Granada es la versión feminista del antiguo mito de Perséfone, la reina del inframundo. “La obra pretende develar la violencia camuflada desde la antigua Grecia hasta las conversaciones familiares cotidianas”, comenta Paula Aros, directora del montaje que se presenta este fin de semana en el GAM.
Paula Aros es una actriz chilena, directora teatral y académica que ha indagado en diversas propuestas estéticas para estudiar la relación entre artistas y audiencias.
En este contexto surge Granada, una obra experimental en la que simultáneamente puedes ver a las y los actores en escena y escuchar la narración a través de tus audífonos conectados a tu móvil, la cual será presentada este viernes, sábado y domingo en la plaza Zócalo del GAM.
“Perséfone, hija de Zeus, es raptada por su tío Hades hacia el inframundo y su madre desolada la busca desesperadamente”, señala la directora sobre el mito griego que inspiró esta obra y a partir del cual se ponen en perspectiva temas siempre contingentes como el aborto, la educación sexual y el deseo femenino, contrastados con el imaginario plasmado en la mitología griega.
“Se cree que las mujeres en la antigüedad usaban la granada como método anticonceptivo y abortivo porque consumirla en altas dosis libera mifepristona que hace que el recubrimiento del útero baje y se provoque un aborto”, detalla sobre el título de la pieza.
Y agrega: “me importa levantar el tema del deseo y la sexualidad femenina porque creo que va en línea con lo que ha propuesto la cuarta ola feminista sobre cómo se ha objetualizado el cuerpo para satisfacer el deseo de los hombres y se ha demonizado con juicios, como que tenemos que cerrar las piernas o que no podemos mostrar mucho porque si no vamos a ser tildadas de putas, por lo tanto, nuestra relación con la sexualidad está llena de culpa”.
– Tus investigaciones se inician por un cuestioamiento, ¿cuál fue la pregunta que plantea el mito de Perséfone que te invitó a llevar adelante este proceso de creación?
– La idea original de este montaje se inició el 2018 en el contexto de la revuelta feminista universitaria. A propósito de todo lo que sucedió ahí, me encontré con muchos estímulos para querer abordar ciertos temas, principalmente el aborto y la necesidad de tener un sistema de salud relacionado a la anticoncepción y a la educación sexual que sean de calidad.
En esa época me encontré con una obra que se llamaba Las tesmoforias, se trataba de las fiestas griegas de mujeres en que se adoraba a Demetri y Perséfone. En esta obra las mujeres querían linchar al escritor de las tragedias Eurípides, porque en sus escritos las tildaba de mentirosas y como culpables que provocaban las guerras. Entonces pensé, ‘en ese entonces las mujeres ya reclamaban, estamos tres mil años después y las estudiantes universitarias están exigiendo lo mismo’.
Así fue como me encontré con el mito de Perséfone y en la investigación descubrí a un autor chileno que estudia la figura de Baubo, la diosa vulva de la sexualidad femenina, que casi no conocemos y él plantea que cuando Demeter está buscando desesperada a Perséfonoe que fue raptada y desaparecida por su tío Hades, se encuentra con esta diosa que le muestra su poder sexual a través de un gesto que es levantarse la falda mostrando la vulva y decir cosas obscenas. La capacidad de encontrarse sin tapujos con su sexualidad es la que le otorga el poder de bajar al inframundo a buscar a su hija cuando ya se había dado por vencida.
– Es interesante lo que planteas en torno al nombre de la obra que hace referencia a las semillas de granada como “método anticonceptivo de la antigua Grecia” y “pasaporte para la liberación sexual de Perséfone”. Cuéntame el por qué de esta elección.
– El mito cuenta que Hades le daba semillas de granada a Perséfone para que volviera todos los inviernos al inframundo, entonces, lo que se propone en dramaturgia es que elige comerse la granada como forma de tener soberanía sobre su cuerpo.
