La escritora, música y dramaturga vuelve a la cartelera del GAM desde este viernes 29 de noviembre con “Pam Berry”, obra de teatro dirigida por Ana Luz Ormazábal que recorre la búsqueda de una joven que siente ser la única lesbiana en el mundo.
Una mujer, una monja, un león calvo, una bruja, un circo. Diversos elementos que preliminarmente parecen inconexos se unen en Pam Berry, obra de teatro con perspectiva lésbica que se presentará desde finales del mes de noviembre en Centro Cultural GAM. Ganadora de la XX Muestra Nacional de Dramaturgia en categoría emergente, esta obra escrita por Rae del Cerro (Antes de morir quiero conocer el cielo, Arden) y dirigida por Ana Luz Ormazábal (María Isabel), Pam Berry propone una reflexión particular sobre la discriminación por identidad de género y sexual.
En la obra, la protagonista siente que es la única lesbiana del mundo y por eso prefiere soñar, porque en los sueños, puede vivir su identidad y ser quien ella quiere ser. Pese a que los factores que la llevan a eso tienen que ver con respuestas al lesbo odio, en la obra existe una reivindicación de ese lugar, los sueños, como espacio lésbico.
Con un componente musical que a momentos parece ser un concierto y con objetos de grandes dimensiones sobre el escenario, Pam Berry trae humor y poesía, emocionando al público con la historia de la protagonista.
“Creo que Pam Berry es una obra que tiene muy buena llegada con públicos de las comunidades LGBTIQA+, no desde la representatividad, que es algo que yo problematizo mucho, si no que desde poder reconocer los universos e imaginarios que componen la cultura rebelde sexual y de género, y la lésbica en este caso”, señala Rae del Cerro.
—¿En qué momento de tu trayectoria como escritora/dramaturga se inscribe Pam Berry, más allá de haber ganado la muestra?
—La escribí durante la pandemia. En ese periodo dejé de tener la regularidad con la que trabajaba en mi banda Horregias. Recibí una invitación por parte de Carla Zuñiga para participar en un taller suyo y acepté. El primer ejercicio que nos hizo, lo hice mal pero inventé Pam Berry. Fue exagerando algo que me pasó a mi de chica cuando decidí dormir todo el dia para ser lesbiana en los sueños. Estaba en ese viaje a mi pasado porque no podía hacer otra cosa para sentir. Hace mucho tiempo que no escribía una obra de teatro. Entonces, se podría decir que Pam Berry es la primera obra de teatro que escribí después de mucho tiempo y la que echó a andar la posibilidad de un montaje, porque como yo no venía del teatro, se me hacía difícil pensar en eso. También, ocurrió que conocí a Pambie, que protagoniza la obra, y de esa relación apareció la posibilidad de levantar otras obras y otros proyectos, en otros formatos, como el podcast o las películas con Cajeta Producciones. Y, por supuesto, volver a trabajar en otra obra con Ana Luz Ormazábal. Entonces pienso que Pam Berry dentro de mi trayectoria es como una estampita de la Virgen de los rayos. Tiene muy linda estrella.
—Hay una reseña de la obra que dice que Pam Berry tiene todos los elementos para ser un clásico del teatro LGBTIQ. ¿Estás de acuerdo con esa sentencia?
—Si, me parece que sí. La incluiría con Chueca de Amelia Bande dentro de los clásicos del teatro LGBTIQ desde la particularidad lésbica. En cuanto a estructura, yo no soy muy audaz; no experimento mucho, pero creo que mi aporte va desde el discurso, el lenguaje y la forma en que escribo. Pienso que ahí hay algo interesante para aportar a las dramaturgias rebeldes. Creo también que Pam Berry, como dice esa reseña, se hace cargo de un aspecto reivindicativo dentro de las luchas, existencias y sobrevivencias de las rebeldías sexuales y de género, que aparece desde la ternura y en un universo que incluye la magia, lo paranormal, los sueños, lugares que me parecen imprescindibles al imaginar la revolución. Alguien del público anda diciendo por ahí que Pam Berry es el Moby Dick de las lesbianas, a mi me llegó a modo de rumor.
—Pensando en este mismo marco, en el campo de lo teatral LGBTIQ+, ¿hay ciertas características a destacar para ti desde lo lésbico?
