Según la investigación basada en un conjunto de chats entre acosadores sexuales y sus víctimas mediante distintas aplicaciones, incluyen un total de más de 100.000 palabras intercambiadas entre 70 adultos y 70 niños.
La comunicación electrónica es cada vez más multimodal, es decir, incluye elementos más allá del texto como emojis, stickers, imágenes (GIF) y vídeos cortos. Por esta razón, ahora es imprescindible estudiar los elementos gráficos o graficonos, nombre que recibe el conjunto de los elementos mencionados anteriormente cuando se analizan las interacciones digitales desde una perspectiva lingüística.
Los graficonos, en especial los emojis, forman parte de nuestras comunicaciones diarias. Están en los dispositivos que usamos para comunicarnos, son fáciles de utilizar y evolucionan para intentar satisfacer las necesidades de comunicación de los usuarios. Aportan expresividad como si se tratara de conversaciones cara a cara en lugar de conversaciones escritas y expresan los sentimientos que el medio escrito no nos deja transmitir. Pero, sobre todo, dan color a nuestros mensajes, familiaridad y cercanía.
Esto es así en nuestros chats con amigos y familiares, aunque también lo es en otros contextos, aquellos en los que existen otras intenciones menos legítimas como son las conversaciones que inician los ciberacosadores sexuales para obtener material pornográfico o mantener relaciones sexuales en línea o en el mundo físico con menores de 16 años. Este es el entorno en el que en nuestro equipo de investigación analizamos los emojis.
Nuestra investigación se basa en un conjunto de chats entre acosadores sexuales y sus víctimas mediante distintas aplicaciones (principalmente Instagram y WhatsApp), cedidos por el Ministerio del Interior de España. Estos chats incluyen un total de más de 100.000 palabras intercambiadas entre 70 adultos y 70 niños. Sorprendentemente, el emoji del corazón rojo (❤️) se encuentra entre las 20 “palabras” más usadas por los ciberacosadores sexuales.
Los ciberacosadores sexuales utilizan principalmente estos tres emojis: el corazón (❤️), la carita de enamorado (😍) y la carita llorando (😭), que no se incluyen para decorar la conversación, como en la mayoría de las conversaciones entre adultos: su uso es estratégico. En general, quieren convencer al menor acosado de que la relación que se establece es de amor o de una amistad especial.
Es frecuente, como en el ejemplo que ponemos a continuación, encontrar secuencias de mensajes donde se replican los emojis utilizados por la víctima o se encadenan mensajes que exclusivamente se componen de graficonos que evocan corazones u otros emojis que se relacionan directamente con el cariño o el amor, lo que contribuye a crear una sensación de correspondencia entre adulto y menor.
Agresor: Que abeis ido de compras?
Agresor: O algo
Víctima: Si 😍
Agresor: Te amo 😍
Víctima: Yo más mi amor 🥰❤️
Agresor: 😍😍😍😍😍😍
Víctima: 🥰
Agresor: ❤️
Todo ello encaminado a un fin delictivo: engañar a la víctima para conseguir material con contenido sexual, prolongar esta relación de “amistad o amor” en el tiempo y así obtener más material pedófilo y, en ocasiones, incluso quedar en persona con los menores para mantener relaciones sexuales.
Paralelamente, se ha descubierto que las risas textualizadas (jaja, jeje y jiji) también tienen una función especial en este tipo de conversaciones. Sirven para reducir la agresividad que conlleva la petición reiterada de material sexual del menor, evitando así su rechazo ante una petición indeseada de material íntimo:
Agresor: Eres virgen? 😜
Víctima: Sí
Víctima: No puedo
Agresor: Jeje por qué
Víctima: Tengo 12 años nano
Esta investigación tiene un fin más allá de la mera inquietud académica de documentar cómo nos comunicamos por internet en la actualidad: contribuye al desarrollo del proyecto Stoponsexgroom.
Stoponsexgroom es un proyecto interdisciplinar de I+D+i financiado por la Agencia Estatal de Investigación española. Está formado por lingüistas, criminólogos, psicólogos, juristas y expertos en inteligencia artificial. Juntos trabajamos para la creación de herramientas de inteligencia artificial, en concreto un algoritmo de análisis de textos utilizando técnicas de procesamiento del lenguaje natural y deep learning.
Este algoritmo se pondrá a disposición de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado para prevenir, detectar y priorizar los casos de ciberacoso sexual a menores en España.
Para la creación de la herramienta buscamos patrones discursivos o de la lengua. Los lingüistas del proyecto analizamos estas conversaciones entre ciberacosadores y víctimas en busca de las estrategias de la lengua que emplean los ciberacosadores para atrapar a las víctimas, a la vez que se analiza cómo los menores interpretan esa relación de abuso.
En definitiva, se buscan los patrones que se emplean en estos chats y que sirven para crear el algoritmo.
Hasta ahora no se habían analizado conversaciones reales entre adultos y menores acosados. Además, el enfoque aportado por el proyecto también es nuevo, ya que se estudian las estrategias que se emplean en los chats para empezar y prorrogar estas relaciones delictivas entre adultos y menores de 16 años, que, según recoge el informe de la Fiscalía General del Estado 2021, es un delito en crecimiento, a un ritmo del 175 %.
El estudio revela que, sin lugar a dudas, para embaucar a la víctima, el adulto emplea los emojis y las risas textualizadas en un afán por convencerla de que no hay nada malo en sus interacciones y de que se trata de una relación de igual a igual.
Nada más lejos de la realidad, ya que realmente es una relación desigual en la que un adulto con poder y pleno conocimiento del sexo manipula a un menor para conseguir sus fines delictivos.