Fue un caso lleno de incógnitas -algunas aún sin resolver- que mantuvo en vilo a todo un país.
La desaparición de una niña de 12 años y el posterior hallazgo de su cadáver abandonado en el campo dio lugar a un frenético operativo policial que pronto acaparó el interés de los medios.
La niña, originaria de China, fue adoptada cuando tenía 1 año por Alfonso Basterra y Rosario Porto, un matrimonio acomodado de Santiago de Compostela, en la comunidad autónoma de Galicia, en el noroeste de España.
Los padres adoptivos llamaron Asunta a la niña y la criaron en un entorno privilegiado y aparentemente feliz, hasta que la investigación policial y judicial mostró una imagen totalmente distinta.
Los hechos sucedieron en 2013 y ahora conforman la trama de la serie de Netflix “El caso Asunta”, basada en hechos reales pero con elementos creativos para preservar identidades y adecuarse a un ritmo narrativo de ficción.
Desaparición y muerte
Nacida en la ciudad suroriental china de Yongzhou el 30 de septiembre de 2000, la bebé Fang Yong fue dada en adopción tras cumplir su primer año de vida al matrimonio español formado por Alfonso Basterra y Rosario Porto (interpretados en la serie por Tristán Ulloa y Candela Peña).
Él era periodista y ella eligió la profesión de su padre, un pudiente abogado que fue consul honorífico de Francia y era muy conocido en su ciudad.
Los médicos les habían recomendado no tener hijos, ya que ella padecía lupus eritematoso, una enfermedad que podría hacer peligrar su vida en caso de embarazo.
La niña, ya con su identidad de Asunta Basterra, pronto empezó a dar muestras de su inteligencia. Asistía a colegios privados y aprendía con rapidez, en especial los idiomas.
Disfrutaba de las vacaciones con su familia, tenía muchas amigas y sus abuelos adoptivos la adoraban.
Pero cuando quedaba poco más de una semana para que Asunta cumpliera 13 años, Alfonso y Rosario acudieron a la policía para denunciar su desaparición.
Fue en la noche del sábado 21 de septiembre de 2013.
Horas después, ya de madrugada, la niña apareció muerta junto a una carretera secundaria de una zona boscosa, varios kilómetros al sur de la ciudad.
Estaba atada con cuerdas de color naranja, no presentaba indicios de abuso sexual y parecía haber fallecido por asfixia, algo que la autopsia confirmaría más tarde.
Los padres de la niña colaboraron en la investigación, que se fue tornando contra ellos a medida que los agentes iban encontrando indicios y detectaban inconsistencias en sus testimonios.
El principal de estos indicios fue el hallazgo, en una casa rural propiedad de la familia y cercana al lugar de los hechos en la localidad de Teo, de unas cuerdas de color naranja similares a las usadas para atar el cuerpo de Asunta.
Además, la autopsia reveló que la menor tenía en su organismo elevadas dosis de lorazepam, un potente tranquilizante y ansiolítico que solo se vende en España con prescripción médica.
Y tanto Rosario como Alfonso ofrecieron distintas versiones sobre sus movimientos la tarde del sábado en que ocurrió la desaparición.
Con todo esto, Rosario fue detenida e investigada por homicidio el 24 de septiembre y Alfonso el día 25.
Antecedentes sospechosos
El proceso para esclarecer los hechos fue largo y el veredicto del jurado popular llegó más de dos años después de la muerte de Asunta.
Mientras, las pesquisas fueron revelando importantes detalles sobre el matrimonio y su relación con la niña que influyeron en la investigación del caso y el posterior juicio.
El año 2013 había sido especialmente turbulento para la abogada y el periodista.
En enero de ese año, él descubrió una infidelidad de ella, lo que llevó a su divorcio casi inminente, aunque ambos alcanzaron un acuerdo en los siguientes meses para compartir la custodia de su hija adoptiva.
Como parte del pacto, Alfonso se trasladó a un apartamento cercano a la vivienda de Rosario y Asunta.
En julio ocurrió un extraño suceso en el que un hombre enmascarado supuestamente entró de noche a la habitación de Asunta e intentó estrangularla.
El presunto intruso huyó tras ser sorprendido por Rosario que, sin embargo, no presentó una denuncia en la policía.
