El examen frecuente sigue siendo el primer paso para acabar con el VIH/SIDA como amenaza para la salud pública y son el punto de conexión para que quienes tienen un resultado positivo reciban atención médica que les permita vivir con una buena calidad de vida.
Actualmente 38.4 millones de personas en todo el mundo que tienen el virus, pero el 15 % de ellos no saben que lo tienen.
La pandemia de COVID-19 generó una disminución del 22% en las pruebas de VIH a nivel mundial, desviando recursos cruciales hacia la lucha contra el nuevo virus. En Chile, a finales de 2021, se registraron alrededor de 84 mil personas con VIH, con un preocupante aumento del 7% en nuevos diagnósticos durante 2022.
Esta falta de conocimiento sobre el estado serológico de las personas crea un ciclo de infecciones, ya que quienes no han sido diagnosticadas pueden propagar el virus. Por otro lado, un diagnóstico temprano permite acceder a la terapia antirretroviral, suprimiendo la replicación del VIH y reduciendo la transmisión.
Con el objetivo de cerrar la brecha en los diagnósticos, la autoprueba de VIH se presenta como una solución eficaz. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha respaldado esta estrategia desde 2016, recomendándola como un medio para llegar a poblaciones que de otra manera no se someterían a pruebas.
En América Latina, países como Argentina, Brasil, Colombia y Perú ya ofrecían autopruebas a través de servicios de salud pública, ONG y farmacias. Chile se unió a esta lista en diciembre de 2022 al aprobarse un decreto que las incorpora al régimen de control sanitario.
La compañía farmacéutica, Abbott, lanzó en Chile el Panbio HIV Self-Test, una autoprueba rápida que permite la detección de anticuerpos contra VIH-1 y VIH-2 a partir de una muestra de sangre obtenida por punción digital, disponible en las principales farmacias del país.
“Dar a las personas la capacidad de evaluarse a sí mismos de manera confiable, en la privacidad de sus hogares y obtener resultados en 15 a 20 minutos les ayuda a conocer su estado serológico sin enfrentar discriminación o estigma y buscar un tratamiento temprano en caso de requerirlo. También ayuda a prevenir la transmisión del virus”, comentó el director médico para diagnósticos rápidos en Abbott, Dr. Oscar Guerra.
En el marco de los objetivos 95-95-95 establecidos por ONUSIDA, las autopruebas desempeñan un papel crucial para alcanzar el primer objetivo: que el 95% de las personas con VIH conozcan su estado serológico para el año 2030. Aumentar la accesibilidad mediante estas pruebas ofrece la oportunidad de contener la propagación del virus y prevenir millones de infecciones en todo el mundo.