BRAGA
La brecha se amplía cuando hay menores de hogar en el hogar: el estudio realizado por la Escuela de Administración UC y Data Lab elaboró un índice de equidad de género para medir brecha salarial, participación e incorporación de prácticas pro-equidad: nuevas políticas laborales, la clave.
El Índice de Equidad de Género se desarrolló tomando una muestra estratificada que representa a 142.893 trabajadores de empresas de todo el país. ¿El objetivo? Obtener métricas objetivas y comparables para medir variables como brecha salarial, participación laboral e incorporación de prácticas pro-equidad al interior de las empresas.
Elaborado por el académico de la Escuela de Administración UC, Carlos Portales, la muestra contó con la participación de 83 empresas de todos el país y analizó tres dimensiones al interior de las organizaciones: estrategia y compromiso con la equidad de género; percepción de discriminación, sesgos y riesgos en cuanto a la equidad de género e implementación de prácticas de equidad de género.
“El índice mostró que el nivel de equidad de género está en un nivel insuficiente en organizaciones y empresas. En el resultado global, estamos en un 51,4%, siendo el nivel aceptable entre los valores 60% y el 80%”, sostiene el académico a la UC.
“Ese 51,4% es el valor total, pero cuando se estratifica sólo por la percepción que tienen las mujeres, el índice baja hasta un 48%”, agrega.
El investigador hizo hincapié en las transformaciones ocurridas en contexto de pandemia, que tuvieron consecuencias negativas sobre todo para las mujeres: la participación laboral femenina latinoamericana en la pandemia estuvo entre el 49% y el 51%, mientras que en Chile fue del 45% al 46%. Y para 2023 está en 51%, tanto para nuestro país como para la región.
“En pandemia las mujeres se llevaron lejos la peor parte, porque perdimos acceso al mercado laboral que habíamos ido consiguiendo, pero llegó la emergencia sanitaria y apareció el tema cultural: las mujeres son las que cuidan, se hacen cargo de los hijos, de adultos mayores y de trabajos domésticos”, subraya.
Una de las principales variables identificadas en la brecha salarial de género es el cuidado de menores de edad en el hogar: “Cuando, por ejemplo, hay menores de 18 años en el hogar, la brecha llega al 31,2%. Mientras que cuando no hay menores de edad en el hogar, la brecha es menor y se reduce a 21%”, señala Portales.
Otra variable que mostró el estudio tiene que ver con los cargos de alta calificación, en donde la brecha se amplía hasta un 34%, mientras que, en el otro extremo, en cargos de baja calificación, la brecha es de un 14,9%.
Respecto a la participación laboral, el académico evalúa que en comparación a otros países, incluso en sectores ‘difíciles’ pero donde Chile es líder en aspectos productivos “estamos por detrás en materia de equidad de género. Por ejemplo, en minería, sólo un 13,7% de los profesionales son mujeres. Y estamos, en ese sentido, un 60% detrás de países como Canadá y Australia”.
A nivel general, en todas las dimensiones del Índice “se observa mayor inequidad desde la perspectiva de las mujeres”, advierte también el académico, para quien las prácticas al interior de la organización son un elemento clave y a su vez un desafío pendiente para las organizaciones y empresas, dado que un 86% de ellas no cuenta con políticas que impulsen un compromiso claro respecto a equidad de género.
El estudio permite comprender que la equidad de género aún está presente en lo declarativo, pero carece de presencia efectiva en la realidad laboral de más de la mitad de los espacios laborales del país. Así pues, las investigaciones diagnósticas en profundidad se presentan como un pendiente para la elaboración de políticas laborales hacia la superación de las brechas entre trabajadores y trabajadoras.
