar tengan la confianza de opinar y contarlo. También, no sexualizar a las niñas y respetar que no tienen que saludar de beso, no tienen que tocarlas”, indicó Díaz.

“Idealmente debemos dejar de referirnos a las ‘partes íntimas’ porque también confunde. No tiene que ver con tocar con un órgano sexual, sino con la transgresión del límite, que incluso puede ser psíquico, como es el caso de la pornografía, o la estimulación de otras zonas del cuerpo”, agregó.

También se refirió a algo muy común dentro de las familias. “Dale un beso al tío” son expresiones que podemos escuchar frecuentemente dentro de diversas dinámicas familiares. Sin embargo, la psicóloga advirtió sobre los riesgos que esto puede conllevar: “Los niños no entienden el contexto, puede ser super sano, pero ellos no entienden por qué la mamá puede hacerlo y el tío no. Los niños no diferencian ambientes ni personas. Evitarlo sí es una forma de prevenir la transgresión de sus límites”.

Todo puede ser un juego

El modelo de crianza respetuosa favorece el autoconcepto corporal, psicológico y emocional de una niña. Es reconocida, más allá de los estereotipos, como una persona, y eso abre un mundo de posibilidades. Pero ¿cómo se pone en práctica? La confianza y el respeto son los pilares esenciales de este tipo de enseñanza; sin embargo, puede resultar difícil encontrar herramientas que faciliten la labor de madres, padres o cuidadores.

Libros, canciones, juegos, todo puede convertirse en material lúdico de aprendizaje. “Desde la simplicidad se puede enseñar, por ejemplo, las partes del cuerpo, así como enseñamos los ojos o la boca, podemos enseñar lo que es el pene o la vulva”, manifestó la psicóloga infantil y terapeuta familiar y de juego.

“Llevar el ritmo de los niños, establecer confianzas, no minimizar sus emociones ni sus opiniones, estar atentos a con quiénes se sienten cómodos y con quiénes no y ser receptivos a sus necesidades” son la clave para una crianza respetuosa, según declaró Díaz.

La profesional además dejó la invitación de hacer un breve ejercicio: “¿Tú harías esto a un adulto? Si tu respuesta es no, no lo hagas a un niño o niña”.

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