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Preparan adaptación al cine del libro sobre los abusos a mujeres y niñas en Colonia Dignidad BRAGA

Preparan adaptación al cine del libro sobre los abusos a mujeres y niñas en Colonia Dignidad

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Antonia Sepúlveda
Por : Antonia Sepúlveda Periodista en El Mostrador Braga.
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El cineasta y dramaturgo español, Samuel Sebastian, es el encargado de adaptar el libro de la escritora nacional, Emma Sepúlveda, “Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa”, una ficción histórica que relata la llegada de los colonos a Colonia Dignidad y los abusos sufridos por niñas, niños y mujeres.


El libro Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa de la autora chilena Emma Sepúlveda, que relata las impactantes memorias de Ilse, una ficción histórica inspirada en la historia de decenas de mujeres de Colonia Dignidad, será adaptada a la gran pantalla. El cineasta y dramaturgo español, Samuel Sebastian, es el encargado de producir y dirigir esta adaptación.

La película nos sumerge en la Colonia Dignidad, un asentamiento alemán en Chile fundado por Paul Schäfer en los años 60. A través de los ojos de Ilse, una joven prisionera que lucha por descubrir la verdad detrás de las atrocidades cometidas en la colonia, el público será testigo de las prácticas nazis y los abusos que sufrieron mujeres, niños y niñas. La historia se mueve entre la ficción y la realidad, retratando el silencio impuesto a las víctimas y la lucha por la justicia.

El film busca visibilizar las voces silenciadas durante años, poniendo de manifiesto la fortaleza y el instinto de supervivencia de las mujeres en medio de un entorno opresivo y abusivo. A través de la adaptación cinematográfica, Samuel Sebastian busca crear conciencia sobre los crímenes cometidos en la Colonia Dignidad y la necesidad imperante de encontrar un ápice de justicia para las víctimas.

Con un guion coproducido por la propia autora y una dirección comprometida con la sensibilidad y la profundidad del tema, la adaptación cinematográfica de Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa promete ser una obra de arte que conmueva y provoque reflexión en el público.

Yo conocí a Emma, precisamente en una actividad que yo organicé con Amnistía Internacional por los 50 años del golpe en Chile, y Amnistía traía a una ponente que hablaría de Chile. Además, al día siguiente me iba a presentar un informe sobre las mujeres afganas en la Unión Europea, sobre la situación humanitaria. Y recuerdo que cuando, al terminar el acto, nos sentamos todos, la única silla libre era la que estaba al lado de Emma, porque todos los de Amnistía querían que yo la conociera. Ella me dijo que nunca había pensado una de sus novelas como una adaptación, pero esta sí. Entonces yo le dije, vale, envíame rápidamente una copia digital y yo cuando esté de viaje la leo. Y la leí muy rápidamente”, comentó el director en conversación con El Mostrador Braga.

-¿Qué fue lo que más te llamó la atención de esta obra?

-Primero que es una novela o una historia que habla sobre la opresión de las mujeres, pues tiene algo de universal. O sea, algo que ha sucedido en una pequeña región de Chile, que parece aparentemente alejada del mundo, pero no deja de ser una opresión femenina que ha existido siempre, que sigue existiendo en muchos países del mundo. Lo que también me atrajo mucho fue esa conexión que existía con el personaje principal; un personaje que cree firmemente en un proyecto, a pesar de esa idea autoritaria, sobre todo por Paul Schäfer, y que poco a poco va viendo la realidad. Podríamos decir, además, que esa es también la historia de muchas mujeres, que han sido educadas en un ambiente completamente machista, patriarcal, etc., y poco a poco tienen una toma de conciencia, en donde se empoderan. 

-Recién comentabas que conociste a Emma en este contexto de los 50 años del golpe, ¿cuál es tu relación con Chile en ese sentido? ¿Qué tanta cercanía tienes con el país? 

-Toda mi vida he estado rodeado de gente chilena. Mi madre tenía amigos que eran refugiados chilenos. Yo conozco a Vicent Garcés, que al momento del golpe de Estado trabajaba en el Ministerio de Agricultura, y a su hermano Joan Garcés, que fue asesor de Allende. Y siempre ha habido gente chilena a mi alrededor. Con las películas, o encuentros que organizamos en Valencia, siempre participo, por lo que venir aquí por primera vez ha sido muy emocionante, sobre todo los primeros días, porque era ver en la realidad lo que yo siempre había oído o visto en películas y en documentales, y de alguna u otra manera, pues, sabía que me acabaría viniendo.

-Hablando del golpe, me imagino que conocías o sabías del tema de Colonia Dignidad. Se han hecho muchos documentales, entre muchas otras adaptaciones, pero ¿conocías en particular, por ejemplo, el vínculo que existía entre Colonia Dignidad y la dictadura? 

-Es cierto que mi conocimiento previo era superficial. Sí que sabía que era esta especie, como decíamos, de agujero de los derechos humanos, una mezcla de campo de concentración y secta, y sí que había habido vínculos con la dictadura de Pinochet. Hay una frase que, de hecho, aparece en varias de mis películas, que es que “la tierra está llena de infiernos”. Es decir, que lo que nos parece horrible en un sitio, pues resulta que se reproduce en muchos otros, por desgracia. A veces, para ver esos infiernos no hace falta que nos vayamos a lugares muy lejanos. Y para mí, la mayor gravedad es la impunidad que continúa. Es decir, que no solo que se haya hecho, sino que no haya habido justicia, ni una indemnización para muchas de las víctimas, y en particular a las mujeres, que es lo que me motiva a hacer esta película, buscar una justicia. 

