Estos cambios en el ciclo reproductivo podrían tener graves ramificaciones en la salud física y mental de las mujeres de todo el mundo.
La edad media de inicio de la pubertad ha descendido en el último siglo, y algunas niñas empiezan a desarrollar los pechos a los seis o siete años. Según los expertos, las niñas están empezando la pubertad antes, por lo que estos cambios en el calendario del desarrollo reproductivo podrían tener graves consecuencias para la salud física y psicológica de la población femenina.
Ahora, un nuevo estudio publicado en el número de mayo de 2024 de la revista JAMA Network Open sugiere que la cronología de ambos marcadores fisiológicos parece ser cada vez más temprana. Según este estudio, entre las 71 341 mujeres nacidas en EE. UU. entre 1950 y 2005, la primera menstruación de las niñas se ha ido produciendo a una edad cada vez más temprana y ha tardado más en regularizarse. Durante el periodo de 55 años cubierto por el estudio, el número de personas que experimentaron menarquia precoz (definida como antes de los 11 años) casi se duplicó hasta alcanzar el 16 por ciento.
“Está bien documentado y es un fenómeno mundial”, afirma Lisa Swartz Topor, profesora asociada de pediatría de la Facultad de Medicina Warren Alpert de la Universidad Brown y del Hospital Infantil Hasbro de Providence (Rhode Island, EE. UU.). En cuanto a por qué está ocurriendo, en este momento “hay más preguntas que respuestas”, dice Topor; “se trata de una confluencia de muchas cosas diferentes: el tema general son los cambios que ha sufrido nuestro mundo en los dos últimos siglos”.
A cualquier edad, el inicio de la pubertad lo desencadena el hipotálamo en el cerebro, que segrega la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH). La GnRH, que se ha denominado “el regulador clave del eje reproductor”, estimula a su vez a la hipófisis para que segregue la hormona luteinizante y la hormona foliculoestimulante, que ponen en marcha la pubertad. En las niñas, estas dos hormonas indican a los ovarios que empiecen a liberar estrógenos y progesterona, lo que provoca el desarrollo de las mamas, la aparición de vello púbico, el inicio de la menstruación y cambios en la silueta corporal.
Además de las posibles repercusiones a largo plazo sobre la salud, con la pubertad precoz “Tu hijo puede empezar a parecer o actuar como un adolescente antes de lo esperado”, dice Natasha Chaku, psicóloga y profesora adjunta del departamento de ciencias psicológicas y cerebrales de la Universidad de Indiana. Como resultado, “puede que los padres tengan que mantener conversaciones sobre cómo va a cambiar su cuerpo antes de lo que esperan”.
1. Obesidad infantil:
El aumento de la obesidad infantil es uno de los factores más citados. La grasa corporal no es solo un tejido inerte, sino que actúa como un órgano endocrino que secreta hormonas como la insulina, el factor de crecimiento 1 similar a la insulina y la leptina, que pueden influir en el inicio de la pubertad. Las niñas con obesidad también tienen niveles más altos de estradiol, una forma de estrógeno que puede contribuir al desarrollo precoz de las mamas y a la pubertad.
2. Dieta:
La calidad de la dieta juega un papel crucial. Dietas pobres en frutas y verduras y ricas en proteínas animales y alimentos procesados pueden estar asociadas a niveles más altos de esteroides sexuales como el estrógeno, acelerando la pubertad.
3. Estrés:
El estrés, incluidas las adversidades en la infancia, puede influir en el inicio temprano de la pubertad. Un alto nivel de estrés en los primeros años de vida se ha relacionado con un mayor riesgo de pubertad precoz. Esto se debe a que la respuesta al estrés está regida por el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HPA), que también influye en la pubertad.
4. Pandemia de COVID-19:
Factores estresantes durante la pandemia, como el aumento del tiempo frente a la pantalla, el aislamiento social y la inactividad física, podrían estar asociados con un aumento reciente de la pubertad precoz en las niñas.
5. Alteradores Endocrinos:
Las sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, como los ftalatos y los bisfenoles, presentes en productos de uso cotidiano, pueden contribuir a estos cambios. Estos químicos tienen acciones similares a las de los estrógenos y pueden alterar el entorno hormonal del cuerpo, adelantando la pubertad.
6. Contaminación ambiental:
La exposición a partículas de la contaminación atmosférica durante el embarazo y la infancia también se ha relacionado con una pubertad más temprana.
• Físicas: las niñas que experimentan pubertad precoz tienden a crecer más rápido y detener su crecimiento antes, lo que puede resultar en una estatura final más baja. A largo plazo, tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, obesidad, hipertensión arterial, diabetes tipo 2, síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares.
• Emocionales: la pubertad precoz puede llevar a mayores niveles de depresión, estrés y ansiedad, peor imagen corporal y problemas de regulación emocional. Estas niñas también pueden enfrentar acoso y atención sexual no deseada, lo que puede afectar su bienestar emocional.
Para las niñas que maduran muy temprano, los médicos pueden usar medicamentos para ralentizar la pubertad precoz, como los agonistas de la GnRH, para evitar efectos perjudiciales y mejorar la estatura final.
Es crucial que los padres normalicen la experiencia de la pubertad, mantengan abiertas las líneas de comunicación y traten a sus hijas según su edad real, no solo su apariencia física. Esto puede ayudar a las niñas a sentirse más cómodas con su cuerpo y proteger su autoestima.
En resumen, la pubertad temprana en niñas es un fenómeno complejo influenciado por factores biológicos, ambientales, dietéticos y emocionales, y requiere una atención integral para mitigar sus efectos negativos.