El duelo perinatal existe. Y para la Organización Mundial de la Salud (OMS) es aquella que ocurre a partir de la semana 28 de gestación, aunque otras especialistas la fechan en la semana 24, tanto antes como durante el parto.
Perder a un hijo o hija es una experiencia devastadora. La pareja suele vivir un duelo donde existe tristeza y vacío, no solo por un bebé que no está, sino que también por el futuro que se habían imaginado. Por lo tanto, es común sentir miedo, ansiedad, culpa o preocupación ante la idea de volver a intentar otro embarazo.
Uno de los miedos que puede experimentar una pareja que ha perdido a un hijo o hija, tanto en el vientre materno como a los pocos días de vida, es volver a embarazarse. Un temor que pueden estar enfrentando las 1.130 madres que tuvieron una perdida gestacional este año, de acuerdo al Catastro Nacional de Mortinatos que lleva el Registro Civil, y que tuvo su peak de defunciones el 2023 con 2.113 fallecimientos de hijos nonatos. La más alta desde 2020.
Si el miedo latente a perder nuevamente a un hijo o hija no se sobrelleva durante el proceso de duelo, es probable que frente a un próximo embarazo se vuelva a experimentar. Estos sentimientos pueden generar desvinculación emocional con el recién nacido, en donde el temor crea lejanía entre la madre y el bebé, y también puede haber sobreprotección.
En este contexto, en el marco del Día Mundial de la Concientización sobre la Muerte Gestacional y Perinatal, que se conmemora cada 15 de octubre, algunos consejos para sobrellevar el miedo, si se ha experimentado una pérdida reciente y se desea volver a intentar un nuevo embarazo, son:
En 2021, se promulgó en nuestro país la Ley Dominga (Nº 21.371) que establece un estándar en el manejo clínico y acompañamiento de madres y padres que hayan sufrido una muerte gestacional o perinatal de un hijo o hija, y que obliga a todas las instituciones de salud públicas y privadas a contar con protocolos que den cumplimiento a la normativa existente.
De esta manera, es posible volver a vivir la maternidad desde la alegría. Es más, a los niños o niñas que llegan al mundo luego de una pérdida, se les conoce con el término “bebé arcoíris”, lo que simboliza la esperanza y la luz que llega después de la tormenta.