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Acné en mujeres adultas: un problema común que va más allá de lo estético BRAGA

Acné en mujeres adultas: un problema común que va más allá de lo estético

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Cada vez más mujeres entre los 25 y 40 enfrentan brotes de acné en el mentón, mandíbula o mejillas. Lejos de ser solo un tema estético, puede tener causas hormonales, alimenticias o emocionales. Un tratamiento adecuado y personalizado es clave para controlarlo.


El acné es una de las afecciones cutáneas más comunes, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos, aunque puede presentarse en cualquier etapa de la vida.

Sin embargo, cada vez son más las mujeres entre los 25 y 40 años que lidian con brotes en el mentón, la mandíbula o las mejillas, lo que muchas veces afecta la autoestima y la seguridad al mirarse al espejo.

Y no se trata solo de una cuestión estética, detrás de estos granitos pueden haber cambios hormonales, estrés, una alimentación desordenada o incluso resistencia a la insulina. Si no se trata a tiempo y de forma adecuada, puede transformarse en algo crónico y frustrante. Aunque muchas personas asumen que el acné es algo pasajero, cuando se manifiesta en la adultez puede volverse crónico si no se trata de forma adecuada.

Acné en la adultez: cuando los granitos no se van con la adolescencia

En mujeres adultas, el acné suele tener causas más complejas que en la adolescencia. La genética puede jugar un rol importante, pero también lo hacen problemas hormonales ginecológicos, alteraciones tiroideas, resistencia a la insulina y el consumo frecuente de alimentos ricos en azúcares o carbohidratos refinados. El sobrepeso, el sedentarismo y el estrés también están en la lista de factores que influyen. Incluso algunos suplementos alimenticios, como los que contienen vitamina B12 o proteínas en polvo como el whey protein, pueden ser detonantes.

Katherine Barría, dermatóloga estética y  directora médica de la Clínica Dermatológica KB, explica que el brote de acné es “una condición multifactorial, y por eso es importante no abordarla solo desde la estética, sino también desde la salud. Factores como el estrés, la alimentación y los hábitos diarios tienen un peso importante en la aparición de brotes”.

La aparición de brotes en la vida adulta no siempre tiene relación con haber tenido acné en la adolescencia. Muchas mujeres debutan con esta condición por primera vez pasados los 30 años, lo que puede generar confusión y frustración. En estos casos, los desencadenantes suelen estar directamente ligados al estilo de vida y a desequilibrios hormonales que, aunque no siempre visibles, afectan la piel. 

El acné tardío puede presentarse en quienes lo arrastran desde la adolescencia, pero también en mujeres que nunca tuvieron granos antes. Es más común de lo que se cree y muchas veces se vuelve crónico si no se trata adecuadamente”, agrega Barría.

Asimismo, la experta explica que “el acné es una enfermedad inflamatoria de la piel. Desde ese punto de vista, es clave tratar la inflamación y también prevenir las marcas y manchas. Según el caso, se puede recurrir a limpiezas profundas, láser o incluso tratamientos que también consideren el envejecimiento cutáneo”. En algunos casos, los anticonceptivos orales pueden ser una herramienta útil dentro del tratamiento. Aquellos que contienen progestágenos con acción antiandrogénica han demostrado eficacia en la reducción del acné hormonal.

“Es importante destacar que no todos los anticonceptivos sirven. Solo los orales con acción antiandrogénica tienen efecto sobre el acné, y deben ser indicados por un profesional. Las inyecciones, implantes o dispositivos intrauterinos no tienen ese beneficio”, advierte la especialista.

A diferencia del acné común, el acné hormonal suele ser más persistente y difícil de tratar. Se manifiesta con un exceso de sebo, aparición de vello no deseado y, a menudo, se asocia a ciclos menstruales irregulares o dolorosos. Si no se aborda a tiempo, puede dejar manchas y cicatrices. Hoy, los tratamientos más eficaces combinan una evaluación dermatológica profunda con un enfoque personalizado, que puede incluir desde fármacos orales y cremas especializadas hasta limpiezas faciales, peelings, fototerapia, láser antiinflamatorio o procedimientos para mejorar la textura de la piel.

 “El acné no es algo que haya que aguantar ni esconder. Hoy existen múltiples alternativas para tratarlo, pero lo fundamental es no automedicarse y acudir a un dermatólogo que evalúe el caso completo”, concluye la experta.

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