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Triángulos amorosos: el estigma social de ser la “otra” y la impunidad del que fue infiel BRAGA

Triángulos amorosos: el estigma social de ser la “otra” y la impunidad del que fue infiel

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La crítica pública hacia las mujeres involucradas en triángulos amorosos ha crecido junto con el auge de las redes sociales, espacio en el que, según expertos, persiste una visión patriarcal que exime al hombre infiel de toda responsabilidad y condena social.


“Toda mujer que se mete en una relación termina mal, es una rompehogares”, “una dama no se mete con un hombre casado” y “ninguna mujer que decide ser el dolor de otra es hermosa”, son algunos de los comentarios que se pueden leer en las últimas publicaciones del Instagram de la modelo Camila Andrade. Y es que el 2024 estuvo marcado por varios casos de infidelidades en la farándula chilena.

Polémicas como la de la modelo y Francisco Kaminski u otras infidelidades o triángulos amoroso donde aparecen figuras como Myriam Hernández o la diputada Maite Orsini dan cuenta del fenómeno: la tercera persona se transforma en Trending Topic y no solo ocupa los titulares, sino que pone en evidencia un patrón donde las redes sociales y la que asume el rol de “amante” es quien recibe los mayores ataques, mientras el hombre infiel suele ser exonerado o incluso visto con simpatía. 

Para la psicóloga, Leslie Nicholls, es un fenómeno cultural y que “tanto en la literatura como en la religión, la mujer siempre ha sido más castigada por temas de infidelidad. Desde la lapidación en culturas antiguas hasta los prejuicios actuales, hay una carga que asocia a la mujer con roles de pureza y sumisión”.

Nicholls menciona que esta visión también se ha reflejado en el ámbito legal. “Por ejemplo, hasta 2020, en Chile, el Código Civil exigía que las mujeres esperaran 270 días tras divorciarse para volverse a casar, mientras que el hombre podía hacerlo el mismo día. Eso muestra cómo, incluso a nivel legal, existía una sospecha permanente hacia las mujeres.”

Además sostiene que existe una tendencia a pensar que es la que debe cumplir un papel específico en la vida del hombre. “Está todo este rol que se le atribuye a las mujeres respecto de que tienen que ser buenas mamás, buenas parejas, tener deseo sexual inagotable al ritmo del hombre. Porque si no cumple con una serie de roles que han sido culturalmente asociados a las mujeres, el hombre, casi que tiene una cierta libertad de buscar eso que él necesita en otro lado”, menciona. 

Las mujeres como blanco principal de críticas

El sociólogo y especialista en masculinidades y cambio social, Andrés Kogan, añade que esta desigualdad toma fuerza por la visión cultural de la sexualidad masculina. “Históricamente, al hombre se le ha permitido ser infiel porque se naturaliza que no puede controlar su sexualidad. En cambio, a ella se le juzga desde una lógica moral que la asocia con el cuidado y la virtud”, afirma.

Para Kogan esta desigualdad está tan normalizada que incluso entre mujeres se reproducen juicios negativos hacia las que participan en triángulos amorosos. Otro punto que aborda el sociólogo es que la sexualidad no es un tema tabú en los hombres, a diferencia de las mujeres que no solo se les estigmatiza por participar en un triángulo amoroso, sino que también se las etiqueta como fáciles o “malas mujeres”, perpetuando su rol de cuidadoras o figuras de pureza.

Para él existe una presión brutal hacia el hombre. Hay consecuencias en cuanto al rendimiento, al éxito sexual que va vinculado también con el éxito económico”.

El impacto de esta visión patriarcal no solo se observa en las dinámicas sociales, sino también en las interacciones digitales. Según Marcela Mandiola, investigadora en Género, Organizaciones y Academia, las redes sociales amplifican las opiniones individuales y se convierten en un espacio donde la amante es objeto de insultos y ataques masivos.

Hay una denigración constante hacia la mujer externa a la pareja, pero casi nunca se cuestiona al hombre que tomó la decisión de ser infiel. Es un patrón que refleja la desigualdad de género estructural,” explica.

El papel de los medios y la educación

A pesar de los avances en igualdad de género, este fenómeno continúa. Kogan recalca que para cambiar esta dinámica es fundamental trabajar desde las instituciones. “La educación tiene un rol clave en desnaturalizar estos roles de género. Además, los medios de comunicación deben abandonar los estereotipos que han perpetuado esta visión desigual. Por ejemplo, las publicidades antiguas que relegaban a las mujeres al ámbito doméstico tuvieron un impacto enorme en reforzar estas creencias”, explica.  

Por su parte, Mandiola plantea que hay un número creciente de personas que deciden cuestionar y redefinir las formas tradicionales de pareja. Este cambio incluye desde quienes optan por permanecer solteros, no como una imposición o falta de oportunidades, sino como una elección consciente, hasta quienes se inclinan por explorar dinámicas como el poliamor o las relaciones abiertas.

“Están surgiendo otras formas de organización de los vínculos sexo-afectivos que implican preguntarse si todavía ese límite entre el afuera y el adentro de una relación de pareja, acaso no es algo que requiere un entramado social que hoy día tiene varias fisuras”, explica. 

Basta con ver los comentarios en las redes sociales de Francisco Kaminski para entender cómo funciona este doble estándar. “Un hombre también puede rehacer su vida”, se lee en los comentarios de una publicación de Instagram del presentador de televisión en la que aparece junto a Camila Andrade.

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