La gestión y defensa del territorio, además de la conservación de la biodiversidad y los conocimientos tradicionales son parte del trabajo que llevan a cabo las mujeres mapuche lafkenche de la comunidad Mateo Nahuelpán, quienes desempeñan un papel destacado en la protección del humedal Monkül.
El 2 de febrero se conmemoró el Día Internacional de los Humedales, recordando la importancia de preservar estos ecosistemas. Con el 70% de los humedales mundiales ya desaparecidos a nivel mundial, su conservación se vuelve fundamental para sostener la vida en la Tierra tal como la conocemos.
En este contexto, y bajo el lema 2024 “Los Humedales y el Bienestar Humano”, se destaca el caso ejemplar a nivel internacional y nacional del Humedal de Monkül, primer sitio Ramsar de la Araucanía y refugio costero presente en la comuna de Carahue.
Esta iniciativa, dirigida por mujeres mapuche lafkenche de la comunidad Mateo Nahuelpán, se destaca por su desarrollo en la conservación biocultural. Hace dos años recibió la colaboración del Laboratorio de Estudios del Antropoceno -LEA- junto con el apoyo del Instituto de Ecología y Biodiversidad -IEB- para facilitar la recuperación de su memoria biocultural y ejercer gestión a través del diálogo de saberes, en torno a la biodiversidad y el conocimiento local, aspectos valiosos para su protección.
Desde el inicio de la pandemia, el equipo liderado por el investigador asociado del IEB y director del LEA, Cristóbal Pizarro, en colaboración con la investigadora Catalina Luengo, ha estado trabajando estrechamente con la comunidad mapuche lafkenche Mateo Nahuelpán, bajo la guía de su dirigenta Estela Nahuelpán.
Esta colaboración surgió a través de su línea de investigación “Desafíos socioecológicos y memoria biocultural”, especialmente en el contexto del proyecto Fondecyt Refugio Biocultural (N°11220784 ), que busca comprender las propiedades y patrones de resiliencia en los humedales costeros de Chile.
La conexión con la visión de la comunidad y su valioso patrimonio biocultural, centrado en la gestión y defensa de su territorio, la conservación de la biodiversidad y los conocimientos tradicionales, así como el desarrollo local y el turismo sostenible, constituye una parte fundamental del trabajo llevado a cabo por Estela Nahuelpán, su hija Aylen Nahuelpán y toda la comunidad, a lo largo de toda su vida.
En este contexto, en febrero de este año, el LEA y la comunidad Mateo Nahuelpán organizaron conjuntamente el “Festival de las Aves” por segunda vez, atrayendo a 60 familias y visitantes interesados en la conservación del humedal.
Monkül es un caso ejemplar internacional y nacional en cuanto a la conservación de humedales costeros, y más aún en torno al rol que juegan las mujeres indígenas en las labores de cuidados de sus comunidades y del ambiente. “En este territorio, es un valor esencial el empoderamiento femenino de las antiguas y también de las nuevas generaciones en el liderazgo de las iniciativas de conservación”, señaló Catalina Luengo.
Las comunidades habitantes de este territorio costero dependen directamente de la biodiversidad de sus paisajes y las bondades que esta ofrece para su subsistencia, es así como las mujeres han tenido un rol muy activo convirtiéndose en agentes de cambio desde sus espacios domésticos y comunitarios, pero también en los procesos de conservación estratégicos mayores que considera el involucramiento en organizaciones sociales e instituciones públicas, o en la articulación de las mismas para el mismo fin.
“La capacidad de acción y de incidencia desde una perspectiva amorosa y libre de violencia que han sostenido estas mujeres en la conservación de este importante humedal costero, pese a todos los desafíos que su labor conlleva, es honorable y merece ser reconocida”, señaló la investigadora Luengo.
“Sobre todo en un mundo y en una Latinoamérica donde la falta de recursos y la discriminación en temáticas de género históricamente ha generado una brecha que dificulta el trabajo y limita la participación de las mujeres, especialmente indígenas, en espacios decisivos sobre la gestión de la naturaleza y en las ciencias de la conservación”, agregó.
La presidenta de la Comunidad Mateo Nahuelpan, Estela Nahuelpán, resaltó que el territorio es esencial para su vida en familia y comunidad, “nosotras nos forjamos a partir del rigor, buscando mejorar condiciones y oportunidades para quienes lo habitan”, señaló.
Su compromiso radica en preservar este espacio para las generaciones futuras, promoviendo la conservación y educación sobre su fragilidad y belleza, “requiere de todas las voluntades para protegerlo, educar y generar nuevas conciencias respecto al entorno donde vivimos”, indicó.
“Este es un lugar de mucha energía y especial significación, cuando uno visita Monkül, siempre vuelve, te sientes comprometido con que esa vivencia permanezca y la puedas compartir, es una oportunidad para entender, aprender y romper prejuicios sobre comunidades y el territorio mapuche, así es que vale la pena trabajar por eso”, destacó Estela.
Por otro lado, otra dirigenta de la comunidad, Aylen Nahuelpán, señaló la importancia de realizar actividades hacia la comunidad para incentivar el interés en la protección de los territorios. “Si ellos aprenden sobre sus funciones e importancia, pueden ayudar a cuidarlo y hacer más visible su protección”, destacó.
La visión de cuidado de la naturaleza se vuelve esencial, especialmente considerando los desafíos que enfrentan las mujeres en entornos rurales, donde históricamente han sido desfavorecidas en liderazgo y toma de decisiones. Sin embargo, en el caso de las mujeres lafkenches de Monkül, son reconocidas por liderar iniciativas centradas en el cuidado del medio ambiente.
La visión común que se comparte por la conservación no solo compromete a las mujeres de la comunidad Mateo Nahuelpán, sino también a otras comunidades como Lazaro Marivil, a través del liderazgo de Tatiana Marivill quien impulsa un plan de gestión de la Laguna Trovolhue, desde donde nacen las aguas del río Monkül.
En 2020, las comunidades indígenas mapuche lafkenche lograron designar 1380 hectáreas como sitio Ramsar, destacando su esfuerzo conjunto y la colaboración interna, como el apoyo de la comunidad Lázaro Marivil en la gestión de la Laguna Trovolhue. Actualmente, promueven actividades en Monkül y trabajan en un plan de manejo en colaboración con otras agrupaciones y el LEA. Este esfuerzo refleja un modelo de gobernanza y conservación unido, basado en un conocimiento profundo del territorio y en la comprensión de las necesidades locales.