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Los Omega-3 hidratan la piel, reducen la inflamación y el acné hormonal, y protegen contra los radicales libres y el daño UV. Además, fortalecen los folículos pilosos, mejorando la densidad y el brillo del cabello, especialmente en la menopausia.
Los ácidos grasos Omega-3 son un tipo de grasa poliinsaturada que necesita nuestro organismo para fortalecer las neuronas, entre otras funciones, pero que deben ser aportados desde el exterior puesto que nuestro cuerpo no es capaz de producirlos. Por lo que respecta al aspecto de nuestra piel y nuestro cabello, tienen mucho que decir.
Entre los innumerables beneficios saludables que aportan los Omega-3, que van desde proteger la salud cardiovascular , hasta mantener las membranas celulares en buen estado o reforzar los sistemas endocrino e inmunitario, también está la calidad y apariencia de la piel. Como tal, también el cuero cabelludo refleja su buen estado si tenemos el aporte necesario de estos ácidos grasos.
Para concretar de qué manera los Omega-3 contribuyen a la salud y el aspecto de nuestra piel y cabello, especialmente en las mujeres, el portal español 20minutos converso Gema Cabañero, directora de I+D+I de la firma nutricosmética 180 The Concept.
Este ácido graso esencial posee la capacidad de neutralizar los efectos producidos por la acumulación de toxinas en el organismo, algo que con el estilo de vida que llevamos a cabo hoy en día, en especial las mujeres, se hace especialmente necesario. También por los efectos que producen en las mujeres los cambios hormonales en diferentes etapas de la vida, y que pueden acelerar el envejecimiento de nuestra piel.
Pero es que, además, según continúa explicando Cabañero, “los Omega-3 estabilizan los niveles de azúcar en sangre, favoreciendo el control del apetito y evitando ataques repentinos de ingesta compulsiva de hidratos de carbono. ¿La consecuencia inmediata? Pérdida de grasa corporal y toxinas”.
Por otra parte, el consumo de ácidos grasos Omega-3 a través de la dieta (recordemos que nuestro cuerpo no es capaz de producirlos) es más que aconsejable, puesto que regula el perfecto equilibrio de los lípidos en la sangre, para un control del colesterol LDL, el denominado popularmente ‘malo’.
Y puesto que nuestro organismo actúa en sinergia, todo lo anteriormente expuesto se acompaña del mantenimiento correcto de la barrera lipídica de la piel, fundamental para retener el agua necesaria para que se mantenga siempre hidratada, cuando la deshidratación por acción de los radicales libres del sol y otros hábitos poco aconsejables se produce de manera más evidente en las mujeres.
Los cambios hormonales en las diferentes etapas de la vida de la mujer hacen que nuestra piel sufra especialmente la deshidratación, la sequedad extrema y ciertos procesos inflamatorios que pueden cursar con las antiestéticas rojeces.
Por eso, el consumo de Omega-3 se hace especialmente interesante, como perfecto aliado del cuidado de la piel. Concretamente, en lo que se refiere al acné adulto, cada vez más habitual en las mujeres (acné hormonal), estos ácidos grasos consiguen minimizar la agresividad de sus efectos al inhibir la producción de citoquinas proinflamatorias.
En cuanto a las posibles reacciones alérgicas que puede sufrir nuestra piel, con la sequedad y los picores al frente, numerosos estudios han demostrado que la ingesta habitual de Omega-3 fortalece la barrera cutánea, primer base imprescindible para lucir después una piel radiante, joven, jugosa, y libre de picores y rojeces.
De la misma manera que los Omega-3 contribuyen a preservar la salud de la piel, tienen la capacidad de nutrir los folículos pilosos, fortaleciendo el cabello y aumentando su densidad, algo de lo que adolecen las mujeres fundamentalmente cuando se inicia la etapa de la menopausia.
Si no le aportamos al cuero cabelludo la nutrición apropiada (los Omega-3 regulan la producción de grasa de la piel y nutren los folículos), nuestro cuero cabelludo se puede deshidratar y, con ello, apagar el brillo del pelo y empeorar su densidad.
Como explica Gema Cabañero, “estos ácidos de los que hablamos, ayudan a mantener la barrera lipídica de la piel, lo que es fundamental para retener agua y que ésta se mantenga hidratada. Gracias a sus propiedades antiinflamatorias, el Omega-3 puede ayudar a proteger la piel del daño causado por los rayos UV y promueve la salud celular y la regeneración de la piel, así como el cuero cabelludo (que también es piel)”.
Además de ello, “su poder antioxidante reduce el daño de los radicales libres de oxígeno que se acumulan en el cuerpo, acelerando la oxidación propia del envejecimiento. En cuanto al cabello, los ácidos grasos Omega-3 mejoran la circulación sanguínea en el cuero cabelludo y fortalecen los folículos pilosos, logrando un cabello más saludable y denso”.
