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El antirracismo se tomó las calles de Madrid: migrantes al frente del 8M Español BRAGA Cartel oficial de la Comisión 8M. Crédito: Alexia Galanakis

El antirracismo se tomó las calles de Madrid: migrantes al frente del 8M Español

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Alexia Galanakis
Por : Alexia Galanakis Periodista @alegalanakis
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Bajo la lluvia de Madrid, las voces latinoamericanas retumbaron en el 8M: cumbia, perreo y rabia organizada. En la primera línea, se marcó el ritmo con tambores y consignas decoloniales. La lucha es global, pero en España también tiene acento migrante.


Avanzar en las calles de Madrid durante el 8M era una incansable sorpresa para quien lo vive por primera vez como latinoamericana. La convocatoria no dejaba de lado a hombres, familias completas, amigos y aquellos que podrían llamarse aliados. En Madrid, el separatismo es entre trans incluyente y las abolicionistas de la prostitución. Sí, por cuarto año consecutivo hay dos marchas durante el 8M, y dos grandes y opuestas ideas de feminismo.

Los partidos políticos, sus juventudes, bancadas y espacios abiertamente mixtos son la norma hacia el final de la marcha. Desde la mitad hacia el frente, el morado se complementaba de música, batucadas, danza e interseccionalidad. Las migrantes se tomaron la calle del país que les conquistó. Esta es la visión de las latinoamericanas en la capital española. 

“Salgamos feministas, antiracistas, antifascistas, transfeminitas con el impulso de nuestra rabia colectiva, de nuestra rabia creadora”, así comenzó el manifiesto feminista, palabras de Daniela Lagos, vocera de la Comisión 8M y chilena.  “Contagiamos nuestra rabia organizada —continúa— tras su energía inagotable que sostiene, una energía transformadora que renueva, una fuerza que siembra y que no arrasa”.

La lluvia y el viento no impidió que en la capital se agruparan casi 30 mil personas, según datos de la Delegación de Gobierno. En Madrid se marchó dos veces, como ya es de costumbre. La primera comenzó a las 12 del día desde la estación de trenes Atocha hasta Plaza España con alrededor de 20 mil personas, convocada por la Comisión 8M transinclusiva bajo el lema “Feministas antirracistas ¡A las calles! Se va la vida en ello”.

La segunda, convocada a las 18 horas por las abolicionistas pertenecientes al Movimiento Feminista de Madrid, con el lema “Mujeres en lucha contra el machismo global”, reunió unas 9.500 personas desde Fuente de Cibeles hasta también Plaza España, apoyada por la ministra de Igualdad. 

“Hoy estoy aquí porque mi mamá me prefiere lejos a muerta” cartel de mujer mexicana. Crédito: Alexia Galanakis

Cambie de país, pero no de lucha

“Desde 2017 nos comenzamos a organizar como grupo migrante racializado” cuenta Vivi Dipp, boliviana. “Nosotras nos organizamos porque en un encuentro estatal en Oviedo, se planteó como eje la migración y el antirracismo. Y de repente nos descubrimos en un grupo de trabajo mayoritariamente migrante. Entonces era como ¿Y por qué eso no les interesa a los demás? Vinimos con esa misión: de entrar en el feminismo local”.

Según el último Censo, en la Comunidad de Madrid residen más de un millón de latinoamericanos. Hace 25 años, la población no alcanzaba ni un 8% de esta cifra. El lema de 2025, no solo responde a la esencia que está cambiando en la ciudad, en palabras de Vivi “este año, por el contexto global, habría sido superirónico que no salga como una de las demandas centrales el antirracismo”.

Ha sido un trabajo paso a paso y sin estar exentas de “de tener compañeras que se sentían ofendidas, que salía ahí la fragilidad blanca. Cuestionar los privilegios, siempre ha sido difícil”, narra Vivi, a lo que añade que también muchas se han abierto a la crítica. El primer logro lo vieron en 2023, donde el antirracismo no fue un capítulo, sino una idea interseccional: “fue un tema complejo porque el manifiesto no se redacta a dos manos, pero fue nuestro primer logro”.

Cartelas migrantes en Gran Vía. Crédito: Alexia Galanakis

“Tengo 25 años aquí, y este es mi espacio realmente” dice Susana Albarrán, mexicana, respecto a la comisión migrante antiracista. “¡La feministas bailamos cumbia, bailamos chotis, bailamos lo que se nos eche bajo la lluvia! ¡Perreo, perreo, perreo feminista!”, se escuchaba entre los cánticos el 8 de marzo.

La identidad migrante abrió un espacio dentro del 8M, que al parecer antes estaba invisibilizado. En palabras de Karen Urquía, hondureña, “había compañeras que no marchaban porque no se sentían cómodas dentro de la manifestación. En el bloque descubrieron que podían cantar lo que a ellas les daba la gana, que podían ser ellas y pasarlo bien, porque lo pasábamos bien”. Añade que “muchas veces quieren venirse en nuestro bloque porque saben que somos la alegría de la manifestación”.

Hoy el bloque es doblemente no mixto, explica Daniela, “es separatista con las mujeres españolas y con hombres, primero porque queremos visibilizar políticamente nuestra comisión y, por otro lado, porque tengo muchas compañeras que están en situación irregular, y también es una forma de protegerlas a las que no están y que van a marchar”. Daniela sabe que cualquiera pondría su cuerpo en frente para proteger a una compañera en situación irregular, quien no es migrante, no lo sabe.

