Publicidad
Relaciones positivas: La urgencia de avanzar hacia una salud sexual integral Yo opino Créditos Imagen: Agencia Uno

Relaciones positivas: La urgencia de avanzar hacia una salud sexual integral

Publicidad

En este Día Mundial de la Salud Sexual, es imperativo que las autoridades desarrollen políticas más inclusivas que aborden de manera integral las múltiples dimensiones de la salud sexual y reproductiva.


Cada 4 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Salud Sexual, una iniciativa de la Asociación Mundial de la Salud Sexual (WAS) que busca reflexionar sobre la salud, los derechos, la justicia reproductiva y el disfrute del placer de manera universal. Este año, bajo la consigna “Relaciones Positivas”, se pone de manifiesto la riqueza de las relaciones humanas y se abre la oportunidad de analizar cómo nuestro país incorpora esta diversidad en sus políticas públicas de sexualidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la salud sexual y reproductiva debe abordarse desde un enfoque integral. Su marco incluye cuidados durante el embarazo y el parto, educación sexual integral, métodos anticonceptivos, prevención de violencia de género, tratamientos de fertilidad, manejo del VIH e ITS, servicios de aborto seguro y apoyo en casos de disfunciones sexuales. Este enfoque no solo defiende el acceso universal a servicios de salud de calidad, sino también la promoción de relaciones libres de violencia y discriminación, tanto en la vida personal como en los entornos de atención médica.

En Chile, sin embargo, las políticas públicas sobre sexualidad y reproducción siguen siendo restringidas. Predominan las estrategias centradas en la salud reproductiva de mujeres cisgénero heterosexuales en edad fértil, mientras que las necesidades de otros grupos no han sido relevadas en las políticas públicas. Es necesario promover estrategias que reconozcan y aborden las diversas necesidades de todos los grupos, sin importar su género, orientación sexual o etapa de vida. Fomentar una atención integral en salud sexual implica no solo incluir diagnósticos y tratamientos para problemas sexuales, sino también garantizar espacios de atención médica que sean inclusivos, libres de prejuicios y de cualquier forma de discriminación o violencia.

Aunque existe una “Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva” desde los últimos años del segundo mandato de Michelle Bachelet, esta aún no cuenta con un plan de implementación actualizado. De hecho, el “Programa de Salud de la Mujer”, desarrollado en 1997 tras la IV Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994, sigue siendo la referencia operativa. Esto revela una falta de voluntad política para adaptar las normativas a las demandas actuales, quedando como declaraciones de intenciones sin impacto real en la vida de las personas.

Las preocupaciones sobre la salud sexual y reproductiva son tan variadas como las relaciones humanas mismas. La Encuesta Nacional de Sexualidad (ENSSEX) 2022-2023 evidencia deficiencias críticas en este ámbito. La población más joven (18 a 29 años) y la de mayor edad (60 años o más) son las que menos han acudido a controles de salud sexual. Entre las mujeres mayores de 50 años, solo la mitad se ha realizado una mamografía en los últimos dos años. Además, el 47,7% de los embarazos reportados fueron no planificados, reflejando una falta de acceso y educación en métodos anticonceptivos. En cuanto a la salud mental, un alarmante 24,6% de las mujeres sospecha haber experimentado depresión postparto, pero solo un 9,3% recibió un diagnóstico y menos del 60% tuvo acceso a tratamiento adecuado.

Las diferencias de género también son notorias en el bienestar sexual: los hombres valoran su satisfacción con un 5,35 sobre 7, mientras que las mujeres lo hacen con un 4,83. La prevención del abuso sexual también es un desafío urgente: el 11,6% de la población adulta ha sido víctima de abuso al menos una vez en la vida, con una prevalencia mucho mayor en mujeres (15,9%) que en hombres (7,0%). La mediana de edad en la que ocurren estos abusos es de solo 12 años.

Estos datos exponen una brecha considerable que nace de políticas públicas que no han sabido responder a la diversidad y complejidad de las experiencias humanas en torno a la sexualidad y la reproducción. En este Día Mundial de la Salud Sexual, es imperativo que las autoridades desarrollen políticas más inclusivas que aborden de manera integral las múltiples dimensiones de la salud sexual y reproductiva. Es fundamental crear espacios de diálogo donde todas las voces sean escuchadas para avanzar hacia un modelo de salud sexual que respete la dignidad, los derechos y el bienestar de todas las personas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias