Según un estudio realizado por la Universidad de Maastricht, las bajas temperaturas entorpecen la reconstrucción de los músculos.
Existen estrategias de baños de hielo que favorecen la recuperación después de una jornada de ejercicios intensos. De hecho, es una actividad muy habitual entre los atletas para acelerar su recuperación. Estas inmersiones en agua fría favorecen la circulación sanguínea o suponen un efecto antiinflamatorio en lesiones agudas, explican los especialistas.
Pero, si uno de tus objetivos al hacer deporte es aumentar tus músculos, no te duches con agua helada después de entrenar. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado un estudio realizado por la Universidad de Maastricht, que revela que “el enfriamiento post-ejercicio disminuye las adaptaciones musculares al entrenamiento de fuerza”.
Si tu intención es trabajar tus músculos, fortalecerlos y ganar más masa muscular, esta actividad no es la más adecuada para conseguirlo. Según explica el estudio dirigido por Cas Fuchs, candidato a doctorado en el Departamento de Biología Humana del Centro Médico de la Universidad de Maastricht, lo que ocurre es que el proceso de reconstrucción de los músculos se ve perjudicado cuando lo expones a bajas temperaturas.
Según afirman los investigadores del análisis, “la inmersión en agua fría durante la recuperación de un ejercicio de resistencia reduce la capacidad del músculo para absorber o dirigir los aminoácidos derivados de las proteínas. Además, la inmersión en agua fría durante la recuperación del ejercicio de resistencia reduce las tasas de síntesis de proteínas miofibrilares durante el entrenamiento prolongado con ejercicios de resistencia”.
Con este estudio, también se ha demostrado que el aumento en la tasa de síntesis de proteínas musculares durante la recuperación aguda post-ejercicio, disminuye gravemente después del enfriamiento. Cuando el enfriamiento después del ejercicio se aplica consistentemente durante un entrenamiento más prolongado, las tasas de síntesis de proteínas musculares permanecen más bajas durante todo el período de entrenamiento.
Los datos de este análisis también indican que el enfriamiento post-ejercicio atenúa la respuesta adaptativa del músculo esquelético al entrenamiento y, por lo tanto, puede comprometer su eficacia.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores analizaron la respuesta de 12 personas jóvenes y sanos tras sumergir sus piernas en líquido gélido después de sus entrenamientos. El resultado era claro: las piernas de estos individuos se recuperaban peor que las que no habían sido sometidas a temperaturas heladas.
En definitiva, los baños de agua helada tras el ejercicio son efectivos, dependiendo del objetivo que se está buscando. Estos ayudan a estimular la circulación sanguínea, tienen un efecto analgésico y antiinflamatorio, pero en el caso del fortalecimiento de la musculatura, generan el efecto contrario. A medida que baja la temperatura, más afecta a la respuesta de tus músculos.