“No es que seamos separatistas, sino que es necesario, porque dentro de la problemática estructural afecta en muchos puntos a la mujer migrante, por ser migrante, gente que tiene pasar por procesos burocráticos muy difíciles y violentos”, aclara la uruguaya Florencia López. Ya que, además, explica, es usual que las mujeres migrantes estén en trabajados de cuidados, metidas en casa, racializadas en el campo o explotadas. 

“Nosotras pasamos por cosas que quizás es un grupo feminismo normal, vamos a llamarle blanco, que no me gusta, pero para gestionar un poco la diferencia, no pasan por mismo. Obviamente, pasan por otro tipo de violencia”, categoriza Florencia.

¿Por qué la bandera antirracista? “Hago un símil con lo que está pasando en Argentina, que se están nombrando antifascistas. A nosotras, en cambio, nos llega más como racismo estructural porque al final estamos en este norte global que a nosotras nos atraviesa en racismo y  colonialidad”, explica Vivi.

“Papeles para todas o todas sin papeles”. Nayeli, mujer peruana, junto a permiso de residencia pasado el Banco de España. Crédito: Alexia Galanakis

Mientras por las tardes se escuchaba “Ni cis, ni trans, mujer nada más” o “‘mi vientre y mi vagina, ni se compra ni se alquila”. Las mujeres migrantes transincluyentes son interseccionales. 

Susana, explica que la separación se veía venir. “Tenía compañeras trabajadoras sexuales que me decían, ‘Bueno, pues al final no quieren que vayamos a las asambleas del 8’, y pues no, ¿cómo no? Claro que sí”, a lo que incluye que respecto a sus compañeras trans fueron atacadas durante algunas manifestaciones “entonces, no se podía pensar que podía ser una manifestación feminista y estas personas no pudieran estar, ni participar en las asambleas generales y que sus reivindicaciones no estuvieran de nuevo en el feminismo” haciendo inciso en la invisibilización y abandono que ha tenido la comunidad durante décadas.

Para estas migrantes latinoamericanas el abolicionismo es la negación de la existencia. “Nosotras en el horizonte político sí que pensamos que la prostitución no tendría que existir, ¿no? En un horizonte”, explica Vivi, “Pero en la realidad —agrega— son parte del colectivo migrante, principalmente, porque es lo que hace el sistema capitalista y patriarcal que nos asigna esos lugares. Es una vulnerabilidad supercomplicada, pues son espacios que ocupan nuestras compañeras”. 

¿Caben los hombres en la huelga feminista?

Claro está, no se puede comparar la lucha que ocurre en Europa con la de Latinoamérica, allí se sigue exigiendo aborto universal, el divorcio se incorporó recién en 2004 para el caso de Chile, y España ya hay baja laboral mensual por la menstruación. Quizás es posible que la disparidad del avance se refleje en hombres feministas, cuando caminas segura habitualmente, no necesitas sacar al género agresor por estadística de la calle.

“Cuando llegué a vivir a España y fui a mi primera manifestación de 8M, me llamó mucho la atención que hubiese hombres. Que no solamente estuvieran, sino que estuvieran dentro de la mani con carteles feministas”, relata Daniela. Un shock compartido, “Al principio me sorprendía. Hay que tener en cuenta que en España el feminismo, sobre todo en la agenda institucional de partidos, de sindicatos, de cualquier colectivo, es muy fuerte, entonces si no lo ponen se cancela de alguna forma. Necesitan ponerse la etiqueta para quedar bien, aunque no lo sea luego”, analiza Karen.

Aun así, el estudio anual del Día Internacional de la de la Mujer desarrollado por Ipsos devela que un 52% de la población encuestada afirma que en España se ha llegado demasiado lejos en promover la igualdad de género, tanto que se está discriminando a los hombres. Porcentaje que aumento en dos puntos en comparación al año anterior.

“Me gusta ver hombres marcando, me regocija el corazón”, la colombiana Cris Zuleta es muy clara. Su felicidad del 8M vino al darse “cuenta de que la equidad, más que la igualdad, está haciendo eco hasta el punto de que el hombre se quisiera comprometer y poner su cuerpo en acción para acompañar las voluntades, los derechos y los deberes que las mujeres estamos aspirando”.

“No sos mujer, no tenes ni idea por todo lo que sufrimos”, piensa Florencia, como muchas, quien rechaza la adhesión participativa de sus compañeros en la jornada. “La integración es verdad que es necesaria, pero que tiene que calar más por un hecho de que la lucha del feminismo iguala a toda la sociedad, a todos los conceptos de la sociedad. Entendiendo que en la base hay una lucha histórica”. 

Cris, quien tuvo un compañero dentro de la performance, acompañándolas con la percusión cierra con que “los conceptos en este momento histórico necesitan expansión para que las mentalidades que están volviendo a tomar los poderes, como por ejemplo Trump, no operen como están operando” es decir, “si seguimos entregándole nuestro poder personal, nuestro poder político, nuestro poder ciudadano y nuestro poder humano a conceptos cada vez más rígidos, vamos a tener más conflictos que nunca paran”.

“Que tiemble el Estado, los cielos, las calles. Que teman los jueces y los judiciales. Hoy a las mujeres nos quitan la calma; Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”, fue lo último que se escuchó al son de Vivir Quintana junto a la red mexicana “Mariposas monarcas migrantes” en el acto oficia de las calles de Madrid el 8 de marzo de 2025.  

“Fuego al orden colonial” vestimenta de la cantautora colombiana La Sol. Crédito: Alexia Galanakis

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