La historiadora del arte e investigadora, Mariairis Flores, rescató más de 70 obras de la artista Lotty Rosenfeld, recuperando y homenajeando su figura tanto artística como políticamente.
“Entrecruces de la memoria 1979-2020” es la exposición que se está presentando en el Museo Nacional de Bellas Artes que busca homenajear el legado artístico, político y feminista de la artista nacional Lotty Rosenfeld. La muestra, curada por la crítica literaria y escritora Nelly Richard e investigada por la historiadora del arte Mariairis Flores, cuenta con más de 70 obras y estará disponible hasta el 27 de enero del presente año.
La muestra busca conmemorar los 50 años del golpe de Estado como momento crucial para el desarrollo de la obra de Rosenfeld, fallecida en julio de 2020. Destacó por el trabajo colectivo, fundando “Espacio siglo XX” en 1977, formando parte del Colectivo de Acciones de Arte (C.A.D.A) y Mujeres por la Vida.
“Una milla de cruces sobre el pavimento” corresponde a su intervención más emblemática, desafiando las normas establecidas, enfrentando la censura e interviniendo en espacios oficiales, destacando su colaboración con Diamela Eltit.
Su arte crítico abordó conflictos sociales en Chile, posicionándose como figura clave en la reflexión artística sobre las desigualdades sociales y de género.
“Creo que es crucial entender el arte como una herramienta política que trasciende lo artístico. Rosenfeld buscaba evitar que su obra se limitara solo a lo estético, trabajando en colaboración y cuestionando las normas establecidas. Su acción ‘Una milla de cruces sobre el pavimento’ desafiaba la vida cotidiana y cuestionaba el poder establecido, evidenciando conflictos sociales”, comentó en conversación con El Mostrador Braga Mariairis Flores, investigadora de la exposición.
-¿Cómo ves la colaboración entre Rosenfeld y Diamela Eltit? ¿Definirías su obra como feminista, pese a no definirse como tal durante la década de los ochenta?
–Yo creo que la obra de Lotty era sumamente feminista, pese a no explicitar ese feminismo. La colaboración con Diamela, que se extendió por décadas, trascendió lo artístico. Trabajaron juntas en diversos proyectos, desde acciones artísticas en el C.A.D.A hasta la gestión de un Centro Cultural en los noventa, el cual no prosperó. Su colaboración se basaba en potenciar el trabajo de cada una sin exigir reconocimiento de autoría, estableciendo un compromiso constante sin definir límites propiamente tal. Finalmente, su colaboración se transformó en una manera de vivir juntas, porque Diamela siguió trabajando con Lotty hasta el último día. Creo que había una posibilidad en estas colaboraciones de hacerse un espacio en un contexto predominantemente masculino, en donde también colaboraron con otras artistas como Gloria Camiruaga o Paz Errázuriz, incluso las Yeguas del Apocalipsis, entre otras.
-¿Cómo se evidencia el compromiso de Rosenfeld con las problemáticas de género?
–Su obra “Viuda” aborda las violencias de género, visibilizando a mujeres cuyos esposos fueron víctimas de la dictadura. Además, acciones como romper platos frente a Carabineros, aunque fuera criticada, tienen dimensiones simbólicas relacionadas con la violencia doméstica y la resistencia feminista. Rosenfeld, sin identificarse explícitamente como feminista, estaba influenciada por el discurso feminista de la época, porque el dicho que se tomó la esfera pública “democracia en el país y en la casa”, demostraba aquella necesidad de cuestionar lo que pasaba en el ámbito de lo privado también.
-¿Qué significado le atribuyes a la acción de Rosenfeld, “Una milla de cruces sobre el pavimento”?
–Esta acción, a pesar de su simplicidad, intervenía el cotidiano y desafiaba la linealidad impuesta por el régimen. Cada repetición de la acción adquiría nuevos significados según el contexto, siendo una invitación a desobedecer y cuestionar. La estrategia de trabajar con códigos velados era un resguardo frente al contexto dictatorial, permitiéndole realizar acciones políticas de manera sutil pero potente.
-¿Por qué crees que Rosenfeld no fue perseguida por el régimen, a pesar de su clara postura política?
–Rosenfeld adoptaba estrategias de resguardo, trabajando con códigos y gestos mínimos pero impactantes. Se enfocó en el potencial político del arte, buscaba ubicarse en el contexto y contribuir con su área de interés artístico a la reflexión crítica.