-Y con respecto a lo mismo de la adaptación, me parece muy interesante esta perspectiva, de que a través de la creación, del arte, podemos impulsar un poco esta justicia histórica. ¿Cómo te gustaría abordar el tema de los abusos a mujeres sin caer en esta revictimización?

-Por un lado, hay una frase de Patricio Guzmán que siempre me ha gustado y que la conocí cuando empecé a estudiar cine, y es que “un país sin cine documental, es como una familia sin un álbum fotográfico”, es imprescindible que se hagan obras creativas en torno a sucesos del pasado, en particular cuando las heridas siguen abiertas. De hecho, si se siguen haciendo películas, novelas, etc., es porque la herida sigue abierta. Hay que tratar con un inmenso respeto a las víctimas. Es decir, desde el principio yo le dije a Emma, mira, estamos haciendo una ficción sobre algo real, lo cual quiere decir que estamos hablando de personajes que están inspirados en personas reales, pero que realmente no existieron, y por ende, no debe suceder nada que vulnere la imagen de las víctimas. Ese es el punto de partida. Emma, por supuesto, lo aceptó, y siempre hemos tenido en cuenta eso. La violencia se puede manifestar de muchas maneras y, como tú has dicho, la violencia a veces supone esa objetualización de la víctima, la cosificación, el que la víctima aparezca más como un objeto del espectáculo que como un sujeto activo de la historia. A mí particularmente me interesa la consecuencia de la violencia, más que la violencia en sí. Es decir, me interesa más saber qué es lo que le ha sucedido a una persona que ha sufrido esa violencia de manera continua durante un tiempo determinado, que el mismo acto de violencia. Creo que, de hecho, las películas, al ser tan explícitas con la violencia, acabas devorando tu propia película. Preparando el guion tenía en mente las palabras de Margaret Atwood sobre El cuento de la criada. Dijo que ella no había inventado nada, que las diferentes formas de represión que sufren las mujeres en su novela realmente habían existido de alguna forma a lo largo de la historia. Mientras escribía, pensé exactamente en eso, que lo que habían sufrido las mujeres en la Colonia era desgraciadamente algo real, horriblemente cotidiano y que de una u otra manera siempre había sucedido en otro tiempo y en otros lugares.

Cuéntame un poco también cómo fue tu experiencia ahora cuando fuiste a visitar Colonia Dignidad, ¿qué sentiste en el lugar? 

Auschwitz actualmente es un sitio de memoria, diseñado para concientizar a las personas y evitar que tales atrocidades se repitan. En cambio, Villa Baviera es ahora un resort rural. Es difícil imaginar que Auschwitz, un campo de concentración, se convirtiera en un resort. ¿Un resort donde los nazis aparecieran retratados como gente trabajadora o migrante? Lo que me causó un gran horror fue ver cómo se presentaba la historia. Por ejemplo, cuando se referían a las mujeres, se decía que habían construido la colonia en su tiempo libre, y eso es precisamente lo que se muestra en el museo. Es como un doble horror, porque, el lugar donde Paul Schäfer abusaba de niños ahora es una zona de juegos, para niños. En Villa Baviera debería haber un centro de memoria, como Auschwitz, en el cual se reconozca todo lo que sucedió. Evidentemente, hay muchos intereses, actualmente siguen habiendo colonos que viven de manera completamente separada, que apenas hablan español. Y por otro, es un lugar turístico.

-Sucede algo particular con la industria cinematográfica en Chile, y es que se cree que todas las películas hablan sobre la dictadura, sin embargo, Un estudio de CineChile revela que, entre el 2001 y el 2022, solo un 14% de las películas hablan sobre el golpe de Estado y/o la dictadura, ¿por qué crees tú que sigue existiendo esta idea? También, además, queriendo adaptar un libro que trata sobre estos mismos temas.

-Las ideas abiertas, mientras estén abiertas, es difícil que no se reflexione en torno a ello. Al final, una parte de la creación artística es reflexionar sobre nuestro pasado por las razones que sean. A veces es hacer justicia, como decíamos antes. En España sucede algo parecido, más que con la dictadura, con la guerra civil. Sucede que tiene que pasar un tiempo después del duelo, después del horror, para que la sociedad comience a reflexionar en torno a esos temas. Por ejemplo, en el caso de la guerra civil, se comenzaron a hacer películas, y en particular documentales, por los nietos de los que habían participado. Siempre se ha dicho que todos los países tienen algún tema sobre el que se han hecho muchas películas, pero nadie se queja de que hay tantas películas sobre la Segunda Guerra Mundial.

-Y con respecto a la producción, ¿cómo va a ser el proceso de presentarlo a las productoras? ¿Cuál es el plan, finalmente, de conseguir los fondos y comenzar a producir la película?

-Hemos hablado con varias personas y productoras, y estamos evaluando la mejor opción. Sin duda, acabará siendo, yo creo, una coproducción entre Chile y España y, a lo mejor, otro país. Y, bueno, es un proceso largo. Normalmente, una película es desde que tú empiezas a escribir un guion, hasta que la estrenas, pueden pasar tres años. Si lo piensas, llevamos cinco o seis meses. Estamos en ese momento inicial, en el cual pienso que vamos por un buen camino, y vemos mucho interés, que también es esencial, porque tiene que ver con que nunca se ha tratado la Colonia de Dignidad desde el punto de vista de las mujeres alemanas. La narrativa fundamental es la masculina. 

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