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¿Qué pasó con la paridad? Yo opino

¿Qué pasó con la paridad?

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Damaris Abarca
Por : Damaris Abarca Campeona chilena de Ajedrez y entrenadora en la página web Chess24.com
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es clave que un país incorpore la paridad de una vez y por todas en espacios de poder, diversificarlo y que más del 50% de Chile también esté representado con nuestra propia voz es un imperativo que no nos vamos a cansar de exigir, ni ahora, ni mañana.


Aplaudo ver opciones de candidaturas nuevas, frescas. Y ojo que no me refiero solamente a una juventud marcada por la edad, evidentemente que no. Me refiero a nuevos rostros, alejados de padrinos políticos, de castas políticas, de familias y amigos políticos.

¿Saben qué pasa cuando son familias y castas las que nos gobiernan? Se olvidan que nos gobiernan y que deben hacerlo con nosotros y, sobre todo, con nosotras. Muestra de aquello es que, de las 701 candidaturas para alcaldías, 76% son hombres y sólo 24% son mujeres. En el caso de las candidaturas a la gobernación, la realidad es peor. El único conglomerado que postuló a más mujeres fue el del oficialismo. El resto, por supuesto partidos tradicionales, de izquierda y derecha, tienen cifras escandalosas. En el centro democrático, sólo un 30% de candidaturas son mujeres. ¿Quién lo diría? Ni tan alejados de la UDI, que van con un 24%, o del mismísimo Partido Republicano, con un 23%.

En la región que me vio nacer he visto una y otra vez los mismos grupos de hombres que se juntan en algún restorán medio fifí de Rancagua a repartirse cargos de jefaturas o direcciones públicas. Algunos hasta tienen la desfachatez de negarse, porque en su vista tienen un cargo mejor en el futuro próximo. Saben que tendrán la oportunidad de ir a disputarlo o que simplemente lo ocuparán. Los mismos de siempre, los mismos rostros e ideas que nos han llevado a la crisis social en la que vivimos. Una crisis política, económica y, también, cultural. Grupos de hombres de distintos partidos políticos que se conocen y se dan espaldarazos entre sí, pero que, apenas pueden, también se traicionan, se apuntan y de vez en cuando se insultan por redes sociales.

Recuerdo hace tiempo cuando participé de un debate, en el que estuvimos presentes cuatro personas: un candidato de derecha, uno de la izquierda tradicional, una mujer de derecha y yo. Lo pasé pésimo durante el debate. Buscaban caricaturizar todo en la discusión, hablando de cosas insustanciales y triviales. A los segundos de terminar, me llama el candidato de derecha y me pregunta si quiero ir a otros debates juntos, diciéndome que tenían ese acuerdo con el candidato de izquierda. Yo no podía creerlo: pactaban entre sí para darse visibilidad. Luego lo vi muchas veces, una y otra vez. Los mismos, de distintos sectores, hablando, reuniéndose, acordando. Pero ojo, no por el bienestar del país y de su gente, menos por el de las mujeres. Por el suyo propio.

Porque incluso el feminismo se acomoda en los partidos. Existe en la medida en que no incomode al poder interno, en que no entorpezca a esos amigos militantes que no aprueban el avance de nuestros derechos.

Como cuando le preguntaron en una sala cerrada a un candidato de izquierda qué opinaba del aborto y él, sin titubear, dijo que estaba en contra, y luego se convirtió en el representante electo de la región de O’Higgins. Una persona absolutamente conservadora, pero claro, “compañero” al final.

Se acercan elecciones y yo me pregunto; ¿Dónde quedó la paridad? ¿hasta cuándo los mismos rostros inconsecuentes, masculinos y corruptos? Esos que con descaro no dudan en proteger a abusadores o maltratadores en sus filas. Miran a un lado cuando la violencia hacia la mujer viene de sus propios compañeros de partido. La relativizan, porque es más cómodo tenerlos de aliados, e insisten en postular hombres que ejercen o han ejercido violencia. 192 candidatos fueron rechazados por el SERVEL por no pago de pensión de alimentos, la más común manifestación de violencia económica hacia las mujeres madres. Aquí también lideran Republicanos y Renovación Nacional, cada uno con 27 candidaturas rechazadas, seguidos por el Partido Radical, con 22.

Los últimos años se ha podido avanzar en ciertas temáticas, como combatir integralmente la violencia hacia la mujer, consagrar el aborto tres causales, etc. Precisamente porque, aunque pocas, hay mujeres defendiendo nuestros derechos en distintos espacios de deliberación y toma de decisiones, empujadas por la organización de las mujeres en las calles, en movimientos y en articulaciones. Sin embargo, es clave que un país incorpore la paridad de una vez y por todas en espacios de poder, diversificarlo y que más del 50% de Chile también esté representado con nuestra propia voz es un imperativo que no nos vamos a cansar de exigir, ni ahora, ni mañana. 0

Las democracias fuertes avanzan en paridad, no retroceden.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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