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Un duelo silencioso: cuando perder una amiga te lastima más que una ruptura amorosa
El adiós a una amiga puede ser tan doloroso como una separación amorosa, pero el duelo que conlleva sigue siendo un tema tabú. Sin reconocimiento social ni rituales de despedida, quienes lo atraviesan suelen sentirse aislados en su pena.
Cuando se habla de duelo, generalmente se piensa en la pérdida de un ser querido por fallecimiento o en la ruptura de una relación amorosa. Sin embargo, el fin de una amistad puede generar un dolor igual de profundo. La idea de que una pareja es el vínculo más importante que puede tener una persona ha opacado la relevancia de la amistad, dejando a quienes pierden a una amiga en un proceso de duelo solitario y poco validado.
Casos mediáticos hay muchos. Por ejemplo, la ruptura entre las ex chicas reality Fran Maira y Valentina Torres, conocida como “La Guarén”, capturó la atención de la farándula en Chile. Ambas compartieron una amistad de siete años que terminó abruptamente, generando un duelo emocional que, en muchas ocasiones, no recibe la atención que merece.
La psicóloga, Adriana Sarrazin, explica que “el duelo de cualquier ser querido, entre ellos los amigos, genera primero una dificultad para aceptar lo que pasó, lo que lleva a la negación. Luego, cuando la persona se da cuenta de que la pérdida es real, puede entrar en un estado de rabia, un intento de cambiar lo sucedido. Finalmente, se atraviesa la etapa de pena, donde se debe reubicar ese vínculo en nuestro mundo interno”.
Según la psicóloga, si el duelo no se completa y la persona queda estancada en alguna de estas fases, se puede caer en lo que se conoce como duelo patológico, especialmente cuando hay un alto grado de apego emocional o dependencia.
Un duelo que merece validación
A pesar de que perder a una amiga puede doler tanto como perder a una pareja, este duelo no es socialmente reconocido. El psiquiatra Daniel González explica que “la realidad del reconocimiento de perder una pareja es una institución, hay todo un lenguaje, hay mucho apoyo por parte de los cercanos y la familia. Pero con la amistad, como es vivido de distinta forma en las personas, hay una falta de reconocimiento. Al no ser validado por los pares o la familia, este duelo suele minimizarse por lo tanto muchas veces las personas tienden a no expresarlo o pasarlo de una forma muy solitaria. Y esto suele traducirse en enfermedades de salud mental, ya sea trastornos ansiosos o trastornos del ánimo”, explica el especialista.
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La pérdida en la juventud
Las amistades en la juventud suelen ser intensas e importantes en la construcción de identidad. Según los expertos, las personas jóvenes tienden a ser más flexibles y a reubicar la energía emocional en otras relaciones o actividades ya que tienen más alternativas de generar lazos o compartir en actividades, como fiestas, vida universitaria o las redes sociales. “La juventud se caracteriza por una mayor plasticidad emocional. Si bien el dolor es real, hay más opciones para redistribuir esa energía, conocer nuevas personas y generar otros lazos”, explica Sarrazin.
Aún así, el final de una amistad en esta etapa puede ser devastador, sobre todo cuando se da en un contexto de traición o conflicto. La psicóloga, Varinia Signorelli añade que “cada amigo es único y perder a uno genera un vacío con el que hay que aprender a vivir”. Casos como el de Fran Maira y “La Guarén” ilustran cómo estas rupturas pueden volverse dolorosamente públicas y complejas de sobrellevar. La exposición mediática y los comentarios de terceros pueden agravar la situación, haciendo más difícil procesar el duelo de manera privada.