Creo que también es un alcance de nombre y ahí entra el lenguaje a jugar harto, el lenguaje como una bomba, como un explosivo que puede ser lanzado para cambiar lo que haya que cambiar. También es una fruta que cuando se abre se ve su semilla, su sangre. También a partir del 2018 hemos comenzado a ver la iconografía y la visualidad de la vulva mucho más, distinto del pene que está mucho más presente (…) todos saben dibujar un pene, pero una vulva no. También estamos usando el cuadro “el origen del mundo” de Gustav Courbet, que es el cuadro más censurado en la historia de la pintura occidental, pero si vemos cuadros antiguos mostrando penes.
– La dramaturgia plantea que este mito devela la violencia patriarcal centrándose en la premisa de que “es la primera violación no impune del olimpo”. Explícame cómo se genera esta relación en la narrativa.
– Cuando nos enfrentamos a la mitología griega hay muchas violaciones que son super naturalizadas, entonces esta es la única no impune poque en el fondo la madre logra esa justicia que se necesita. Hoy vemos la cantidad de casos de mujeres desaparecidas con investigaciones que no han llegado a su final y los obstáculos que ponen durante las investigaciones son muchos. Además, el tema de la familia, en este mito quien la rapta es su tío; sabemos que la mayor cantidad de violencia sexual sucede dentro de la familia, por eso es tan importante nombrar que desde la mitología hace tres mil años vemos exactamente lo mismo. En ese sentido, en la dramaturgia también cuestiono los roles impuestos y defiendo a Hades en algún momento porque en el fondo ha sido criado como un hombre en este patriarcado que los lleva a esa violencia.
– Pasando al terreno de tu investigación. Te has enfocado en la recepción de la experiencia estética y para asistir a esta obra es necesario llevar celular y audífonos ¿De qué forma el uso de esta tecnología aporta al contacto con la audiencia?
– En mi camino de investigación me he centrado en estudiar con distintas formas estéticas y escénicas de qué manera puedo activar la relación con la audiencia. Esta es una historia narrada con la voz de una mujer; me pasó en su momento que otorgar voz a estos personajes griegos me parecía difícil, porque además yo no trabajo mucho realismo, mis obras son más conceptuales, entonces el dispositivo del audio me dio la posibilidad de tomar otras decisiones con eso y que fuese un poco más cinematográfico.
El contacto entre la escena y la audiencia tiene que ver con mi búsqueda de cómo hacer aparecer y evidenciar la copresencia entre el público y la obra; yo lo escucho íntimamente y lo veo de lejos, entonces en esa distancia al espectador se le pide un ejercicio un poco más activo y esto tiene mucho que ver con la voz de la mujer, porque es una narradora la que lo cuenta y la dramaturgia lo que hace es cuestionarte y si ponía el sonido con parlantes no iba a lograr esa intimidad y ese cuestionamiento de una manera más prístina en la imagen.
– Al inicio de esta entrevista detallaste que este proceso se inició en el contexto del mayo feminista 2018, con todo lo que ha sucedido en este proceso ¿Crees que el teatro seguirá siendo un espacio para la expresión de las demandas de género?
– Yo creo que desde el teatro de todas maneras se mantiene vivo en el sentido no solo en la producción de obra, si no que hemos visto cómo las nuevas generaciones nos están pidiendo una y otra vez cuestionarnos cómo les nombramos a elles, ese cambio ha sido tajante de parte de esta generación. En ese sentido, veo que la mayoría de los y las artistas cuando se plantean cualquier producción de obra, hoy no pueden pasar por alto elementos como la paridad en los equipos o la forma en cómo serán abordadas, escritas o montadas las obras.
Por otra parte, creo que podemos ver un aumento de temáticas tanto de la mujer como de las disidencias, así que todas maneras creo que desde el teatro no va a haber un decaimiento y precisamente es nuestra responsabilidad seguir nombrando. Hay una sucesión de hechos tan rápidos y una serie de crisis que tú dices como ‘estamos en un mundo que está explotando frente a nuestros ojos’ entonces mi labor y la labor de los artistas no solo escénicos es nombrar. No sabemos si vamos a generar el cambio, pero por el hecho de nombrar las cosas, de hacer el cambio de paradigma y de lenguaje ya estamos generando una conversación, una reflexión y eventualmente un cambio de mentalidad.