—He estado pensando mucho en el teatro lésbico y en lo difícil que le resulta a la gente hablar de un teatro lésbico de por sí. Pero es lo que hay que hacer siento yo. Hablar de un teatro rebelde sexual y de género y sus ramitas, de un teatro lésbico, de un teatro travesti, de uno marica, etc. Esta obra es una dramaturgia lesbiana absoluta. Si partimos por lo más básico, es así porque pone en el centro la identidad lésbica; les personajes son lesbianas y tratan situaciones relativas a la existencia lésbica, y por sobre todo, a la rebeldía lésbica, entonces, como sucede en Pam Berry, la dimensión de lo político es fundamental.
La dimensión política de una obra como esta que trata la especificidad lésbica, considera desmantelar la heteronorma en la dramaturgia, y con esto, por ejemplo, toca revisar qué tipo de personajes usar, sus relaciones de poder, etc. Me parece también que la dimensión de lo paranormal, la magia y los sueños, tienen mucho protagonismo en el cotidiano del universo lésbico.
—Uno de los planos de la obra es el onírico. ¿Por qué la protagonista se representa en esta dimensión?
—Soñar es tan importante como vivir. Los sueños son válvulas de escape, te hacen liberar las tensiones y angustias, y en este caso, los sueños le permiten a Pam Berry vivir su propia identidad, cosa que no puede hacer en el plano de lo real. Ella tomó la decisión de vivir en los sueños como lo haría un día jueves cualquiera estando despierta. En los sueños puedes encontrar miles de pistas, ir descubriendo cosas tuyas. Los sueños pueden determinar cómo vas a sentir el día. Todo eso, Pam Berry lo pasa por alto, aunque Betania, la hija lesbiana de la bruja le insista en que revise ese aspecto y aprenda a vivir en el plano de lo real. Pam Berry aprendió a controlar los sueños y tiene ganas de quedarse ahí para siempre porque solo ahí es feliz. Junto con el plano onírico, está el plano de lo mágico y se mezclan. Pam Berry piensa que la persona con la que sueña existe y que puede encontrarla recurriendo a la magia. Esto para mí es bastante cercano porque desde que soy chica mi mamá sueña con cosas que suceden después, tiene la capacidad de comunicarse con los muertos a través de los sueños, acoger sus solicitudes y advertir sobre situaciones. Y de alguna forma, muchas de las personas con que me relaciono tienen esa capacidad. Creo que de alguna forma está en mi también y por eso siempre tienen tanto protagonismo en mis obras, y en esta en particular, que tiene un collage de seres y situaciones muy cercanas.
—La obra usa el lenguaje de les chiques. ¿Por qué es importante aplicarlo en el campo de lo teatral?
—Me parece que el lenguaje inclusivo es fundamental para seguir desmantelando la heteronorma en las obras teatrales, e incluir identidades que jamás fueron consideradas. El lenguaje se transforma, es heteróclito y multiforme, y es diverso para cada grupalidad social que tiene sus propios códigos y formas. Que se masifique un aporte al lenguaje desde las rebeldías sexuales y de género, me parece importante. Esta obra está escrita en código lésbico, sin duda, y todos los personajes, por muy lesbo odiantes que sean siendo lesbianas incluso, usan el lenguaje inclusivo.
—La rebeldía ha sido una de las claves de tus obras. ¿Cómo se expresa este ímpetu para ti?
—La rebeldía me parece algo muy lésbico. Es una decisión política vivir tu identidad lésbica, incluirla en tu trabajo artístico. Me parece que por ser activista y relacionarme con otras lesbianas desde lo político y afectivo, las conversaciones en torno a esto están siempre presentes, y vamos conociendo cada vez más nuestra rebeldía, en la casa, en el arte y en la calle cuando hay que enfrentar al heteropatriarcado con el cuerpo. La rebeldía es una forma de vivir, es estar en tensión constante con las normas, con lo que se espera de una como mujer, como lesbiana incluso, en las relaciones sexo afectivas. Es también generar espacios donde se revisen estas tensiones, y por supuesto, darle un lugar importante al placer, también me parece sumamente rebelde.
Otro aspecto de esta rebeldías tienen que ver con las heridas fundamentales, que en las lesbianas muchas veces tienen que ver con lesbo odio, y que es parte de una dimensión personal. Pero me interesa llevarlas también a las obras para que me las devuelvan después con más reflexión. Amo el lesbianismo reflexivo, pensante y politizado, y amo también las contradicciones humanas. Entonces pongo esto en mis obras porque es como yo vivo y, claro, es a lo que recurro cuando tengo que escribir.
Pam Berry se estrena el viernes 29 de noviembre en la Sala A2 de GAM (Alameda, Metro Universidad Católica). Se presenta de jueves a sábado a las 19:30 hrs. y los domingos a las 18:00 hrs, hasta el 15 de diciembre. Las entradas ya se encuentran a la venta en la web de GAM.