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La culpa de las madres trabajadoras BRAGA

La culpa de las madres trabajadoras

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Verónica Campino García-Huidobro
Por : Verónica Campino García-Huidobro Cofundadora Fundación YoQuieroEstar
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Las madres en Chile enfrentan culpa en el trabajo y hogar por falta de apoyo, pese a la ley de conciliación. Aunque la ley busca ayudar, muchas empresas ignoran las peticiones, rechazando solicitudes legítimas sin evaluarlas.


Las madres en Chile sienten culpa todos los días. Culpa en los lugares de trabajo por tener que pedir permiso para ir a buscar a sus hijo/as al colegio, cuidarlo/as si se enferman y/o fallan las redes de apoyo. Culpa de escuchar de sus pares y jefaturas frases como: “¿por qué no te planificaste mejor?” (como si se pudiese anticipar las enfermedades), “¿cómo lo hacen el resto de las mujeres?”, “¿por qué no contratas a alguien que te los cuide?”. Culpa en el hogar porque no tienes tiempo para dedicarle a tu familia y porque tus hijo/as te dicen “¿mamá porque trabajas tanto y no puedo verte?”. Paradójicamente, las madres trabajan para que a su familia no le falte nada y, al final del día, solo le haga falta ella.

El mercado laboral está estructurado para personas sin responsabilidades familiares. Así, a las madres en Chile se les pide trabajar como si no tengan hijo/as y criarlos como si no tuviesen trabajo remuneradamente. Esto es simplemente imposible y al final del día sienten que están haciendo todo mal. Culpa.

La ley de conciliación -impulsada de forma transversal por el Ejecutivo, parlamentarios y la sociedad civil- es un avance en esta materia. La pandemia aceleró un cambio en la forma de trabajar, sin embargo, en muchos casos no ha logrado permear la cultura de la presencialidad. El espíritu de la ley apunta a que -en el caso de trabajadores cuidadores- no quede a la discrecionalidad de la jefatura si se otorga o no el teletrabajo, sino centrarse en sí la naturaleza de sus funciones lo permite. Así, la ley establece la obligación del empleador de ofrecer teletrabajo, total o parcial, a trabajadores cuidadores si sus funciones lo permiten. La persona trabajadora debe realizar una propuesta a su empleador, quien tiene 15 días para responder, pudiendo otorgar una alternativa o rechazar la propuesta, en cuyo caso debe acreditar que las funciones de la persona no son compatibles con el teletrabajo o trabajo a distancia.

A un mes de su entrada en vigencia, observamos con preocupación que algunas empresas están negando todas las solicitudes de teletrabajo realizadas, aludiendo -en la mayoría de los casos- que la empresa ya cuenta con una jornada híbrida para todos los trabajadores. La ley es clara, debe evaluarse cada solicitud en su propio mérito, considerando las necesidades familiares individuales y las funciones de cada trabajador(a). En el caso que la alternativa planteada por la empresa no sea una alternativa viable para conciliar la vida laboral y familiar de la persona trabajadora, se produce entonces una divergencia que debe ser resuelta. Lo ideal es que sea resuelta a través de una contrapuesta y/o de forma interna. En caso que ninguna de las partes pueda llegar a acuerdos, se puede activar una mediación en la Inspección del Trabajo.

El espíritu de la ley de conciliación es noble: velar para que madres y cuidadores no deban optar entre el trabajo remunerado y el cuidado de la familia, una elección imposible. Son muchos los testimonios que nos llegan contando que deben dejar a sus hijo(a)s solos en el hogar por falta de redes de apoyo. Que solo los ven los fines de semana, pues están durmiendo cuando llegan del trabajo. De nuevo, la culpa de no poder estar presente.

Si queremos avanzar en mayor equidad de género y protección a la infancia y adolescencia, resulta fundamental empatizar con madres trabajadoras y sus familias, implementando correctamente los mecanismos y principios que establece la ley de conciliación. En especial los principios de parentalidad positiva y corresponsabilidad social.

Un hijo/a llega a un país y no solo a una familia. Criar a las nuevas generaciones y cuidar de quienes nos criaron debe ser una labor valorada por la sociedad y no ser castigada. Debiera ser motivo de orgullo y no de culpa, como sucede hoy en día

No porque sea un trabajo no remunerado significa que no tiene valor.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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