Desde el 1 de octubre, Claudia Sheinbaum dirigirá el rumbo de México, tras haber sido secretaria de Medio Ambiente de Andrés Manuel López Obrador y jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Sheinbaum se une a otras siete mujeres en América Latina que han sido electas presidentas marcando un avance.
Claudia Sheinbaum se convirtió este domingo en la primera presidenta en la historia de México.
Desde el 1 de octubre, Sheinbaum dirigirá el rumbo del país. Lo hará después haber sido secretaria de Medio Ambiente de Andrés Manuel López Obrador (2000-2006) y jefa de Gobierno de la Ciudad de México (2018-2023).
Antes de Sheinbaum, siete mujeres en América Latina fueron elegidas para el principal cargo político.
Todas ellas fueron las primeras -y hasta ahora las únicas- en ser electas para el cargo de presidente en su país.
La elección de estas líderes marcaron un avance, lento y escalonado, en la búsqueda por revertir la subrepresentación de las mujeres en los espacios de toma de decisión, no sólo en América Latina sino en el mundo.
En este momento, sólo 28 mujeres en el mundo son Jefas de Estado o de Gobierno, según datos de ONU Mujeres de mayo pasado. Esta organización proyecta que, al ritmo al que vamos, la igualdad de género en las más altas esferas de poder se logrará dentro de 130 años.
Hubo (y hay) otras mujeres en la región que ocuparon la presidencia, pero no fueron elegidas para ello.
En BBC repasemos en orden cronológico la historia de estas siete mujeres que fueron elegidas presidentas en América Latina.
La victoria de Violeta Barrios de Chamorro, en abril de 1990, no sólo la convirtió en la primera mujer elegida para el cargo de presidente de Nicaragua (1990-1997) sino de toda América Latina.
La historia política de Chamorro empieza en los años del dictador Anastasio Somoza Debayle. Periodista de profesión, casada con Pedro Joaquín Chamorro, el director del periódico La Prensa, ambos se convirtieron en dos de las figuras más destacadas de la oposición a la dictadura somocista.
Después de la muerte de su marido -asesinado en enero de 1978- Chamorro, todavía con muy poca experiencia política, llega al primer plano de la política nacional.
“Yo me entregué a ella [a la política] para que Pedro y Nicaragua pudieran triunfar a través de mí”, escribió en sus memorias “Sueños del corazón”.
Tras la Revolución Sandinista de 1979, el rechazo a la dictadura la llevó a participar de la primera Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, donde conoció al por ese entonces -y también ahora- presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, líder del proceso revolucionario de aquella época.
Disconforme con el rumbo que tomaban las cosas, Barrios de Chamorro renunció a la Junta que había quedado dominada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), a la que siguió criticando desde La Prensa.
Más tarde, la periodista pasó a integrar una heterogénea coalición de 14 partidos, llamada Unión Nacional Opositora (UNO), que estaba unida solo por el rechazo común al gobierno del FSLN.
En 1991, Chamorro se presentó como candidata a presidenta de Nicaragua por la coalición opositora, y ganó las elecciones con el 54% de los votos. De esa manera, pasó a ser la primera mujer en ocupar el cargo a presidenta.
“Devolveré al pueblo el derecho a elegir a sus dirigentes mediante elecciones justas y abiertas. Y, sobre todo, ofreceré honradez, no sólo en apariencia sino también en la práctica”, anunció en aquel momento.
Una vez en el gobierno, Chamorro revirtió parte de las medidas adoptadas por el FSLN. Desplegó un plan de austeridad fiscal y privatización de empresas públicas, al mismo tiempo que negoció con el FSLN el mantenimiento de algunos logros de la revolución.
En enero de 1997, al terminar su mandato y no contar con la posibilidad de la reelección, Barrios de Chamorro se retiró de la política.
Dos décadas después, una de sus cuatro hijos, Cristiana Chamorro, presentó su precandidatura a la presidenta del país para las elecciones de 2021, pero su intento fue obstaculizado por el gobierno de Ortega.