Ese mismo mes, la niña mostró signos de somnolencia durante sus clases de música, y confesó a la profesora que su madre le daba unos polvos que la hacían dormir.
La investigación policial reveló que Alfonso compró varias cajas del calmante lorazepam tanto en julio (cuando se dieron los episodios de letargo en clase) como en septiembre (días antes de la muerte de la pequeña).
El padre adoptivo de Asunta defendió en todo momento que los medicamentos eran para su esposa, que atravesó momentos muy delicados y llegó a estar ingresada.
En la serie se relaciona esta complicada etapa con una supuesta ruptura sentimental entre Rosario y su amante, Vicente.
El juicio y la reconstrucción de los hechos
La fase oral del juicio arrancó en junio de 2014, momento en que la Fiscalía pidió 18 años para cada uno de los progenitores y la acusación popular, 20.
Sin embargo, no fue hasta el 29 de septiembre de 2015 cuando, tras la selección del jurado y con 84 testigos y 60 peritos, comenzó realmente el proceso en medio de una enorme atención mediática en la Audiencia Provincial de La Coruña.
En el juicio se cotejaron todo tipo de evidencias para tratar de reconstruir los hechos.
Los forenses no lograron determinar la hora exacta de la muerte de la menor, así que la estimaron, sin certeza absoluta, entre las 19 y las 20 horas del 21 de septiembre.
Esto hizo que la investigación tuviera que apoyarse en los testimonios de quienes vieron a los implicados ese día y en videos de cámaras de vigilancia situadas en los lugares por los que pasaron.
Según la reconstrucción de los investigadores, así se desarrolló el fatídico 21 de septiembre de 2013:
Rosario Porto y Alfonso Basterra defendieron su inocencia en todo momento.
El 30 de octubre de 2015 el jurado los declaró culpables, determinando que Rosario asfixió a la niña con la connivencia de su exmarido.
La sentencia se conoció apenas dos semanas después, el 12 de noviembre: 18 años de cárcel para cada uno por asesinato con agravante de parentesco y abuso de autoridad.
Por qué la mataron
La sentencia no aludió al posible móvil del crimen, que hasta hoy es el mayor misterio del caso.
Hay varias teorías, ninguna concluyente, sobre qué pudo llevar a sus padres adoptivos a asesinar a Asunta.
Una de ellas sugiere que Asunta podría haber sido vista como un obstáculo en la relación de sus padres, que pasaban por turbulencias emocionales tras su divorcio.
La salud mental de Rosario también fue citada como posible detonante, dada su inestabilidad emocional y varios episodios de depresión severa, ansiedad y deseo de morir, evidenciados durante el juicio.
También se exploró un posible móvil económico relacionado con la herencia de los abuelos maternos de Asunta, pero esto se descartó ya que Rosario era la única heredera.
Otra línea de investigación abordó un posible móvil sexual tras hallazgos de semen en la ropa de Asunta, aunque esta prueba se descartó por proceder de una contaminación en el laboratorio.
Tampoco se obtuvieron conclusiones inculpatorias del material pornográfico hallado en la computadora portátil del padre de Asunta.
Así, el caso quedó con múltiples preguntas sin responder.
Qué pasó con Rosario y Alfonso
Tras dos intentos fallidos, Rosario Porto se suicidó en prisión el 18 de noviembre de 2020, y Alfonso Basterra cumple condena hasta 2031.
En 2017, Basterra escribió una carta desde la cárcel a Ramón Campos, creador de la nueva producción de Netflix y también del anterior documental “El caso Asunta: Operación Nenúfar” de ese año.
En ella defendió de nuevo su inocencia, lamentó no haber podido proteger a su hija del verdadero “asesino” y expresó su intención de “desaparecer” cuando salga de prisión.
“Solo tengo una razón para seguir con vida, que no es otra que volver a ser un hombre libre y reunirme con mi niña, nunca antes”, escribió Alfonso Basterra.
“Mi verdadera condena no es la prisión, señor Campos, sino no haberla podido socorrer cuando más me necesitó. Eso es algo que nunca me podré perdonar.
“Así que cuando conozcan mi fallecimiento le ruego que descorche una botella de cava y brinde con los suyos, solo en ese momento comprenderá que he recuperado mi felicidad. Mi niña me necesita y yo a ella”.