
¿El fin de las apps de citas? El cambio hacia relaciones más auténticas y menos digitales
Si bien estas plataformas surgieron como una alternativa para encontrar el amor en tiempos modernos, según estudios recientes, muchos de sus usuarios se han frustrado por malas experiencias.
El auge de las aplicaciones de citas cambió radicalmente la forma en que las personas se relacionan, ofreciendo una solución rápida y accesible para conocer nuevas personas. Sin embargo, el panorama actual muestra que la industria enfrenta una crisis, reflejada en la disminución del interés y el estancamiento de plataformas que alguna vez fueron líderes.
El 12 de septiembre de 2012 se lanzó Tinder, la primera aplicación móvil diseñada para conectar con otros usuarios y encontrar pareja. Ya en 2013, alcanzó su auge al posicionarse dentro de las 100 apps más descargadas. Sin embargo, en la actualidad, la plataforma de citas más reconocida del mundo y presente en 190 países, está completamente estancada. Una caída que también experimentan otras aplicaciones como Bumble o Hinge.
Causas del declive de las app de citas
El diagnóstico es claro: la tendencia ha cambiado. Un informe de TBWA Worldwide reveló que el 78% de los usuarios de apps de citas han sentido frustración al utilizarlas. Entre las razones destacan la dificultad para encontrar conexiones profundas, la fatiga emocional que generan y la sobresaturación de opciones, lo que dificulta que se formen relaciones duraderas.
Un reflejo de este agotamiento es el cambio de comportamiento observado en la Generación Z, que comprende a los nacidos entre 1997 y 2012. Este grupo prefiere encuentros cara a cara, donde la posibilidad de establecer una conexión genuina es mayor. Rodrigo Francischini, Director de Operaciones y Negocios de TBWA Frederick, señala que “la nostalgia por lo analógico y la necesidad de ‘desconectar para conectar’ han llevado a muchos jóvenes a replantearse cuán efectivas son estas plataformas para generar relaciones significativas y no solo encuentros superficiales o fugaces”.
Otro factor determinante es el “agotamiento del deslizamiento”. La mecánica de deslizar para elegir pareja, que en su momento fue innovadora, se ha vuelto monótona y poco satisfactoria para muchos usuarios. La gamificación del amor ha llevado a una dinámica de consumo rápido de perfiles, generando frustración al no cumplir con las expectativas creadas en el entorno digital. Además, la sobreabundancia de opciones puede llevar a la parálisis por decisión, donde los usuarios sienten que siempre podrían encontrar a alguien “mejor” y nunca terminan de comprometerse.
Un nuevo paradigma en las relaciones
Más allá de la frustración, hay un cambio cultural en cómo las personas conciben el amor y las relaciones. La pandemia aceleró la digitalización del romance, pero también generó una fatiga digital que ahora está impulsando a muchos a valorar la interacción en persona. El auge de eventos para solteros, clubes de actividades compartidas y citas organizadas en espacios públicos son una clara respuesta a esta necesidad de contacto humano genuino.
Francischini considera que “las aplicaciones de citas deben reinventarse en un contexto donde lo analógico está volviendo. La crisis que enfrentan estas plataformas también se explica porque, al estar tan inmersas en el mundo virtual, las nuevas generaciones buscan experiencias más auténticas para encontrar un equilibrio. El verdadero desafío está en fusionar lo digital con lo real, para posicionarlas como herramientas que complementan la vida diaria“.
Aunque el panorama no es tan prometedor como antes, no todo está perdido. Algunas plataformas han comenzado a adaptarse a este cambio de mentalidad. Por ejemplo, para el último Día de los Solteros (11 de noviembre de 2024), Bumble unió fuerzas con una marca de zapatillas para organizar un evento de running solo para solteros en la India, promoviendo encuentros en un entorno más natural y espontáneo.
¿El futuro de las apps de citas?
El declive de las aplicaciones de citas no significa necesariamente su desaparición, sino una transformación. La clave estará en cómo logren equilibrar la tecnología con la autenticidad, ofreciendo experiencias más alineadas con las necesidades de las nuevas generaciones. Mientras tanto, el amor seguirá encontrando su camino, ya sea en la pantalla de un teléfono o en una conversación espontánea en una cafetería.