En la actualidad, con 94 años, Chamorro vive en Costa Rica, donde está cerca de sus hijos, quienes viven fuera del país por la presión contra ellos del gobierno de Ortega.
Mireya Moscoso asumió como presidenta de Panamá (1999-2004) cuatro meses antes de que Estados Unidos le entregara a su país el control del Canal de Panamá.
Moscoso se acercó a la política en 1960, después de casarse, a los 18 años, con el tres veces presidente de Panamá Arnulfo Arias Madrid (1940-1941; 1949-1951 y 1968), que le llevaba 45 años de edad.
Pero fue recién en 1988, tras la muerte de su marido, que Moscoso pudo desplegar un rol activo en la política panameña como heredera del legado político de Arias.
Formada como diseñadora de interiores por el Miami-Dade Community College, en Estados Unidos, Moscoso decidió dejar a un lado los prejuicios e involucrarse de manera directa en la política.
En 1991, Moscoso junto a Guillermo Endara refundarían el Partido Panameñista, que había llevado al marido de Moscoso a la presidencia, bajo el nombre de Partido Arnulfista (PA).
Luego de cuatro años de gobierno del Partido Revolucionario Democrático (1989-1994), el Partido Arnulfista volvió al poder en 1999 con la victoria de Moscoso.
La primera mujer presidenta de Panamá buscó rescatar el legado de corte popular de su marido, en contraste al expresidente Pérez Balladares (1994-1999), asociado a las reformas económicas de libre mercado de mediados de la década del noventa.
Moscoso llegó a la presidencia después de haber prometido mejorar la educación, la atención médica y la vivienda para los más pobres del país, así como revertir la venta de empresas públicas a privados.
Los años en el poder de Moscoso son recordados por haber supervisado la entrega del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos.
Además de ser la primera mujer presidenta de Chile, Bachelet fue la primera de América Latina en haber ocupado el cargo de ministra de Defensa.
La vida política de la dos veces presidenta de Chile (2006-2010; 2014-2018) empezó en la universidad, donde se sumó al Partido Socialista mientras estudiaba Medicina.
El golpe de Estado de 1973 le cambia parte de los planes, después de que su padre, Alberto Bachelet, quien había sido parte del gobierno de Salvador Allende, quedara detenido por la dictadura y muriera en prisión.
En 1975, Bachelet sale exiliada de Chile y regresa al país cuatro años más tarde.
En democracia, quien sería la primera mujer presidenta de Chile retoma la política en el cargo de ministra de Salud del presidente Ricardo Lagos. En 2002 asume el puesto de ministra de Defensa, la primera mujer del país y de América Latina en liderar esa cartera.
En la actualidad, los ministerios más ocupados por ministras mujeres son Mujer e Igualdad de género, Familia e infancia, Inclusión social y Desarrollo, según ONU Mujeres, mientras que espacios como Seguridad y Defensa siguen, en su mayoría, en manos de hombres.
Bachelet estudió Estrategia Militar en la Academia Nacional de Estrategia y Política de Chile, y en el Colegio Interamericano de Defensa de Estados Unidos.
En 2005, presentó su candidatura a la presidencia de Chile por la Concertación y ganó las elecciones con el 53% de los votos en segunda vuelta.
Entre los logros de su gestión se destacan las reformas educativa y tributaria, así como la creación del Instituto Nacional de Derechos Humanos y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
En materia de género, Bachelet avanzó con la creación del Ministerio de la Mujer y la Igualdad de Género y las cuotas de género para incrementar la participación política de las mujeres.
De 2011 a 2013, la expresidenta de Chile fue directora de ONU Mujeres y, entre 2018 y 2023 ocupó el cargo de Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.
Cristina Fernández de Kirchner llegó a la presidencia de Argentina después de un largo recorrido político.
Dos veces presidenta de Argentina (2007-2012; 2012-2015), Fernández de Kirchner empezó su militancia política en la agrupación peronista de izquierda Federación Universitaria por la Revolución Nacional (FURN) mientras estudiaba Derecho.
En 1974, conoce a Néstor Kirchner –quien sería poco tiempo después su marido y presidente de Argentina en 2003- en la Juventud Universitaria Peronista (JUP).
