En este día, queremos visibilizar que el déficit de atención es una condición, que en muchos casos niños, niñas, adolescentes, adultos y adultas pueden requerir apoyos y ajustes muy diversos.
Hoy en día es de vital importancia considerar perspectivas de género a la hora de hablar de condiciones del neurodesarrollo. Un ejemplo muy claro de esto, se enmarca dentro de las investigaciones actuales, donde se han revelado importantes esfuerzos desde la comunidad clínica y científica para comprender el enmascaramiento en el autismo, es decir, estas habilidades que les permiten principalmente a las mujeres, ajustarse a sus entornos sociales. Sean mecanismos conscientes o no, estas habilidades han sido adquiridas para poder ajustarse a un mundo que no está hecho para ellas, y se han manifestado ante exigencias sociales que en muchos casos solo vivenciamos como mujeres.
Sin embargo, este mismo efecto es el que produce que muchas mujeres con atención divergente, no sean identificadas en la infancia o que lo hagan tardíamente en la adolescencia o adultez. Como bien indican los resultados de diversas investigaciones, las dificultades principales en el déficit de atención se asocian con la autorregulación y las funciones ejecutivas, pero en una sociedad donde se insta a las mujeres a ser organizadas y se les premia por ello, estas habilidades de por si se ven estimuladas, generando el enmascaramiento y el aprendizaje de vivir con sobreexigencias que permitan rendir de acuerdo a las propias expectativas o las de los demás.
Considerando esto, la vivencia de muchas adolescentes y mujeres con déficit de atención, puede incluir sentimientos de no sentirse suficientes, tener que esforzarse el doble en sus trabajos, estudios, vida social o relaciones de pareja, baja autoestima, importantes síntomas ansiosos al tener que chequear o confirmar las cosas que realizan, y tener que generar estrategias compensatorias para no olvidar asuntos cotidianos. Estos aspectos se hacen tan frecuentes en sus vidas, que en muchos casos pueden presentar síntomas depresivos y de índole psiquiátrico, requiriendo de apoyos importantes desde profesionales de la salud mental. Y esto es lo que tiende a pasar con aquellas que son identificadas tardíamente, y en nuestro servicio nos ha tocado ver ese sufrimiento.
En este día, queremos visibilizar que el déficit de atención es una condición, que en muchos casos niños, niñas, adolescentes, adultos y adultas pueden requerir apoyos y ajustes muy diversos, que la variabilidad y expresión de sus características de una persona a otra e incluso a lo largo del desarrollo puede ser muy distinta, y por sobre todo, que estas pueden ser radicalmente distintas en mujeres, por lo que seguir formándonos como profesionales es vital para apoyar el proceso de identificación y con ello ayudar a mejorar la calidad de vida de muchas de nuestras pacientes.