Barbara Achondo se dedica a la gimnasia artística desde niña. Hoy es profesora de danza, coreógrafa y madre. El Mostrador Braga la contactó y nos contó sobre su vida y carrera.
Su enfoque de entrenamiento ha evolucionado con el tiempo, lesiones crónicas y el fallecimiento de su madre han sido algunos de los eventos que la han llevado a ver el deporte desde otra vereda. Bárbara Achondo es reconocida por su trayectoria en la gimnasia chilena, en estos Juegos Panamericanos Santiago 2023, consiguió la octava posición en piso.
“A mí nadie me preguntó si quería ser gimnasta, pero yo siempre he sido así, fanática desde chica. No conozco otra realidad”, comentó la hija del cuestionado entrenador de gimnasia, Cristián Achondo. Si bien, Bárbara ha estado inmersa en el mundo del deporte toda su vida, diferentes situaciones la han llevado a tomar largos recesos.
Siempre estuve en la gimnasia, compitiendo desde chica. A los 16 años fueron nuestros (de la delegación nacional) primeros Juegos Panamericanos, donde nos fue súper bien. Era el primer equipo de gimnasia que iba.
En el año 99 a los 17 años me retiré. Me pegó fuerte la adolescencia. Estuve 12 años fuera de la gimnasia. Ahí conocí otro mundo y me vine a estudiar Literatura en Danza en la Universidad de Chile. Fui feliz. No es que no fuera feliz antes, pero no conocía otra cosa.
Cuando terminé la escuela me salían pitutos y pegas de acrobacia. Ahí me llegó el bichito de volver a gimnasia. En el 2011 volví a las competencias y en 2012 llegué a las internacionales. Tenía el plus de la danza y esa otra mirada del deporte entonces me empezó a ir bien y lo he logrado mantener.
Después tuve un par de lesiones grandes y paré unos años. Luego mi mamá falleció de cáncer, estaba muy enferma. Ese fue un receso grande. En 2015, me operé las rodillas. En 2016, mi mamá falleció. Y después tuve a mi hijo. Entonces volví el 2020. Después vino la pandemia. Al final, en el 2022, logré volver a competir de nuevo. Ahí ya tenía 39 años.
Yo creo que no es un prejuicio. El cuerpo no está igual que cuando tienes 18, 19, 20 hasta los 25, que es el pick deportivo. El cuerpo no es el mismo. Entonces de que si tienes más años y vas a rendir menos, eso es algo real.
Yo ahora llegué y estoy al mismo nivel de mis compañeras que tienen 18, y de hecho hasta más, estoy a un mejor nivel. Pero también tengo una trayectoria. Últimamente he hecho un entrenamiento específico para mí, para mi edad, con kinesiólogos. No es solo llegar a entrenar.
En el mundo hay una (gimnasta) más que es mayor que yo. No hay más de mi edad que estén compitiendo. Yo creo que es porque yo tenía ese plus de parar un tiempo y verlo desde afuera. Pero por ejemplo, nunca he podido postular a los Juegos Olímpicos.
La verdad nunca ha sido una expectativa tan real en mí. Porque, por ejemplo, ahora yo soy mamá, soy trabajadora. Para mí ir a los Juegos Olímpicos es una responsabilidad enorme. Entonces, si es que yo llegara a ir, que lo veo difícil porque yo ya estoy vieja, tendría que dejar todo. Mi prioridad ahora es mi hijo, mi trabajo y el entrenamiento.
Yo no gano nada por entrenar. Lo único que me dan es el gimnasio, los buzos cuando tengo que competir y el área médica del CAR (Centro de Alto Rendimiento). Soy profesora de ballet y coreógrafa para gimnastas, además de otros trabajos, todo relacionado con la gimnasia. Ahora que estuve en la villa casi dos semanas perdí mucho tiempo.
Yo soy más vieja escuela para algunas cosas. El peso, el cuerpo y todo tiene que estar bien trabajado, tienes que tener un biotipo porque sino te va a costar más y te vas a frustrar.
El cuerpo de una gimnasta tiene que ser un cuerpo delgado, tónico. Si estás con sobrepeso te tienes que cuidar y para eso tienes que estar con un nutricionista, desde chica siempre tuvimos uno que nos iba a ver una vez al mes y yo jamás tuve problemas de comida o de peso. Me acuerdo que mi papá, al final de los entrenamientos, nos hacía un batido con avena, fruta y miel para asegurarse de que todas se alimentarán bien.
Pero claro, igual he visto o he escuchado otros casos de otras gimnastas que las pesaban al principio y al final. No las dejaban tomar agua. Y si no bajaban un kilo en el entrenamiento, las castigaban con hacer abdominales. He escuchado esos casos. Eso quizás es otro límite, pero con un buen equipo yo creo que funciona. Y el cuerpo tiene que estar apto. Trabajamos con nuestro propio peso, tienes que estar liviana.
Ahí, por supuesto que cambia totalmente la cosa. No necesitas un peso, no necesitas estar tónica pero si estar saludable. Creo que el deporte te da esa formación también. Para competir o no, siempre hay que promover la alimentación saludable, el estar bien físicamente.
No he visto de cerca, pero quizás hay. Donde yo trabajo, no lo he visto.
Quizás las que competimos sí estamos más pendientes de hacer dieta. Pero eso es algo que está bien, creo yo. No estar comiendo postres antes de ir a saltar. Al contrario. Yo tengo una dieta, pero con una nutricionista, especialista y todo.
Aparte yo creo que no rendiríamos si hubieran problemas de ese tipo por mucho tiempo. Es muy difícil porque pierdes la energía.
Entre las mujeres falta compañerismo. Como yo soy más grande y lo puedo ver desde afuera. La sororidad no existe.
Yo he ofrecido ayuda en la parte dancística, en la parte artística a mis compañeras, no todas pero hablando súper general, no han valorado eso. Nunca me gusta pensar que es envidia, pero a veces llego a esa conclusión.
Ahora entré a una final de suelo, que es algo histórico en la gimnasia. Estar dentro de las ocho mejores, es algo que no había pasado. Y nadie me tenía fe, ni yo misma. Ha sido mi mejor logro en la vida. Y sentir poco apoyo o que no festejen contigo es fome. Es algo que se siente solo de la familia.
Entre nosotras es difícil verlo porque somos puras mujeres, entonces yo no me he sentido discriminada.
Pero por ejemplo, hay cinco entrenadores hombres y una mujer. A la mujer no la pescan. Siempre se designa un técnico nacional para cada competencia y el año pasado le tocó a una entrenadora, y los otros eran puros hombres, ahí se notaba demasiado. Ella vivió mucho ese machismo ahí y me lo decía.
Primero, que disfruten. La gimnasia, siento yo, tiene el plus de tener el arte entre medio. Y el arte es puro corazón. Si no estás disfrutando de chiquitita, no tiene sentido.
Mucha perseverancia. La frustración es parte de. Yo tuve una caída, por ejemplo, y la subí a mis redes, porque también es humano caerse, con eso vas a aprender más.
Siento que por ahí va mi enseñanza. Más que tips técnicos, esos te lo dan los entrenadores, de eso está lleno. La parte más humana es lo que falta.
Y bueno, que sean compañeras, que disfruten, que admiren a la que tienen al lado. Si le va bien, aplaudan.