Mientras su esposo ejercía el cargo de gobernador de Santa Cruz en la década de 1990, Cristina empieza un amplio camino legislativo.
Primero como diputada provincial, después senadora por Santa Cruz, diputada nacional y otra vez senadora. Así fue ganando experiencia.
En 2006, mientras gobernaba su marido, el peronismo anunció su candidatura a la presidencia, a pesar de que Néstor Kirchner tenía la posibilidad de gobernar un mandato más.
Un año después, se consagra en primera vuelta con el 45% de los votos como la primera presidenta electa de Argentina, en una elección donde los dos candidatos más votados fueron mujeres.
En 2011, un año después de la repentina muerte de Néstor Kirchner, Cristina confirmó que se presentaría para un segundo mandato. Elecciones que ganaría en segunda vuelta con el 54% de los votos.
Luego de la derrota de su espacio político ante Mauricio Macri en 2015 -ella no fue candidata porque no estaba habilitada para hacerlo-, Fernández de Kirchner anunció para las presidenciales de 2019 una fórmula electoral en la que ella se presentaría como vicepresidenta y Alberto Fernández sería el presidente.
Para sus seguidores, Cristina es recordada por haber desplegado políticas de inclusión como la Asignación Universal por Hijo, la duplicación del porcentaje del PBI destinado a educación y la promulgación de la Ley de Matrimonio Igualitario.
Para los críticos, la expresidenta no es más que un exponente de la corrupción por la que mantiene varios frentes abiertos en la justicia por enriquecimiento ilícito, por lo que fue condenada en 2022.
Lo que pocos discuten es la centralidad política que ha tenido su figura en el escenario político argentino de las últimas dos décadas.
Laura Chinchilla Miranda fue la primera mujer elegida presidenta de Costa Rica el 7 de febrero de 2010, por un período de cuatro años.
Chinchilla es graduada de la carrera de Ciencia Política, en Universidad de Costa Rica, y tiene una maestría en Políticas Públicas por la Universidad de Georgetown.
Fue ministra de Seguridad Pública en la presidencia de Óscar Arias Sánchez, lo que la convirtió en la primera mujer en ocupar ese puesto. También se desempeñó como presidenta del Consejo Nacional contra las Drogas.
En 2006, fue elegida vicepresidenta de Costa Rica, asumiendo al mismo tiempo el cargo de ministra de Justicia. Finalmente, en 2010 llegó a la presidencia del país con el 47% de los votos.
En paralelo, se dedicó al sector internacional, trabajando como consultora en América Latina y África con diversos organismos internacionales en el área de reforma institucional, en especial en seguridad pública.
Chinchilla continúa formando parte de los consejos asesores de varias organizaciones, incluido el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral y el Club de Madrid.
En 2020 anunció que iba competir por la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero decidió retirarse después de que Donald Trump anunciara una candidatura por parte de Estados Unidos.
La primera mujer elegida presidenta de Brasil no pudo terminar su segundo mandato.
Dilma Rousseff, quien llegó a ocupar el Palacio de la Alvorada en dos períodos consecutivos (2011-2014; 2015-2016), resultó destituida de su cargo por el Senado bajo el argumento de haber violado las normas presupuestarias.
La decisión que ella calificó de “golpe institucional” fue el resultado de un juicio político hecho por el Congreso en medio de la mayor crisis política del país de los últimos 60 años, por la explosión del escándalo de Odebrecht.
Si bien los motivos de la destitución de Dilma no estuvieron vinculados a este escándalo, el clima anti-política de la sociedad y los movimientos al interior de los distintos partidos posibilitaron su destitución.
Previo a ese momento era percibida, según datos de las encuestas, como una persona que adoptaba una línea más dura contra la corrupción tras haber destituido a seis de sus ministros por sospechas de malos manejos.
Rousseff se acercó a la política en los primeros años de juventud, mientras estudiaba Economía en la universidad, poco tiempo después del golpe de Estado en 1964.
