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El cáncer cervicouterino es el cuarto cáncer más común en mujeres a nivel mundial. Esta afección se puede prevenir con la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) y el diagnóstico precoz mediante el Papanicolaou (PAP) y el Test de Autotoma del VPH.
Según el Observatorio Global del Cáncer, en Chile, más de 800 mujeres fallecieron por cáncer cervicouterino durante el 2022. Es decir, dos mujeres murieron diariamente por una enfermedad que se puede prevenir, tratar y curar cuando es diagnosticada de forma precoz.
A nivel mundial, este es el cuarto cáncer más común en mujeres, con alrededor de 660 mil casos nuevos y 350 mil muertes en 2022. Asimismo, se estima que entre el 50 y el 100% de las personas tendrá infección por VPH en algún momento de su vida, aunque entre el 80 y el 90% de ellas eliminarán de manera natural el virus gracias a la acción de su sistema inmune.
Si bien las etapas iniciales el cáncer cervicouterino son asintomáticas, a medida que la enfermedad progresa comienzan a aparecer algunas señales. Por ejemplo, en etapa avanzada es común percibir sangrado inusual, flujo vaginal con mal olor, sangrado después de la menopausia, y dolor o malestar durante las relaciones sexuales.
En etapa metastásica, se intensifica el dolor pélvico y en las piernas, así como pérdida de peso inexplicable y fatiga constante.
Más del 95% de los cánceres cervicouterinos son producidos por el Virus del Papiloma Humano (VPH), específicamente por los tipos 16 y 18. Sin embargo, el contagio se puede prevenir mediante la vacunación. En Chile, es parte del Plan Nacional de Inmunización (PNI) y consta de la administración de dos dosis a niñas y niños de cuarto y quinto año básico. En otros rangos etarios, está disponible de manera particular en cualquier vacunatorio del país.
El contacto sexual es la principal vía de transmisión de VPH, por ende, es necesario utilizar métodos de barrera como el preservativo. Además, es importante considerar otros factores de riesgo, como el consumo de tabaco, las múltiples parejas sexuales, la edad –el riesgo aumenta entre los 25 y 64 años–, el inicio de la vida sexual sin protección, tener otras infecciones de transmisión sexual y no haberse realizado el PAP.
El diagnóstico se realiza a través de dos exámenes:
1) Papanicolaou (PAP): Indica posibles cambios en las células del cuello del útero.
2) Test de VPH: Detecta la presencia del virus del VPH.
El cáncer cervicouterino puede tardar de 15 a 20 años en desarrollarse en mujeres con sistemas inmunes normales, y de 5 a 10 años en pacientes con sistemas inmunes debilitados, por ejemplo, con una infección por VIH no tratada, por lo que es clave su diagnóstico precoz para obtener un tratamiento oportuno.
En el contexto del Día Mundial del Cáncer Cervicouterino, que se conmemoró el pasado 26 de marzo, Fundación Arturo López Pérez (FALP) lanzó el “Primer Programa Educativo de Prevención del Cáncer Cervicouterino” para comunidades escolares.
La iniciativa, desarrollada por la institución con el auspicio del Ministerio de Salud y el patrocinio del Ministerio de Educación, proyecta un alcance de más de 7.500 estudiantes de 2° a 4° medio de 21 establecimientos de comunas socioeconómicamente vulnerables de la Región Metropolitana, gracias al apoyo de la Universidad San Sebastián.
Este programa se enmarca en la priorización curricular 2022-2025 de la asignatura de Ciencias, sugerida por el Ministerio de Educación, así como también dentro de los objetivos de aprendizaje de orientación.
La directora de Educación y Participación en Salud de la FALP, la doctora Paulina Bravo, explicó que, “de acuerdo con la relevancia epidemiológica del cáncer en el país, se hace indispensable avanzar en estrategias de promoción de salud que potencien las capacidades de los jóvenes para adquirir conductas que les permitan reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad, asociada a la infección de transmisión sexual (ITS) causada por el Virus del Papiloma Humano (VPH)”.