A pesar de no haber integrado las filas de los grupos armados, según ella misma dice, Rousseff empezó a militar en un partido universitario de izquierda y fue detenida, torturada y encarcelada tres años en la época de la dictadura.
Ya en democracia, Rousseff creció más por su capacidad técnica que por su habilidad política.
En la primera presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma dio su gran paso político al ser designada ministra de Minas y Energía. Luego pasó a ocupar el influyente puesto de jefa de gabinete de Lula como ministra de la Casa Civil.
En 2011, con el respaldo del popular expresidente, Rousseff se convierte en la candidata por el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT). Ese mismo año consigue ganar las elecciones en Brasil y se convertirse en la primera mujer presidenta de la economía más grande de América Latina.
Dilma se ganó la admiración de muchos por ser una líder de centro con determinación y habilidad técnica. Mientras que otros la cuestionan por la falta de autonomía de Lula y la corrupción.
Desde hace un año Rousseff dirige el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, la institución financiera del bloque de países emergentes.
Xiomara Castro fue electa presidenta de Honduras en noviembre de 2021 por 1,7 millones de personas, el mayor número de votos en la historia de Honduras.
Formada en Administración de Empresas, la presidenta de Honduras no tiene un largo recorrido político sino que empezó a participar activamente recién en 2006, tras la elección de su marido, Manuel Zelaya, como presidente de Honduras (2006-2009).
Castro emergería como líder política en las manifestaciones en las calles en 2009, lideradas por el entonces Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), tras la destitución y expulsión de su marido del país.
Como candidata presidencial por el Partido Libertad y Refundación (Libre), Castro pierde las elecciones de 2013 ante Juan Orlando Hernández. Era la segunda mujer hondureña en aspirar a la presidencia del país.
Recién en 2021, después de haber exigido control de transparencia electoral, Xiomara Castro ganó las elecciones con el 51% de los votos.
La presidenta de Honduras hizo campaña en una plataforma que incluía la protección y expansión de los derechos de las mujeres en un país con altas tasas de feminicidio y políticas restrictivas de aborto.
Las mujeres en Honduras representan más de la mitad de la población, pero en 2022 sólo ocupaban el 6,37% de los cargos de las alcaldesas electas y el 27.3% de las parlamentarias, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas.
En la historia de América Latina, hay otras mujeres que fueron presidentas, aunque no hayan sido elegidas para ocupar ese cargo.
Ellas llegaron a ser la máxima autoridad del poder debido a situaciones excepcionales, como la muerte de un presidente, el vacío de poder tras un golpe de Estado y la destitución o renuncia de un jefe de Estado.
María Estela Martínez de Perón, más conocida como Isabel Perón o Isabelita, ejerció el cargo de presidenta de Argentina de 1974 a 1976, tras la muerte de Juan Domingo Perón. Isabel no fue electa para el cargo de presidenta sino para el de vicepresidenta, pero fue la primera mujer en ejercer como presidenta en el mundo.
En Bolivia, Lidia Gueiler Tejada llegó a gobernar el país entre 1979 y 1980. Gueiler Tejada era diputada cuando el Congreso la eligió como presidenta constitucional interina tras el vacío de poder que había dejado el golpe de Estado de Alberto Natusch.
Rosalía Arteaga fue la primera mujer presidenta en Ecuador, en 1997, pero por un brevísimo periodo: dos días. Estuvo en el cargo del país tras la destitución de Abdalá Bucaram. Arteaga había sido elegida vicepresidenta, pero se convirtió en la primera mujer del país en ejercer la función de presidente.
En los últimos años, la senadora Jeanine Añez en Bolivia ejerció el puesto de presidenta interina tras la renuncia de Evo Morales.
Y Dina Boluarte dirige actualmente Perú después de la destitución de Pedro Castillo.
Claudia Juana Rodríguez de Guevara se desempeñó como “designada por el presidente de la república de El Salvador, encargada del Despacho” desde diciembre de 2023 y hasta el pasado sábado, cuando Nayib Bukele asumió su segundo mandato tras tomarse una licencia de medio año para poder presentarse a la reelección.